Hace un par de días, salió una noticia de unos padres que se quejaban amargamente de que el centro privado-concertado en el que estudiaban sus hijos, por motivos de no ser rentable, cerraba sus puertas. Y estaban muy enfadados con la administración educativa porque obligaba a que fueran escolarizados en un centro público (si querían llevar a sus hijos al mismo barrio) o que les escolarizaran en una concertada de otros barrios. Y este caso me sirve para abrir una cuestión que, hasta ese momento, no me había planteado. Una cuestión que tiene más de “sano” que la privatización que se está realizando en el sistema educativo de nuestro país. Una cuestión que pasa por liberalizar la Educación. Por permitir que cualquiera pueda abrir sus centros educativos. Por permitir que cualquier agrupación, empresa o, si se tercia, comunidad de vecinos pueda montar un centro educativo, seguir el currículum que le diera la gana (como si no quieren seguir ninguno) y expedir sus propios títulos (sin otorgar, por cierto, ninguna validez legal a los mismos).

¿Qué pasaría si liberalizamos la Educación? ¿Qué pasaría si en lugar de privatizarla -inyectando dinero público para pagar a empresas privadas-, dejamos que se gestione un mercado paralelo donde, en ningún momento, intervenga capital público? ¿Qué pasaría si permitimos a los padres escoger libremente esos centros educativos liberalizados que se gestionaran de forma autónoma? ¿Qué pasaría si de una vez abrimos el mercado de la Educación y nos dejamos de subvencionar lo que no toca?

Quien quiera un servicio público de calidad… centros educativos públicos, gestionados y controlados por la administración educativa pertinente. Que alguien quiere aprender de otra manera, mediante planes de estudio que nada tienen que ver con leyes educativas, pues que acuda a esos centros privados. Centros cuyos títulos para reconocerse obligarían a los alumnos de los mismos a hacer una prueba para conseguirlos. ¿Qué problema habría con lo anterior?

A lo mejor hay empresas que quieren formar a su manera a sus futuros empleados. Empresas que quieren trabajadores cualificados para trabajar en ellas. Empresas que quieren potenciar “su” definición de talento. ¿Qué hay de malo en ello? ¿Tan malo es que se pueda elegir? ¿Qué diferencia habría con lo que sucede hoy en día en los centros educativos “de élite”? ¿Alguien cree realmente que no van a habilitar un sistema de becas para captar a los buenos estudiantes? ¿Alguien cree que una organización empresarial va a montar un centro educativo por amor al arte manteniendo sólo a las castas más pudientes?

Liberalizando la Educación nos cargamos de un plumazo a la concertada. Todos los recursos invertidos en una Escuela pública de calidad (incluyendo más plazas de docentes que, podrían incorporar la experiencia de esos docentes de la concertada mediante contratos laborales -nunca he sido partidario de perjudicar al trabajador-). Centros educativos que, al ser de gestión pública sin competencia subvencionada, podrían mejorar. Pensemos también que serían los únicos centros capaces de expedir titulaciones públicas… no olvidemos lo anterior.

Ahorro económico interesante y establecimiento de centros educativos variopintos de gestión privada. Centros con su propio modelo de aprendizaje (no voy a discutir si sería bueno o no pero, al final, la decisión será la de los padres -algo que no varía sustancialmente de lo que está pasando-) y gestión de sus recursos privados. Deberán vender buenos resultados porque sus títulos para ser “reconocidos” deberían pasar por una prueba de validación (examen objetivo realizado en centros públicos de referencia). O, tal vez, dichos títulos en la empresa privada sean reconocidos como válidos para determinados trabajos. Incluso, si hacen bien su trabajo, sean considerados mejores que los de los alumnos que salen del sistema público. Especulaciones.

Privatizar no es lo mismo que liberalizar. Liberalizar un servicio, cuando los padres de los alumnos que llevaran los alumnos a esos centros privados (se debería dar facilidades para su apertura) siguen pagando impuestos, es un chollo para el sector público. Más dinero ingresado, menos costes que asumir.

El problema es que los grupos de presión no van a dejar liberalizar la Educación. No interesa. Hay mucha organización subvencionada con dinero público que imparte docencia. Organizaciones que, no lo olvidemos, tienen mucho poder en nuestro país. Además, privatizar siempre es rentable para la empresa que adquiere el servicio. Ofrecerlo de cero implica unos costes que, a mi entender, pocos se atreverían a asumir. Pero los que lo asumieran entrarían en un mercado muy interesante. Mercado que, a diferencia de ahora, ningún ciudadano tendría que subvencionar y permitiría que algunos pudieran escoger compañeros de pupitre. Otro tema es que tener compañeros de pupitre homogéneos sea positivo para el aprendizaje de sus hijos pero, allá cada cual dentro de esa libertad de elección y patria potestad que tanto propugnan algunos. Eso sí, con unos mínimos acerca de qué no debería permitirse. Y creo que todo el mundo intuye esos límites.

Por tanto, ¿por qué no liberalizar, que no privatizar, la Educación?


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