Me acuerdo de una cita, que ahora me veo incapaz de atribuir a nadie, que hablaba de que cuando una puerta se cierra, otra se abre. O de otra en la que se hablaba de la muerte como algo que te permitía renacer mucho más fuerte que en la vida que tuviste. Y no puedo menos de pensar en ellas al plantearme mi fin de ciclo. Algo que veo como una oportunidad. Como una posibilidad de reinventarme. Como algo que me permite abandonar algunos corsés que, por motivos varios, llevaba puestos como indumentaria de trabajo.
Después de tres años trabajando, directa o indirectamente para la DGTIC en la Conselleria de Educación valenciana, abandono el despacho compartido, para volver, siempre y cuando me lo permita la salud, a las aulas. Me llevo haber aprendido mucho, haber tenido la suerte de estar en un servicio formado por grandísimos profesionales y personas. Claro que ha habido gente de otros servicios de la casa con los que, por determinados motivos, he chocado pero, siempre he hecho lo que me han mandado de la forma más profesional posible. Y ello me hace estar satisfecho de mi trabajo realizado.
Agradezco a Jordi, Nacho, Carlos y Paqui el haber compartido muchos cafés, con los nervios de los novatos, cuando entré en la Conselleria. No puedo menos que acordarme de Vicente, ya jubilado. De Sergio, David, Henar, Ana, Yex, Loren,… y una larga lista de nombres de gente fantástica. De mis compañeros de equipo de este año. Muchas gracias Alfonso, Jorge, Julio, Alejandro y José María. Es que la lista de gente fantástica se me hace muy larga. Gracias Rafa por haberme traído a la Conselleria de Educación después de una entrevista «lamentable». Gracias Ángel porque fue un placer trabajar contigo. Gracias Fernando por haber confiado en mí para formar parte de un proyecto muy grande. Gracias Tano por haber sido mi último gran jefe. Gracias María José por todo. La verdad es que me voy dejando atrás un gran equipo de personas. Y eso es algo que me entristece pero, como he dicho al principio, es una etapa de mi vida que se cierra. Ahora queda pasar cosas y dejarlo lo más fácil posible para los que lleven la parte que estaba llevando.
A nivel de la Conselleria tan solo comentar que es un monstruo. Que he visto currar lo indecible al Conseller a lo largo de la pandemia. Que he visto también como otros ni estaban ni se les esperaba. Que hay gente que está -y ha estado- a la altura y otra no. Y que, en determinados lugares, falta hacer una limpieza intensiva para no dejar rastro de determinadas maneras de hacer. Abrir las ventanas es sano y, aunque haya lugares de la Conselleria en las que las ventanas están abiertas de par en par, hay otros que necesitan ventilación con urgencia. Pero, como he dicho antes, eso es cosa de los políticos y no de un simple asesor técnico docente (ATD) que, al final, lo único que hace es ayudar a un equipo, como he dicho antes, espectacular.
Lo que sí que tengo claro es que no creo, al menos hoy, que vuelva en un futuro a la Conselleria como ATD. Lo que sí que tengo claro es que me voy orgulloso de mi trabajo, habiendo dedicado horas infinitas y con una gran sonrisa en la cara. Ahora toca volver a ir en bici. Supongo que es algo de lo que me acordaré. Y, como siempre hago, a dar lo mejor de mí en esa nueva/vieja etapa.
A veces se te abren puertas de la forma más insospechada. Y vuelves a ver un futuro fantástico una vez cruzas el umbral de las mismas.
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