Debo reconocer que este principio de curso, a nivel profesional y personal, me está dando muchas alegrías. No es solo poder disfrutar de toda la familia con un estado de salud envidiable (¡toquemos madera!). Es también sentirme a gusto en mi centro de trabajo, siempre con todos los pequeños peros que puedan ponerse y, cómo no, alegrándome con la buena acogida de mi nuevo «bebé».

Mi nuevo «bebé» es el libro que publiqué a mediados de agosto, titulado «Educación 6.9: fábrica de gurús». Un libro que, a diferencia de los dos anteriores, maqueté personalmente y publiqué en Amazon, tanto en versión digital como en versión papel. Un libro que me está dando muchas alegrías. No estoy hablando, tal y como os creéis algunos, en versión «dineros». Estoy hablando de los correos que estoy recibiendo comentándome su lectura, incluso de las valoraciones que dejan algunas personas (muy pocas) en Amazon. Y eso, al igual que saber que cuando alguien destina dinero a comprarlo es para leerlo, me hace inmensamente feliz. Lo sé, del primero que escribí, hubo miles de descargas, pero prácticamente nadie se lo acabó leyendo. Lo de acumular basura digital gratis está a la orden del día. Por eso, al menos en este caso, he intentado con el coste del libro, incentivar a que los que lo adquieran lo lean porque a mí me hace mucha ilusión que alguien lea algo que he escrito con tanto cariño. Con muy mala leche y ciscándome en ciertas cosas que suceden en el ámbito educativo, pero con mucho cariño.

A Luz Gabás seguro que le habrá hecho mucha ilusión ganar el Premio Planeta. Un millón de euros alegran la vida a cualquiera, aunque creo que no solo le habrá hecho ilusión por el dinero ya que, como todas las personas que escriben (en su caso, infinitamente peor que los folletines que escribo yo) salvo excepciones, te hace mucha ilusión que se lea y se comente lo que escribes.

El otro día vino un excompañero a mi centro y, mientras estábamos almorzando, sacó de su mochila mi «bebé» y me dijo que se lo firmara. La verdad es que eso es algo que hace muchísima ilusión. Incluso que, según me dijo, no estaba muy de acuerdo con mis planteamientos. Eso, al menos en educación, no debería ser lo importante. Lo importante es tener planteamientos y visiones educativas. Siempre, claro está, marcadas por algo tan importante como es el sentido común.

Tengo muy claro que escribir este libro, al igual que los dos anteriores o los artículos de este blog, es más hobby que una cuestión económica. Tengo muy claro que, con la limitada campaña mediática para su venta (bueno, más bien nula, salvo algún artículo por aquí que difundo por las redes sociales), no va a ser un libro tan vendido como los de algunos gurús educativos. Pero, sabéis qué, me siento muy orgulloso de lo que he escrito. Me siento muy feliz que algunos consideren que vale la pena adquirirlo. Y, lo mejor de todo, es que he escrito el libro que quería escribir desde hace mucho tiempo.

Muchas gracias a todos los que lo habéis adquirido o lo vais a adquirir en el futuro. Muchas gracias a todos los que os lo habéis leído, o lo tenéis en lecturas pendientes. Muchas gracias a todos los que me habéis enviado un correo u os habéis dirigido a mí para comentarme qué os ha parecido. Eso, más allá de la cuestión pecuniaria, es lo mejor de haberlo escrito porque, como todos sabéis, lo mejor de un libro sobre educación, es que te haga pensar. Y creo que, en el que he escrito, obligo a pensar en ciertas cosas. O, al menos, lo intento.

Como estoy haciendo en los últimos artículos, os recomiendo mi nuevo libro sobre educación para mayores de dieciocho, “Educación 6.9: fábrica de gurús”. Lo podéis adquirir aquí (en versión digital o papel) o en ese pop-up tan molesto que os sale. Y sí, me haría mucha ilusión que fuera uno de los diez libros más vendidos sobre educación este curso. 😉


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