Hoy hemos conocido los datos del PIAAC, lo que algunos denominan el PISA para la población adulta. Y, aparte de estar como siempre por debajo de casi todo quisqui, estos resultados me llevan a plantearos en voz alta, a todos los que os pasáis por aquí, una reflexión educativa muy sincera.
Antes de reflexionar, permitidme que os cuelgue el dato más relevante del PIAAC que se encuentra en el siguiente gráfico.
Lo sé. Siempre os he dicho que paséis del «cocinado» que hacen en el Ministerio de Educación y añadidos de cada momento, para que busquéis los datos en la fuente original (enlace). Pero hoy, sinceramente, es lo que menos me interesa porque, salvo ratificar que estamos hechos unos zorros en educación, hay algo que debemos tener en cuenta… siempre hemos sido un auténtico desastre. Sí, los que estudiamos con la EGB también estábamos por debajo de (casi) todo el mundo.
Podría decir que con la EGB, viendo los datos de las edades en las que egresamos los de ese sistema, estábamos más cerca de los datos de la OCDE. Sí, aquí podemos coger los datos que nos dé la gana y defender una cosa y su contraria. Pero, insisto. Lo que menos me interesa es el PIAAC y más reflexionar en voz alta acerca de cosas que me preocupan.
Me preocupa que las evaluaciones nacionales sean prácticamente inexistentes en España. Me preocupa que con el chorro de millones que se ha invertido desde la LOGSE, tanto en edificios como en personal, sigamos siendo un auténtico desastre. Me preocupa que la educación se convierta en una batalla ideológica en lugar de una búsqueda de soluciones técnicas. Y, lo que más me enerva es que, pudiendo estar de acuerdo con algunas cosas de las que plantean determinadas personas, te veas obligado a comprar el pack completo cuando hay partes de ese pack que consideras nocivas para la mejora educativa.
Creo en que el uso de tecnología en las aulas es imprescindible, pero no puedo decir nada en voz alta sobre el tema porque, al final, el debate se convierte en estar totalmente a favor o totalmente en contra. Y ya no se puede avanzar. Nadie plantea para qué, cómo y cuándo. Es la necesidad de posicionarte en un bando o en otro. Bandos en los que jamás me he planteado estar. Bandos que hacen que la tecnología se convierta en un tema que no puedes avanzar en ningún sentido porque no te dan, ni unos ni otros, margen de maniobra.
Tampoco puedo entrar en cuestionar cómo se enseñan, por ejemplo, las matemáticas. Si defiendo que deben ser manipulativas en las primeras edades y saber gestionar de forma rápida los algoritmos de las operaciones básicas, ya entro en contradicción para muchísima gente. No es malo manipular para aprender a sumar. No es malo saber dividir sin necesidad de acudir a métodos que compliquen la propia división. No es malo tener aplicaciones que puedan ayudar a reforzar determinadas cuestiones. No pasa nada por pensar en que no es bueno o malo un determinado método, salvo cuando es totalmente aberrante y complique los procesos. Pero no puedo decirlo. Me llueven palos de unos y de otros.
Defiendo la lectura de clásicos sin adaptaciones, adaptados a la edad del alumnado. No creo que deba estar reñido leer a Harry Potter con leer El Lazarillo de Tormes. Prescindir de uno de los dos libros creo que es un error. El problema es que hay unos que defienden que solo debe leerse lo que le guste a uno y otros que defienden solo lecturas que, para algunos, pueden suponer un auténtico coñazo. E insisto. Deben leerse coñazos. Al igual que debe escucharse música de todo tipo. Te puede gustar Quevedo y Mozart. No pasa absolutamente nada. Todo tiene su momento y se trata de una mezcla de gustos muy interesante. Por cierto, mientras estoy escribiendo este artículo estoy escuchando Los Suaves. Es que es todo mucho más elástico.
Se puede estar a favor del uso del boli rojo por la facilidad que implica ver esas correcciones para el alumnado. Y, a la vez que estamos a favor de ese color de boli, podemos estar a favor de un feedback oral inmediato. No son excluyentes. Tampoco lo es estar a favor de los deberes, creer que el libro de texto no es una maldición o que, no te hace mejor o peor docente no mandar de los primeros y usar otros materiales diferentes al libro de toda la vida. Pero algunos se empecinan en convertir estos debates estériles en soluciones educativas de calado.
Hay propuestas educativas que jamás están encima de la mesa más de unos pocos minutos. Nadie se plantea el establecer grupos al margen de la edad fisiológica, el tener momentos de aburrimiento en el aula o, el simple hecho de mezclar metodologías, dentro de las que tienen un cierto aval por investigaciones y evidencias. Otro marrón… el posicionarse por creencias y no por lo que dicen los pocos datos de los que disponemos.
No pasa nada por enseñar a leer con la cartilla Palau. No pasa nada porque un alumno aprenda a leer a los siete años. Lo importante es que aprenda a leer y comprenda lo que lee. Y que dicha lectura se realice con fluidez.
Montar asignaturas no soluciona los problemas educativos. Ni la mía ha solucionado nada de lo que pretendía solucionar. ¿Implica lo anterior que es más importante A que B? ¿Lo he dicho? ¿He defendido lo anterior? ¿Por qué hay gente que se empeña en decir que alguien ha dicho algo para llevarle la contraria porque, desde hace tiempo, ya le tienen marcado con una cruz por haber afirmado o dicho quelque chose, escrito vete a saber qué o estar asociado a una determinada asociación o colectivo?
En educación jugamos a LGE, LOGSE, LOE, LOMCE, LOMLOE y un largo etcétera de siglas que lo único que hacen es ampliar la diferencia entre el éxito que tienen otros sistemas educativos y el nuestro. Pero yo no veo que nada mejore los resultados. No mejoran. Los buenos alumnos siguen siendo buenos alumnos. Los que no quieren aprender no aprenden. Es lo de siempre. Lo de siempre que no se arregla poniéndose medallas de ser inclusivos.
No tengo una varita mágica para solucionar todos los problemas educativos. Lo que sí que tengo es una tristeza absoluta al ver como, por desgracia, lo urgente se lleva por delante lo prioritario. Y que, como va a suceder con el PIAAC, todos nos vamos a dar golpes en el pecho, sin darnos cuenta de que lo que nos está diciendo es que lo estamos haciendo jodidamente mal. O quizás, como he dicho, que los puentes se los está llevando una vorágine educativa que, por desgracia, es imposible de parar.
Olvidaos de lo que he escrito. No sé ni por qué lo he hecho. Bueno, sí lo sé. Escribir me relaja y hoy, por desgracia, estoy muy cansado y necesitaba escribir unas líneas.
Descubre más desde XarxaTIC
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.