¿Alguien ha visto a la Ministra de Educación en las últimas semanas? ¿Alguien sabe cómo va a gestionarse el tema de los contagios -que los habrá- en los centros educativos? ¿Alguien ha recibido instrucciones sólidas por parte de las administraciones, o del equipo directivo de su centro, acerca de medidas para el inicio del curso? Ya, lo sé… estamos a 17 de agosto y aún queda tiempo para que todo lo anterior suceda. En trece días es posible hacer unos planes que deberían haberse realizado en unos meses pero, si no los tenemos ni en el ámbito sanitario, ¿alguien piensa que en estas dos semanas alguien va a dar algunas instrucciones?

El sudapollismo educativo está a la orden del día. Hay un porcentaje muy grande de docentes cuyo único interés es no volver al aula y quedarse en casa. Y bastantes de ellos para hacer lo mismo que hicieron durante el confinamiento: tocarse las partes. Sí, hubo docentes -y no pocos- que desaparecieron durante el confinamiento. Miles y miles de alumnos que, con suerte, más allá de un mail el lunes con actividades no supieron nada de sus docentes. Es que conviene decir la verdad de una vez. Al igual que también debemos decir que los «maravillosos» sanitarios de pedigrí están de vacaciones y muchos se cogieron la baja solo empezar la pandemia, mientras están asumiendo todo el marrón los residentes y alguno que se lo cree. Es que, al final, va a resultar que, aparte de la pésima gestión de los servicios públicos, también es pésima la actuación de un porcentaje apreciable de trabajadores que cobran del erario público. Ojalá no fuera así, pero a las pruebas objetivas me remito. Lo he vivido de primera mano y lo han vivido muchos que me lo cuentan. Los servicios públicos no han estado a la altura. Y no solo es culpa de los recortes ni, por cierto, de la administración. ¡Ojo!, que no la estoy disculpando. Ni mucho menos.

Han dado el callo un tercio de los profesionales de la educación. Han intentado darlo otro tercio. Y, aunque no me guste reconocerlo, el resto han tenido ataques continuos de sudapollismo. Quizás por eso haya cada vez más gente que huya de los servicios públicos. Un lugar en el que cada uno hace lo que le da la gana sin ningún tipo de control. Ni en educación, ni en sanidad, ni en…

A día de hoy están TODOS los políticos de todos los partidos de vacaciones. Así que, si los que deben dirigir el país se van de vacaciones, lo lógico es que a los empleados públicos (bajo condición de funcionario o cobrando del erario público) nos la sude completamente todo. A mí, personalmente, me ha dado un ataque de sudapollismo educativo importante. Es el primer verano que hago vacaciones y que, sinceramente, me importa entre poco y nada lo que suceda en septiembre. Más que nada porque sé que hay una presión enorme para cerrar los centros educativos por parte de sus trabajadores. Y si lo único que importa, a un porcentaje de trabajadores y a la mayoría de políticos es tocarse los huevos a dos manos, ¿para qué debo de preocuparme yo? Al final todos somos prescindibles y, viendo cada vez mi futuro más negro y un uso de servicios públicos cada vez más residual, pienso aprender a dormir bien. Por mí como si se desata el apocalipsis.

Sé que acabaré preocupándome de que lo que llevo a nivel profesional salga bien pero, sinceramente, me da ganas de que me la sude todo 🙁


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