Feliz 2025. Una nuevo año muy dado a las rimas en el que, al menos en mi caso, he podido empezar con las pilas cargadas aunque los virus se empecinen en rodearme. Y hoy, a diferencia de lo que hice el año pasado, prometiendo un artículo por día en este blog, voy a hablaros de los lugares comunes -y no tanto- en los que me vais a poder encontrar a lo largo de estos 365 días del 2025, tanto en el mundo analógico como en el digital.

Voy a empezar por los lugares analógicos. Ahí, como siempre he dicho, me podréis encontrar siempre invitándome a cualquier cafetería o bar de toda la vida. Sé que invitarme a un croissant y a un café recién hecho valdrá la pena. Además estoy en una zona donde hace buen clima y las terrazas siempre están a una temperatura adecuada. Salvo en días como hoy en los que se empecina en llover. Pero bueno, quedan muchos más días.

También me podéis encontrar en la paella dominical. Esa tradición que, mezclada en ocasiones con gazpachos manchegos, es de las que nunca se han de abandonar. Lo sé. Ahí me podéis encontrar pero la invitación está restringida a la familia y por ahora, salvo que se me haya escapado algo, no tiene visos de aumentar el número de comensales. Eso sí, nunca se ha de decir nunca jamás porque, como bien sabéis, las cosas pueden cambiar en unos pocos minutos.

Y, cómo no, en el lugar en el que esté trabajando. Eso sí, lamentablemente tengo la mala costumbre de que, aunque intento que la distensión sea máxima en todos los lugares en los que he estado haciendo de mercenario de la educación, son lugares para trabajar. Un trabajo que no implica que, en los veintiséis años que llevo en esto, no sea de los mejores, en todas sus facetas, de los que podamos estar trabajando. No hay un día igual que el anterior. Algo que es de agradecer.

Sí, tengo también casa, pero no os recomiendo mi visión enfundado en pijama y con una bata de esas que, como decía hace unos años, son de persona mayor. Lo buena que es la experiencia y cuánto saben. No hay nada más cómodo para llevar.

Reconozco, claro está, que es mucho más fácil por cuestiones geográficas y de distancia, encontrarme en lugares digitales, tales como este blog o alguna de las redes sociales en las que, al igual que muchos, naufrago puntualmente. Por ahora he retomado el uso de X y la cuenta de Facebook. Más allá de lo anterior no me he atrevido a darle uso a Instagram ni a TikTok. Ya no digamos la pereza de usar, como los que solo quieren cámara de eco, Bluesky.

Para este nuevo año, tal y como os dije ayer, mis únicos planes son no tener planes. Quiero mantenerme sano, disfrutar de lo que hago y seguir compartiendo con todos vosotros mis reflexiones sobre el mundo de la educación. Porque al final del día, lo importante es hacer lo mejor posible en nuestro trabajo y disfrutar del camino. Un camino que es una pequeña parte de un camino mucho más amplio, en el que se incluyen muchas personas y no solo la faceta más profesional.

Espero que este año nos traiga momentos inolvidables. Nos vemos por ahí… ya sea en el mundo analógico o en el digital.


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