Siempre me ha gustado proponer, aunque nadie me haga caso, cosas para mejorar mi profesión. He intentado colaborar cuando me han dejado, y siempre que han pedido opinión de los docentes mediante alguno de esos formularios para la redacción de las últimas leyes, lo he hecho. Sí, que nadie pueda decir que no propongo cosas. Lo hago. Y critico lo que no me gusta que se está haciendo en educación. Solo faltaría que no pudiera hacerlo.
Una de las cuestiones que son muy mejorables en educación es el procedimiento de acceso y formación inicial del profesorado de Secundaria. Lo del máster para el acceso a la docencia solo es un impuesto revolucionario para poder trabajar y hay muchas Universidades, tanto públicas como privadas, que están ganando un pastizal con ese máster. Bueno, lo de los másters que nos ha traído Bolonia son simplemente un sacadineros. Es que solo hace falta quererlo ver. Y además, en el caso del máster para profesorado de Secundaria, se agrava la situación por ser diseñado por personas que jamás han pisado un aula de Secundaria e impartido, en la mayoría de asignaturas que lo conforman, por personas que el aula de ESO, Bachillerato, FP, etc. solo la han visto en fotos. O ni eso.
Por tanto, permitidme en este post que os haga una propuesta, siempre personal y muy cuestionable, para cambiar el modelo de acceso a profesorado de Secundaria. También, aprovechando, cargarnos de una vez el máster (que no sirve de nada según la mayoría de las opiniones que he escuchado) y establecer una formación inicial en condiciones previa a la entrada en las aulas.
Voy a empezar reformulando el procedimiento de acceso a la profesión. Un procedimiento de acceso que ya englobará también el tema de la formación inicial. Seguidme la argumentación y lo entenderéis. Si no, no dudéis en preguntarme en los comentarios para que os lo amplíe o en las redes sociales.
Para acceder a ser profesor de Secundaria lo primero que deberíamos establecer es un límite, a diferencia de ahora, de qué titulaciones permiten optar a qué. Eliminaría totalmente la posibilidad de que cualquiera pueda presentarse de todo y restringiría a haber cursado determinadas carreras el poder acceder a ciertas especialidades. Y sí, también distinguiría el acceso a ser profesor de ESO, de Bachillerato, de FP, de adultos o de EOI. Si me salto algún lugar donde existan profesores de Secundaria me lo decís. Ello no implica barra libre para ser profesor de ESO. Implica que el examen de acceso sería diferente.
Pero no nos vayamos por las ramas. Examen de acceso a la docencia tipo test. Sin ser necesario ningún tipo de formación pedagógica previa (eliminaría el máster). Quinientas preguntas tipo test, de las cuales cuatrocientas serían de la especialidad por la cual se participa y cien de cultura general. Lo siento, no puedo resistirme a poner preguntas de cultura general porque yo sí que creo que el docente debe saber de lo suyo y tener nociones básicas de muchas cosas. Y sí, repito como he hecho antes, el nivel de las preguntas será diferente en función de la etapa en la que se pretenda dar clase. La diferencia que he hecho entre ESO y Bachillerato también es clave. No puede haber los mismos contenidos. Algo que implica también, con esta medida, reformular los salarios de los docentes que impartan, por ejemplo, ESO y Bachillerato, estableciendo un plus para aquellos que impartan etapas superiores. Establecer un plus no implica que debamos rebajar el sueldo actual a nadie. A ver si nos enteramos. ¿Y qué hacemos con los que ya están dando clase? Pues yo no lo tocaría. Son profesionales con amplia experiencia en las aulas y, al igual que tampoco se replanteó cuando fue obligatorio el máster de obligar a tenerlo a los que ya estaban dando clase, no creo que toque hacer nada. Pero bueno, es mi opinión.
Ya tenemos el acceso. Un examen que puede hacerse cada año y que es a nivel estatal (aunque pueda realizarse en las diferentes Comunidades), cuya nota se guarda y que permite, en función de las plazas de cada especialidad y etapa que se oferten cada año, entrar en unos centros de formación específicos públicos donde se realizaría la formación previa a entrar en el aula. Sin pagar ni un euro por parte de los que hayan obtenido mejor calificación en el tipo test, que ya pasarían a cobrar el salario docente sin complementos de destino pero con alojamiento y comida gratis en la residencia que tendrían esos centros de formación.
¿Cómo se distribuirían esos centros de formación? Pues a lo largo de la geografía española, habiendo un número no inferior a cinco y no superior a quince.
Va, ya se ha aprobado y tenido las mejores notas en el tipo test. Se ha obtenido una plaza de la especialidad y la etapa que se desea. Entonces, ¿cómo se elige centro de formación? Pues todos los centros de formación serán para todos aunque haya parte de formación específica. Entonces eso significa que también por nota, entre los admitidos a esos centros de formación, podrán seleccionar el lugar en el que hacerla.
