Esto ya no va solo de salud. Ni está relacionado con la pandemia que nos lleva azotando demasiado tiempo. Ya no es una cuestión acerca de minimizar y controlar brotes, investigar para mejorar las vacunas y su efectividad, tomar medidas para protegerse y proteger o, simplemente, intentar convertir en un futuro algo que nunca va a irse, como algo con lo que debemos convivir de la mejor manera posible. Ahora ya es otra cosa. Las medidas políticas, también las que se toman en el ámbito educativo, no van encaminadas a proteger al alumnado, profesorado y resto de personal que trabaja en los centros educativos. Ni tampoco a garantizar el aprendizaje del alumnado. Van de otra cosa.

En el día de ayer, adaptando la circular que reproduzco a continuación, los equipos directivos de los centros educativos de la Comunidad Valenciana, deben establecer un protocolo para identificar al alumnado vacunado (que ha dado PCR negativo o que ha pasado la enfermedad hace poco) que va a impedir que el alumnado no vacunado pueda acceder a la cafetería de los centros educativos. Sí, el pasaporte covid para menores. Además, con el agravante que se obliga, por cuestiones de logística, a que sea el profesorado o el personal de cafetería el que recabe esos datos privados del alumnado. Protección de datos saltando por los aires. Menores discriminados por estar o no vacunados. Por cierto, por si alguno todavía no se ha enterado, las personas vacunadas y no vacunadas contagian.

NOVA NOTA INFORMATIVA_cafeteria_Val_10_01_2022

Tenemos profesorado de baja sin cubrir desde antes de Navidad. Sí, los datos que publicaron al volver de vacaciones diciendo que menos del 0,6% de profesorado está de baja, hablando con docentes de otros centros, es falso. Estamos trabajando en centros masificados sin medidores de CO2. No se ha procedido a suministrar mascarillas, ni para el personal de los centros educativos y ya no digamos para el alumnado. Lo de incorporar personal de enfermería en los centros educativos como parece que sea algo de ciencia ficción. Y, para más inri, están desbocándose los casos de intentos de suicidio, trastornos alimentarios y otros problemas de salud mental entre nuestro alumnado. Pero, parece que lo importante sea identificar al alumnado, darle un carnet y permitir que acceda o no a las cafeterías de los centros educativos. Medidas que, como siempre, debe aplicar el profesorado. Es lo que tiene esta pandemia. La inanición de la administración educativa. Bueno, la inanición de todas las administraciones.

El profesorado NO PUEDE controlar el estado vacunal de su alumnado ni controlar si han pasado o no una determinada enfermedad. No se puede, en un centro educativo, prohibir el acceso por el estado sanitario de un alumno. No se pueden coger datos confidenciales de alumnado.  No se puede proceder a la identificación de menores de edad por parte de nadie, a excepción de las Fuerzas y Cuerpos de seguridad de forma limitada o mediante una orden judicial. Y en el ámbito educativo, salvo que dicha identificación sea necesaria para tareas relacionadas con el proceso educativo, tampoco. No lo digo yo. Es lo que dicen leyes superiores a cualquier circular que pueda emitir un Secretario Autonómico.

Por cierto, en mi centro educativo el alumnado, salvo contadas excepciones, no consume dentro de la cafetería. Van a comprar el almuerzo, van a su clase y los diez minutos antes del patio comen dentro del aula o salen fuera para ese consumo. Por cierto, cuando se consume dentro del aula, se trata de un espacio mucho más pequeño que la cafetería.

A mí es que esto de poner al profesorado y, especialmente a los equipos directivos, en la picota de nuevo, mediante la obligación de que actúen ilegalmente y puedan recibir denuncias judiciales por estar atentando contra la legislación vigente que protege a los menores en este país, me preocupa. Por cierto, yo con este artículo ya digo abiertamente que ME NIEGO A CONTROLAR Y FISCALIZAR EL ESTADO DE SALUD DE MI ALUMNADO y, como mucho, seguiré haciendo mi función de apoyar a ese alumnado en su aprendizaje. Me pagan para eso. Es lo que puedo y debo hacer. Eso y, si hay algún alumno que veo que se encuentra mal, llamar a casa para que vengan a buscarlo. Otro tema muy diferente a esta identificación, mediante listas y carnets, que se va a establecer en los centros educativos de la Comunidad Valenciana.

Finalmente animo desde aquí a todos los padres y madres, que consideren que esta medida atenta contra principios básicos, a que denuncien. Y que denuncien a los verdaderos responsables de implementar esta barbaridad. Que aprovechen para reclamar más recursos, mejores infraestructuras y sustitución inmediata del profesorado de sus hijos e hijas. ¡Ya basta!


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