Llevo dos días sin entrar en X y no me gustaría haberme perdido nada. Necesito, como bien sabéis los que me conocéis, un chute de endorfinas en formato reducido y, cómo no, la necesidad de poder saber en un número limitado de caracteres (salvo aquellos que han pasado por caja, entre los cuales hay algunos gurús educativos) qué doctrinas doctrinas pedagógicas sin fisuras han aparecido.
Lo sé. Posiblemente se haya hablado de lo de siempre. El pedagogo y su cuenta B de los pantallazos insultando a quienes no piensan como él. La del club de la crítica indiscriminada criticando todo lo que va en contra de su ideología. El colectivo haciendo, como siempre, persecución y señalamiento de los que considera que no están ungidos por su verdad divina. Es que, mucho me temo, al final acaba siendo todo un déjà vu. Pero, como adicto a esas dosis puntuales de despropósitos y para alegrarme el día, os pido ese resumen rápido. Os lo voy a agradecer.
Bueno, mejor no me hagáis ningún resumen hoy. No me apetece. Tengo que ir de compras porque, por desgracia tengo calcetines que han decidido tener más agujeros que producto téxtil. Y ya no entro en aquellos polos con ventilación, cada vez más amplia, en su alerón. Las prioridades de hoy no pasan por la educación, ni por dar consejos ni, tan siquiera, para salvar el mundo. Hoy estoy en período más íntimo y personal. En realizar acciones mucho más críticas para mí que ponerme a hablaros de estrategias para trabajar la dislexia, hablar de aprendizaje de bivalvos o cuestionar a alguien porque haya publicado un meme para memos. Es otro nivel de necesidad.
Hoy debo reconocer que he descansado mejor que ayer. Bueno, ayer no descansé nada pero lo suplí con siesta, postsiesta y enganche con la cama. Digo enganche con la cama porque las dos primeras acciones las realicé muy cómodamente en el sofá. Un inciso… lo más importante de una casa son dos elementos: el sofá y la cama. Lo demás ya os digo yo que es totalmente secundario. Incluso lo son esas cortinillas de la ducha o bañera que se empeñan, mientras uno está debajo del agua, de buscar todas las partes de tu cuerpo.
Nada. Me apetecía escribir. Simplemente eso. No hace falta que me digáis de qué se habló en X. Ni tampoco que me paséis recortes en los medios, relacionados con la educación, de estas últimas cuarenta y ocho horas. Hoy estoy en otra cosa. Eso sí, intentaré ponerme con los correos electrónicos y los mensajes privados que me habéis enviado por X, además de responder a las interacciones en la página de Facebook. Bueno, lo intentaré. De la misma manera (o espero que no) he dicho que iba a ordenar el cajón donde tengo todos los cables. Creo que tengo más cables que nadie. Y no sabéis la pereza que me da ponerme con ello. Sé que lleva más de seis meses de retraso el asunto pero os prometo que, cuando abro el cajón, los cables se dirigen a mí diciéndome que les deje en paz. Soy mucho de obedecer.
Disfrutad del sábado. Yo lo intentaré en la medida de lo posible. Se prevé un buen día. Veremos cómo evoluciona.
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