¿Qué formación se impartirá en esos centros y quién lo hará? Pues habrá formación que englobará lo siguiente:
- Estrategias metodológicas para dar clase.
- Psicología del alumnado y estrategias para un proceso de enseñanza eficaz.
- Investigación educativa.
- Competencia digital.
- Competencia lingüística en caso de querer optar a un centro situado en zonas con lengua cooficial (convalidable por títulos de formación impartidos por las administraciones educativas).
- Normativa y gestión de la misma.
- Documentación.
- Habilidades comunicativas.
Formación que estará impartida por profesionales en activo de las diferentes asignaturas y etapas, estableciendo grupos según etapa y especialidad, con apoyo de personal externo (juristas, psicólogos, etc.). Habrá formación común para todos. Como es lógico, en el planteamiento anterior hay cosas que todos los docentes deberían saber hacer. Insisto, se trata de formación remunerada con salario docente sin contar complemento de destinación y pensión completa.
¿Tiempo de esa formación inicial? Seis meses. Y al finalizar la misma, en caso de no superarla, tener un año para poderla repetir. En caso de no ser superada al segundo año, se elimina la posibilidad de que el aspirante llegue a ser profesor de Secundaria. Un título, que no lo he dicho, obligatorio para todo el que quiera trabajar tanto en centros públicos como privados subvencionados (concertados) ya que, una vez finalizada la formación y superada, se puede ir a realizar la función docente, con rango de funcionario, a cualquier tipología de centro cuya nómina pague la administración pública. Y sí, se mantiene el modelo del concurso de traslados. No me hagáis entrar en otra cuestión más allá de la propuesta que estoy haciendo sobre otro tema.
¿Cuándo se ha aprobado esa formación inicial se pasa directamente a dar clase en un centro educativo? Pues sí. Se pasa a obtener una plaza de codocencia, con salario completo (ya incluyendo el complemento de destino), durante tres meses. Y al curso siguiente, si esos tres meses han sido superados, se pasaría a un año de prácticas, evaluado por docentes externos a los centros educativos, que validarían finalmente el paso a la función pública docente. Una función pública que habilita para trabajar en cualquier tipología de centros educativos sostenidos con fondos públicos. Algo que es muy importante porque todas las plazas de los concertados también saldrían a concurso. Eso sí, manteniendo, como siempre digo, los derechos de los que ya están trabajando ahí, con las condiciones que pactaron.
Lo sé. Seguramente haya pegas en el modelo planteado, pero no me digáis que no es mucho mejor que lo que hay actualmente. Porque, si conociendo el máster (por haberlo padecido o por saberlo de terceros), conociendo el modelo de oposición actual y viendo que, por desgracia hay cosas que chirrían demasiado en el modelo de acceso y formación inicial, ¿no os apetecería algo como lo que planteo? Eso sí, con todos los matices y el diseño que llevaría hacerlo bien porque, el papel, especialmente si es un artículo rápido de un blog, tiene que llevarse a la realidad. Y para ello hay mucho que diseñar.
Yo lanzo el guante. Si a alguien de los que mandan le interesa cogerlo… ¡usadlo! No pido ni tan siquiera que me mencionéis. Ni que dejéis de poneros la medalla. Lo que quiero es que se mejore tanto el procedimiento de acceso como la formación inicial. Soy así.
Como estoy haciendo en los últimos artículos, os recomiendo mi nuevo libro sobre educación para mayores de dieciocho, “Educación 6.9: fábrica de gurús”. Lo podéis adquirir aquí (en versión digital o papel) o en ese pop-up tan molesto que os sale. Y sí, me haría mucha ilusión que fuera uno de los diez libros más vendidos sobre educación este curso. 😉
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Una propuesta interesante, pero un único examen tipo test no me convence. Que pueda pasar gente que no se exprese bien por escrito y oralmente, me parece una barbaridad (siguiendo tu lógica de lo necesaria que es la cultura general para cualquier especialidad, con la que estoy de acuerdo) y teniendo en cuenta cómo va bajando también el nivel universitario, podría suceder.
Lo de la expresión escrita y oral, que ya se supone a alguien por tener un título universitario (si no es así, apaga y vámonos), se demostraría a lo largo de la fase de formación inicial. Un saludo.
Pues por desgracia hay unos cuantos titulados universitarios que se expresan horriblemente mal, tanto por escrito como oralmente. Incluso he tenido compañeros, ya profesores, que tres cuartos de lo mismo… Como anécdota, comentar que hace dos años me tocó estar en un tribunal de oposiciones y las faltas de ortografía y gramática eran muy abundantes y horrorosas (una de las más básicas: «nuVes» ¡nuVes! Y ahí no cabía excusarse en aquello de que la v y la b están juntas en el teclado… ).
Pero el problema es anterior a la oposición y, por desgracia, no afecta solo a futuros docentes.