Fin. Acabo de terminar el undécimo libro de la saga de Harry Dresden, Renegado, escrito por Jim Butcher. Poco puedo decir más allá de que es una lectura fácil, que engancha y que hace que tengas ganas, después de algún que otro volumen regulinchi, de seguir con la serie libro a libro. No son libros difíciles ni de altísima calidad pero, al menos para mí, son libros que me ayudan a pasar el rato y disfruto con ellos. Algo que debería ser el objetivo de cualquier libro no académico.
Una vez he finalizado el libro, por ser algo habitual, me he pasado a ver qué se contaba en X. Tenía algunos mensajes directos y quería saber un poco acerca de las Olimpiadas. Es muy triste seguirlas por X pero, sinceramente, lo que más me gusta de las Olimpiadas es el atletismo y del resto de deportes, muchos de los cuales ni conozco sus reglas, solo me apetece cotillear de forma muy superficial. Pero bueno, vayamos a los mensajes directos en X que tenía. El leitmotiv, por cierto, de este, mi segundo artículo de hoy.
Pues bien, resulta que me han mandado un enlace a un panfleto acerca de un artículo que han escrito un grupo de personajes en contra de las evidencias en educación. Joder, que estamos de vacaciones. Que algunos estamos muy cansados del asunto pero, por desgracia, parece que otros hayan currado muy poco este curso para seguir dando la matraca escribiendo estas cosas. Lo sé. Sé que algunos se han pasado publicando posts en X en su jornada laboral. Sé que están ahora muy poco cansados porque trabajan muy poco. Sé que, en definitiva, es necesario que demuestren su crítica acerada a todos los neorrancios que son, curiosamente, todos los que piensan diferentes de ellos.
No voy a leerme el artículo. No me apetece. Dije que me apetecía seguir escribiendo de temas educativos estos pocos días de vacaciones que tengo este año pero, entre empezar el duodécimo volumen de Harry Dresden o leerme cuatro cosas más de los de siempre, prefiero empezar ese volumen. Y, una vez me tome un relax del mismo, poder salir, siempre y cuando el viento amaine un poco, a pasear con mi mujer. O, simplemente, en caso que no lo haga, ver alguna cosilla, sentados en la terraza con vistas al mar, de alguna de esas plataformas que tenemos contratadas.
No voy a decir a nadie qué debe hacer en su tiempo libre. Eso solo lo dicen aquellos que se dedican al señalamiento, a la injuria o a abocar sus frustraciones. Eso sí, si tenéis gente bonita al lado, aprovechadla. Y si estáis frustrados permanentemente, intentad salir de ese estado y, seguramente, podréis encontrar gente así. El tiempo es muy corto. Disfrutad y exprimid las vacaciones. Si no lo hacéis, seguramente os arrepentiréis.
Os recuerdo, tal y como hago en múltiples ocasiones, que a mí me gusta escribir. Seguiré haciéndolo. Eso sí, de lo que decida en cada momento. Y, en vacaciones es bastante probable que lo haga de cosas vacacionales.
Ha empezado a llover. Sí, a llover y a granizar…
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