Me gustaría empezar con algo que digo siempre: no hay varita mágica ni soluciones milagro en el ámbito educativo. Por mucho que algunos se empeñen en decir que tienen la solución a todos los problemas educativos, la realidad de los centros educativos es tan compleja a todos los niveles que, cualquiera que nos venda estrategias infalibles para mejorar, tanto el funcionamiento de los centros como el aprendizaje del alumnado, tiene que ser tildado de vendehúmos o trilero. Otra cuestión es que, tal y como intentaré hacer ahora, se pueda intentar diseñar una estrategia de centro para intentar mejorar el aprendizaje de nuestro alumnado. Eso sí, con todas las adaptaciones al contexto y siempre teniendo en cuenta que, incluso la mejor estrategia posible, en educación puede hacer aguas.

Pero bueno, si me permitís, voy a intentar explicar qué fases seguiría para diseñar una estrategia de centro. Y repito, todo lo que escribiré es producto, tanto de mi experiencia profesional como de lecturas variadas. No busquéis milagros. No existen. Además, ya os aviso de entrada… aplicar lo que propongo requiere tiempo, recursos y renunciar a determinadas individualidades. Sin garantizar que pueda mejorar el aprendizaje del alumnado. Pero bueno, dejadme haceros la propuesta.

Mi propuesta consiste en cuatro fases clave: planificación, formación profesorado, implementación y evaluación. Lo sé, es muy poco innovador. Así pues, dejadme desarrollarlas un poco.

Fase 1. Planificación

La fase de planificación es esencial para asegurar un correcto diseño de la estrategia de centro. Quizás sea la fase más importante. Desconocer el contexto, tanto del centro como del alumnado, hará que no sirva de nada lo que podamos diseñar. Tampoco servirá de nada si no conocemos las características de los profesionales que trabajan en el centro. Tenemos que adaptar cualquier estrategia a las personas con las que compartamos espacios. No hacerlo implica, ya de entrada, que lo que se puede proponer, no sirva de nada. Y recordad que la planificación debe ser específica de cada centro. No hay planificaciones generales. Bueno, no debería haber.

Así pues, vamos a ver qué puntos tenemos que tener en cuenta para esa planificación.

  1. Análisis del centro educativo. Es importante realizar un análisis exhaustivo de las necesidades y recursos del centro educativo. Esto implica identificar los objetivos y metas del centro, los desafíos y obstáculos existentes, las características de los estudiantes y las capacidades del personal docente.
  2. Definición de objetivos claros y medibles. Una vez que se haya realizado el análisis del centro educativo, se deben establecer objetivos claros y medibles para conseguir el objetivo básico: la mejora del aprendizaje del alumnado. Estos objetivos deben ser realistas y alcanzables dentro de un período de tiempo específico. Por eso en el diseño es importantísimo establecer una temporización.
  3. Diseño de un plan detallado. En esta etapa, se debe diseñar un plan detallado que contemple todos los aspectos necesarios. Esto incluye la asignación de recursos, la planificación de actividades y la identificación de roles y responsabilidades.

Fase 2. Formación del personal

Una adecuada formación del personal es fundamental para asegurar una correcta estrategia de mejora del centro educativo. En esta fase, se deben llevar a cabo los siguientes pasos:

  1. Identificación de necesidades de formación. El primer paso es identificar las necesidades de formación del personal docente. Esto puede realizarse a través de encuestas, observaciones en el aula y entrevistas individuales. En base a esta información, se puede desarrollar un plan de formación personalizado. Debe hacerse una formación general para todo el Claustro y otra específica para cada uno de los docentes porque, al final, esa formación individualizada será la que marcará el éxito o el fracaso del proyecto de mejora.
  2. Diseño de programas de formación. Los programas de formación deben diseñarse de acuerdo a las necesidades identificadas. Pueden incluir talleres prácticos, sesiones de capacitación teórica y práctica, así como la participación en cursos o seminarios.
  3. Implementación de programas de formación. Una vez diseñados los programas de formación, se deben llevar a cabo de manera planificada y sistemática. Es importante asegurar la participación activa de los docentes y proporcionarles el apoyo necesario durante este proceso de aprendizaje. Eso sí, sin olvidar que dichos programas de formación deben ser impartidos por especialistas, tanto en gestión de aula como en procedimientos de mejora de procesos. No estamos hablando de capacitar al alumnado en su conocimiento de la materia y etapa que imparte (que ya se da por asumida). Estamos hablando de capacitarlo para que, con los conocimientos y habilidades que tiene (que son un porrón), pueda usarlos de la mejor manera posible en su aula y obtenga los mejores resultados posibles.

