Estos días los medios se han hartado de hacer publicidad, aunque sea haciendo crítica, de la estafa piramidal del pseudogurú Llados que, por lo visto, ha cobrado 1000 euros por hacer una masterclass (¡cómo mola en inglés!) en Aranjuez. Una masterclass en la que sus participantes, como si fuera una secta, se han puesto a hacer burpees como si no hubiera un mañana (enlace). Y claro, no he podido menos que comparar esta sesión con algunas formaciones que reciben algunos de los docentes que, orgullosamente en varios casos, publican en las redes.
Seguramente, más de uno, especialmente si estáis en las redes sociales, habréis visto en los últimos tiempos la proliferación de gurús educativos que, en sus formaciones, hacen cerrar los ojos para que encuentres tu yo interior, te hacen inflar globitos, tiran una pelota y hacen que os la paséis o, simplemente, juegan a crear avioncitos de papel o a escribir en pósits acerca de ciertos temas para pegarlos, siguiendo o no una determinada forma, en un mural. Eso cuando no os encontráis a alguien que, micro en el lateral, os da una clase magistral diciendo lo perversas que son las clases magistrales. Y muchos compañeros aplauden. Muchos compañeros cierran los ojos. Muchos compañeros hacen los avioncitos de papel o se dedican a inflar globos, alegrándose de que les haya tocado un globo de su color favorito.
¿No veis que es lo mismo que los burpees del Llados? ¿No veis que el funcionamiento sectario de seguidores del Llados, imitándolo en todo, es muy parecido al de los seguidores de ciertos personajes que pululan por el mundillo educativo? ¿No veis cómo, al igual que sucede con Llados y sus seguidores, que cuando se les critica por estar haciendo el panoli, se defienden de la misma forma o defienden a su líder? Es lo mismo que está pasando también en el ámbito educativo. No solo en ese ámbito.
Fijaos también cómo ha llegado Llados y sus burpees a ser algo de lo que hable todo el mundo. ¿Cómo creéis que lo ha hecho? Pues usando las redes sociales y consiguiendo tejer una red de miniLlados, mediante la interpelación a lo más humano de las personas: las ganas de superarse y conseguir dinero. Lo mismo que sucede, si lo trasladáis a la educación, con el DUA, el mindfulness, las inteligencias múltiples, las competencias o el creacionismo tecnológico. Es que se sigue la misma dinámica punto por punto. La diferencia es que el vendedor, en el caso que nos ocupa, quizás vaya menos tatuado, no se quite la camiseta en todo momento para enseñar sus abdominales o esconda el Tesla que se ha comprado con lo que os está vendiendo desde determinados púlpitos.
Al final, como he dicho siempre, es interesante mirarnos en el espejo y ver, más allá de la distorsión que nos pueda mostrar, la realidad de lo que estamos haciendo. Y validar los burpees educativos o a esos Llados que, cada día que pasa son capaces de decir y hacer más burradas encima de tarimas cada vez más altas, convirtiéndose en los líderes de una secta (des)educativa, es hacer un flaco favor a la educación porque, al final, la educación necesita hacer las cosas bien y dejar el espectáculo a otros ámbitos.
Vaya fucking café que voy a hacerme después de escribir esto. Creo que me lo merezco. Además, como siempre sucede con este tipo de artículos, seguro que alguno, más que reflexionar sobre el mismo, se va a poner a la defensiva. Y eso, cuando a alguien le tocan, o bien el chiringuito, o bien la ideología educativa, o bien a sus Llados, cuestionando esos burpees que hace a las cinco de la mañana, ya sabemos cómo se ponen. Por suerte los que se enfadan no están tan mazados y, con suerte, están a algunos kilómetros de mí.
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