Hay discursos educativos que me putoflipan. Esos discursos en plan de atacar al sentido común yendo a machete contra quienes no piensan como ellos. Mucho boomer en andador que, curiosamente, acaba convirtiéndose en un boquerón que nunca llegará a ser un tiburón.
Los que no habéis entendido nada de lo dicho anteriormente es que sois unos malos panas. No formáis parte de la parguela pedagógica, ni habéis encontrado vuestro crush metodológico e irracional. Bueno, algunos hacen crush con la codocencia, renegando de la bajada de ratios, de manera totalmente absurda. Como los del colectivo ese de reguetoneros inclusivos. O los que reniegan a degüello de Bach para ponerse a perrear como posesos ante cualquier machirulada lomloera.
Mola mazo el despiporre educativo. El de aquellos catedráticos que se piensan que tienen flow y los que se ven to guapos. Son unos locos de manual. Están muy, pero que muy locos. Y locura, calimocho y ensoñación dan unos resultados muy poco defendibles. Por eso buscan el beef. Mucho beef.
Los pobres es que son unos pimpines de manual. Manadas y jaurías de entes espesos lamiéndose los pijos desesperadamente. Sus rules dependen del producto que tienen entre su entrepierna. Son tan random que no sabes si reírte de ellos o tenerles pena. Es que no puedes con tanto flipado.
Ey, loco. ¿Todavía no tienes claro si te gusta Vaquerizo o la Alaska? ¿Tienes dudas acerca del uso en el aula de la canción de Shakira o del chatGPT? ¿No participas sábados y domingos en paripés de mucho interés para el propio paripé? Es que te falta juntarte con el top. Con los molones. Con los guais de nuestra época. Con los que tienen sueños húmedos disfuncionales con la EGB. Con los que les pones una canción y ya piensan en los reyes Godos. Con los incompetentes digitales que dan curso de competencia digital. Con aquellas personas que se pasan más horas frente al espejo que peinadas. Con aquellos que se van a Turquía a ponerse pelo del culo porque patatas. El pelo y el piojo están sobrevalorados. El primero desaparece y el segundo se extermina.
Va lacasito. Va doraimon. Va tinkiwinki. Sigue dándonos bonitos momentos con tu beef desesperado. La educación sin tanta disertación en las redes sociales no nos daría estos momentos de placer. Tus siete veinticuatro molan. Y mucho.
Hoy he escrito el artículo más duro sobre educación en tiempo. Eso sí, solo para personas inteligentes. Es lo que tiene haber aprobado raspado la asignatura de enología cuando estudiaba ingeniería. Soy racheta a mucha honra. Y estoy, como la mayoría de mis compañeros a estas alturas de la semana, ya mórtimer.
Como estoy haciendo en los últimos artículos, os recomiendo mi nuevo libro sobre educación para mayores de dieciocho, “Educación 6.9: fábrica de gurús”. Lo podéis adquirir aquí (en versión digital o papel) o en ese pop-up tan molesto que os sale. Y sí, me haría mucha ilusión que fuera uno de los diez libros más vendidos sobre educación este curso. 😉
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Bon dia Jordi,
Fa temps que et segueixo, i si no fos per les teves entrades, potser, com ja ho he fet, em replantejaria deixar aquesta feina. No perquè no m’agradi, si no per les moltes ximplaries que ens demanen que fem, tan sols perquè hi ha persones que «pensen», i no saps en què pensen.
Lo important de la nostra feina són els/les alumnes, però hi ha gent que…. No sé que pensa.
Gràcies per les teves bones reflexions i reals.
Gràcies pel teu comentari.