Ayer se conocieron los resultados de las pruebas GSCE. Unas pruebas que realizan el alumnado de 15 a 16 años en los centros educativos de Gales, Inglaterra e Irlanda del Norte, amén de otros territorios que también los han adoptado. Unas pruebas que miden el nivel académico de ese alumnado que, más o menos, podríamos establecer como nuestro alumnado de cuarto de ESO. Unas pruebas que se valoran, desde este curso, con puntuaciones de 1 a 9 (antaño era por letras, siendo la A* la mejor calificación posible).

Pues bien, resulta que una de las escuelas que, en Londres, no establece ningún tipo de selección previa de alumnado y tiene una matrícula multiétnica, en su mayor porcentaje procedente de familias con problemas sociofamiliares, tanto económicos como de gueto social, ha sacado una de las mejores calificaciones en las pruebas GSCE de toda Inglaterra.

Fuente: https://x.com/Miss_Snuffy/status/1826547364586291606

Y consigue sacar esas calificaciones partiendo de lo que, para algunos defensores de un determinado modelo de inclusión, son estrategias que deberían vetarse en los centros educativos: disciplina, esfuerzo y educación tradicional.

Lo sé. Para algunos mejor que ese alumnado fracase en su futuro y se le dé todas las facilidades. Que la exigencia o la cultura del esfuerzo se destierre para  estos hijos de estas familias socialmente desfavorecidas. Mucho mejor que la pública se convierta en una escuela mediocre para que ellos repliquen el modelo social en el que se mueven sus familias. A ver si van a tener oportunidades de mejorar. Solo faltaría que pudieran hacerlo. Mejor creerse que los pobres no pueden ser otra cosa que pobres. Mejor apostar por una escuela en la que a este alumnado, en lugar de exigirle y ver su fantástica respuesta académica, se le dé un futuro que pase, con suerte, por una FP de grado básico y acaben, o bien viviendo de subvenciones o trabajando en empleos precarios. Esto es lo que quieren que sea algunos la pública. Y, curiosamente, son los que más se llenan la boca en contra de los centros privados o siempre tienen la palabra inclusión, para usarla torticeramente, en la boca.

A mí me genera esperanza ver que este tipo de alumnado, con todas las dificultades de partida, puede llegar a ser parte de la élite social y cultural de un país. Siempre he querido que los hijos vivan mejor que sus padres. Siempre voy a apostar para que a ese alumnado con más problemas, se le ayude. Pero, para mí ayudarlo, no es minusvalorarlo. Para mí ayudar a ese alumnado es dotarle de las mejores herramientas para que tenga el mejor futuro posible.

Algunos odian el modelo de la Michaela School. Eso sí, tampoco me dan una alternativa más allá de promocionar por defecto a este alumnado, disculpar sus faltas de comportamiento por la situación de partida tan difícil que tiene o, simplemente, pedirles mucho menos que a los demás. No son tontos. Y no se merecen ser tratados con conmiseración. Se merecen tener las mejores oportunidades posibles.

Si necesitamos centros educativos que funcionen de una determinada manera para que este tipo de alumnado consiga éxitos, ¡tengámoslos! Si necesitamos establecer modelos de centros educativos en los que haya respeto, silencio y que se pueda trabajar, ¡pongámonos manos a la obra! Eso sí, si lo único que queremos es tratar a los desfavorecidos con asistencialidad educativa, tal y como plantean algunos, para que que en un futuro no tengan ninguna oportunidad, ¡no contéis conmigo! No se lo merecen.

Lo sé. En la Michaela School no tiene cabida el DUA, los ámbitos (son especialistas los que dan clase), la disrupción en el aula, la lectura de libros adaptados y el barrido de los clásicos de las aulas es impensable, la tecnología para hacer no se sabe qué está muy restringida, se limita mucho el trabajo en grupo y se apuesta por unas reglas de funcionamiento que se aplican, tanto a alumnado como a familias y a los docentes de ese centro. Y no. Ahí no hacen experimentos. Ni se pasan el día quejándose ni diciendo que todos son los que hablan de la cultura del esfuerzo fachas, los hijos del de Inditex lo tienen mucho mejor o, simplemente, hablan repetidamente de bobadas pedagógicas que, para lo único que sirven es para perpetuar la mediocridad y quitar las alas a determinados alumnos. Y eso, aunque venda muy bien en las redes o como discurso en alguna charla, amén de justificar que eres un zopenco dando clase o que no te atreves a poner orden en tu clase o en tu centro, no es nada positivo.

Hay cosas que no me gustan del todo del modelo Michaela School pero, ¿alguno de sus críticos puede decirme alguna alternativa viable a este modelo que permita que el alumnado, con determinada mochila previa, pueda tener un futuro mejor que el de sus padres? Lo sé. No hay respuesta a ello porque, curiosamente, todas los discursos que estoy oyendo se basan en utopías que en la realidad no funcionan. Eso sí, discursos muy vendibles y, como siempre, en lugar de buscar soluciones, señalar a los que consiguen tener éxito usando determinados métodos que funcionan o criticar un determinado tipo de investigación que avala el modelo que usan en este centro, y que funciona especialmente bien, para ese alumnado más vulnerable. Así que imaginaos lo bien que funcionaría este modelo educativo para centros con alumnado sin situaciones de partida complejas. Pensadlo.

Y, por favor, no me vendáis como modelo de éxito educativo un modelo en el que todo el mundo titule en la ESO, casi ningún alumnado de familias vulnerables llegue a la Universidad o pueda entrar, por nota, a un ciclo formativo de grado superior o, simplemente, que en los datos académicos en pruebas externas (como por ejemplo la EBAU) solo tengan buenos resultados los que tienen un buen punto familiar de partida. O, simplemente, no me vendáis la moto de que el ascensor social está roto. Eso es lo que a vosotros, los del discurso logsiano, que defendéis a muerte la LOMLOE o, asociáis el fascismo a cultura del esfuerzo, os interesa. Pero eso es algo que solo os interesa a vosotros. No a ese alumnado porque, a ese alumnado le estáis robando su futuro.


Descubre más desde XarxaTIC

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.