Resulta curiosa la cantidad de equipos directivos que, especialmente en las redes sociales y en los medios, se atribuyen un éxito sin precedentes en su proyecto educativo. Hay algunos que inciden en la complejidad de sus centros cuando los cogieron, el aumento de las personas tituladas o, simplemente, encuestas cocinadas para hablar de lo bien que lo están haciendo dirigiendo su centro educativo. El problema es que, tal y como indica Robert Coe en la siguiente imagen (fuente), las cosas no funcionan así.

Fuente: http://eachandeverydog.net/

En la imagen superior se nos muestran siete cosas que algunos directores usan para decir que su centro «va como una moto» o «simplemente ha mejorado» que, por desgracia, no son indicadores de nada.

La primera es esperar que un centro funcione muy mal o que sea un centro muy complicado, con muchos indicadores malos (tanto a nivel de absentismo, comportamiento, como de aprendizaje del alumnado) para postularse como director en el mismo y vender que, gracias a haber entrado como director, las cosas han mejorado. Esto no funciona así. La mayoría de las cosas se autocorrigen o vuelven a las expectativas. Eso sí, queda muy bien decir que «gracias a mí todo esto va viento en popa».

La segunda es preguntar por cualquier iniciativa que hayan tomado los docentes del centro educativo con mucho esfuerzo. Ningún docente va a reconocer que su iniciativa ha sido un fiasco. Y así, asumiendo que (casi) ninguno de los docentes del centro que dirige se va a atrever a hacer autocrítica, se vende el discurso de «qué bien va todo».

Definir la «mejora» en términos de percepción y valoración de los docentes tampoco sirve para indicar nada. Eso sí, en algunos contextos, especialmente en los que los directores tienen el poder para contratar y despedir docentes, está muy bien usar esa percepción y valoración como datos objetivos. Y ya os digo yo que no son datos objetivos. Menos todavía si uno se juega su puesto de trabajo por opinar.

Hay docentes que, con independencia de quiénes dirijan su centro educativo, van a tomar iniciativas que, seguramente, vayan a mejorar ciertas cosas en el mismo. Atribuirse el mérito de ellos es, simplemente, usufructuar un mérito que nada tiene que ver con el liderazgo ni las políticas que se están tomando como directores de los centros educativos.

Supongo que también conocéis a directores de centros que publican encuestas en las redes sociales para validar su trabajo. El problema es que hacer evaluaciones de mala calidad es muy probable que muestren resultados positivos, aunque esos datos sean totalmente falsos. Es muy fácil manipular las evaluaciones de ciertas cosas. Por eso el discurso cada vez más extendido de que no debemos evaluar nada o, simplemente, debemos acudir a evaluaciones cualitativas de nula calidad.

¿Os habéis dado cuenta de que algunos solo muestran las mejoras en algún aspecto de sus centros educativos? Se centran en lo anterior y obvian las cosas que, desde que se han encargado de la gestión de sus centros, han empeorado. Lo sé. Es mucho más fácil vender lo bueno que reconocer lo malo.

Y, finalmente, fijaos en la gran cantidad de centros que se esfuerzan en «vender» la escuela. Gracias a esa venta, quizás consigan atraer a «mejores» alumnos por la alta demanda pero, aunque dicha atracción sea muy mediática y vendible, lo único que va a hacer es encubrir cómo funciona realmente un centro educativo. Las jornadas de puertas abiertas no sirven de nada. Y vender proyectos puntuales, realizados con mucho esfuerzo por parte de los docentes, como si fueran iniciativas de la dirección de los centros educativo, no dice nada de la calidad de ese centro ni de las capacidades de esa dirección.

Es muy complicado gestionar un centro educativo. Yo he formado parte de un equipo directivo y sé lo complicado que es. También tengo claro que la mayoría de los equipos directivos están formados por grandísimos profesionales que, sumidos en un papeleo interminable y con miles de frentes abiertos (se abren dos por cada uno que se cierra), que hacen lo que pueden con lo que tienen. Eso sí, también estoy convencido de que hay algunos que se dedican más a venderse o a vender/manipular aquello que hacen que a gestionar su centro. Y eso es lo que he intentado, con la inestimable  ayuda de la imagen que os he colgado, explicaros hoy. Explicaros cómo podemos distinguirlos.

Jueves ya. A ver si después de dos días de lluvia (era necesaria) empieza a escampar. O a ver si empieza a llover a las horas a las que nos gustaría que lloviera aunque, como bien sabéis, lo de controlar la lluvia como seres humanos lo llevamos todavía muy mal. Así que huid del que os diga que puede controlarla.

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