Fase 3. Implementación de la estrategia de centro

Una vez que el personal docente ha sido capacitado, se ha analizado el centro y se han intentado minimizar los puntos débiles, es hora de implementar la estrategia (o el proyecto de centro). En esta fase, se deben llevar a cabo los siguientes pasos:

  1. Planificación de actividades. Los docentes deben planificar cuidadosamente las actividades y tareas que se llevarán a cabo en el aula. Estas actividades deben ser establecidas de forma coordinada entre los diferentes equipos docentes y con un calendario, previamente consensuado entre los diferentes profesionales.
  2. Facilitación del aprendizaje. Los docentes deben actuar como facilitadores del aprendizaje, brindando orientación y apoyo a los estudiantes en su proceso de aprendizaje. Esto implica clarificar los objetivos de aprendizaje, proporcionar recursos y materiales adecuados, así como ofrecer retroalimentación y evaluación constante. Y todo lo anterior debe estar, además de planificado, refrendado en diferentes documentos, que deben ser rellenados muy rápidamente. Sería lo que denominaríamos una programación de aula «no burocrática». Unos documentos de acceso por parte de todos los equipos docentes y que, permitieran, de forma permeable, mover recursos humanos entre las diferentes clases para solucionar los problemas con los que nos vayamos encontrando.
  3. Fomento de la autonomía y el pensamiento crítico. Si existen instrucciones claras, tanto alumnado como profesorado tendrá más claro lo que se espera de ellos. Los docentes deben motivar al alumnado y conseguir que aprendan pero, ello implica a su vez, que la motivación del alumnado debe existir a priori y, para eso, deben de reflexionar acerca de lo que están aprendiendo. Lo sé. Es muy complejo pero, si hay una estrategia única y la misma ha sido bien diseñada y trabajada, después de la adaptación inicial, toda la comunidad educativa la puede tener clara. Es lo mismo que prohibir el uso de los móviles en los centros educativos. Al principio quizás genere problemas pero, al final, la costumbre de dejar, por ejemplo, los móviles solo entrar al centro, se convierte en hábito.  aprendizaje.

Y finalmente, una de las fases, junto con la de la planificación, más importantes…

Fase 4. Evaluación

La evaluación continua y la retroalimentación son esenciales para asegurar una correcta implantación de la estrategia de centro. Además, la evaluación debe permitir la posibilidad de rediseñar la estrategia de centro, en un período muy corto, si se viera que los resultados no son los esperados. En esta fase, se deben llevar a cabo los siguientes pasos:

  1. Recolección de datos. Se deben recopilar datos sobre la implementación de la estrategia de centro, la participación del alumnado y los resultados académicos. Esto puede involucrar la observación en el aula, entrevistas individuales y administración de pruebas. Lo sé, a pesar de que a algunos no les guste, la única manera de saber si lo que estamos haciendo en nuestro centro funciona, es evaluar el aprendizaje del alumnado. Algo que debe hacerse con una batería de herramientas determinada entre las que, una de las más potentes, va a ser el examen. Ojo, no estoy diciendo cómo ni qué características debe tener el examen porque, en el caso de estrategia de centro debemos evaluar los aprendizajes (conocimiento y movilización de los mismos) y el funcionamiento de las diferentes medidas que tomemos.
  2. Análisis de datos. Una vez recopilados los datos, es importante analizarlos de manera sistemática y estar atentos a posibles áreas de mejora. Esto puede implicar la identificación de patrones, la comparación con los objetivos establecidos y la consulta con el personal docente y el alumnado. Es un buen momento para evaluar también la percepción de las familias porque, como siempre he defendido, es una de las patas que sustentan el taburete de cualquier estrategia de centro.
  3. Adaptación y mejora continua. La evaluación de los resultados debe servir como base para la adaptación y mejora continua de la estrategia. Esto puede implicar la realización de ajustes en el plan de actividades, la revisión de los materiales educativos o la implementación de nuevas estrategias y formas de trabajar. Además, en un proyecto estratégico de este calado no debería haber nada inamovible, salvo lo que venga marcado a nivel legislativo.

Si me permitís una breve conclusión, tan solo comentaros que esto que he escrito, a pesar de que parezca sencillo, no es nada fácil. Obliga a cambiar la concepción del centro. Obliga a poner en situación más incómoda a alumnado, familias y docentes. Y, por desgracia, también va a depender de las dotaciones de que se disponga en cada centro educativo. Esto último quizás lastre determinadas cuestiones pero, lo que sí que hemos de tener en cuenta es que no podemos seguir el cuento de la lechera, pensando que van a llegar recursos que no tenemos. Por eso nos debemos centrar a lo que hay. Algo que sabremos si hacemos un buen análisis de la situación actual.

Lo sé. Es mejor ir haciendo las cosas sin planificar y vivir en el caos más absoluto. El problema es que, por desgracia y aunque personalmente me encante vivir en ese caos, sí que creo que debemos hacer las cosas de forma un poco más seria que confiar en lo buenos que somos todos. Que lo somos, pero si hacemos una buena estrategia de centro, lo podemos ser todos mucho más. Y no me estoy refiriendo solo a los docentes.

Espero que os sirva. E insisto en que se trata de un artículo de un blog en el que tan solo doy unas pinceladas al asunto. Algo que, en caso de llevarse a cabo, debería hacerse de forma mucho más seria y con documentos de trabajo muy potentes. A por el jueves…

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