Cada cierto tiempo releo uno de los libros que, para mí, es de los imprescindibles para cualquier docente interesado en la pedagogía del siglo XX. Sí, he dicho del siglo XX porque, curiosamente, todo lo que se está vendiendo como «nueva pedagogía» o «innovación pedagógica» en la actualidad tiene mucho de apolillado. El libro se titula «La pedagogía en el siglo XX» y está escrito por Guy Avanzini. Un inciso: antes de compraros el último de César Bona yo lo tendría claro… y además sale mejor de precio.
Hoy he revisado el tema de la Escuela de Longwy. Un modelo de escuela sin clases y con profesores sin cátedra. Un modelo llevado a cabo en los setenta, en esa zona de Francia, por Maurice Feder, basado en los siguientes puntos:
- Se prescinde de las clases ordinarias, convirtiendo los espacios en aulas-materia.
- Cada alumno recibe un programa de cada asignatura junto con el horario de las asignaturas y decide a qué asignaturas va y cuándo. Eso salvo en las asignaturas obligatorias, que son Educación Física, Francés e Instrucción Religiosa.
- El alumno va a la clase que quiere y permanece en la misma el tiempo que quiere.
- Los docentes no dan clase, tan solo desempeñan el papel de guías, consejeros y supervisores. Eso salvo que se les pida que la den. En ese caso su intervención dura de 5 a 20 minutos.
- Los alumnos no tienen manual escolar personal. Disponen de planes de trabajo, libros diversos y documentación variada.
- Se realizan agrupamientos entre alumnado con independencia de su edad y por decisión autónoma.
- Se suprime el trabajo impuesto efectuado en casa.
Lo anterior debe también contextualizarse porque, al final, sin una contextualización adecuada se escapan muchos matices. En esta escuela, católica pero subvencionada con dinero público y con bula pedagógica para el experimento, solo había alumnado hijo de proletarios, en muchos casos analfabetos (estamos hablando de finales de los sesenta y principios de los setenta, con una tasa de analfabetismo aún bastante alta en toda Europa), e inmigrantes. Y otra cuestión también relevante… a pesar de la posibilidad de que el alumnado eligiera libremente qué hacer y dónde ir en cada momento, el mismo se hallaba identificado por el color de la ropa que llevaban.
Seuls comptent maintenant les groupes d’âge, qui se distinguent par la couleur du col sur la blouse bleue : azur (onze ans), horizon (douze ans), vieux rose (douze-treize ans), rose indien, citron, pistache, hermine, ivoire, jusqu’aux grandes, turquoise (quinze-seize ans).
Un modelo educativo que, resumido en los puntos anteriores, seguramente a algunos os puede sonar bastante por ser lo que proponen algunas corrientes pedagógicas en la actualidad.
Creo que me ha picado el gusanillo de ir compartiendo estas cosas con vosotros. Así que, cada cierto tiempo iré escribiendo de estas cosas que leo (o más bien releo). Con todas las limitaciones que alguien como yo, muy justo en formación como en capacidad de entender, pueda resumiros ciertas corrientes pedagógicas.
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