Sí, tú. Te estoy interpelando a ti. Al que estás, sin ningún tipo de preparación, formando a docentes en cosas que desconoces más allá de, con suerte, haberte leído un libro del gurú de turno o, simplemente, haber hecho un cursillo rápido de veinte horas online. Tu falta de ética es flagrante. Y ya podemos darle las vueltas al concepto como queramos. No eres más que un sinvergüenza que saca dinero vendiendo una mezcla de chamanismo barato y frases vacías a un auditorio que, por desgracia, está también formado de algunos que tienen el sentido común y la inteligencia muy escondidos en su anatomía. Bueno, si tienen ocho, nueve o diez, tal y como en ocasiones les vendes, las deben de tener todas en festivo permanente. Es una chanza porque, tú sabes igual de bien que yo, que las inteligencias múltiples no existen y formar en ello es timar. Puto timador.
En estos días he visto anunciados a bombo y platillo formaciones, e incluso másters, en los que tú y tus colegas ofrecéis dar charlas acerca de neuroeducación. Va, el concepto no existe y la gente que sabe un poco de neurociencia, tiene aún la decencia de decir que queda un largo trecho para aplicar esos descubrimientos a la educación. Pero tú, maestro de formación o licenciado de alguna cosa que nada tiene que ver con la psicología (en caso de profesorado de Secundaria) te pones a ser el formador en eso. ¿Realmente te compensa el dinero? ¿Realmente vale la pena, y más con el agravante en ocasiones de ser docente en activo -por lo que ya cobras un sueldo-, estar engañando al personal? Joder, si no sabes que les estás engañando es que, aparte de ser un puto timador tu capacidad mental está muy limitada. Va, que tú sabes perfectamente que, salvo en las redes sociales, eres un tipo que no tienes ni idea de nada. Eso sí, has visto un modelo de negocio vendiendo mierdas educativas, porque sabes que ser docente no es sinónimo de tener conocimientos. Además también tienes tu club de fans que aplauden esos crecepelos que vendes, desde tu calvicie, para calvos (entiéndase que el que vende puede tener pelo o no).
Debería ser denunciable lo que estáis haciendo algunos. Hoy dais formación de neurocosas, mañana de aplicaciones (que jamás habéis usado en el aula y vuestro conocimiento técnico sobre las mismas es más que limitado) y, al día siguiente de cómo usar unos vídeos de mierda que habéis hecho, denominando al concepto en algún nombre en inglés. O, simplemente, difundiendo un nombre guay para otra cosa que alguien ha inventado (la mayoría de vosotros no llegáis ni a eso) y vosotros habéis usufructuado. Sois una panda de vividores del despropósito.
Lo siento, a mí me dais mucho asco por lo que representáis. Representáis al típico personaje que iba en carreta, vendiendo remedios que elaboraba mediante agua y orín que, por suerte antaño sacaban a palos de muchos pueblos. Ahora, por desgracia, sale vuestro careto en esa formación tan magna que ofrecéis sobre cosas que no existen, homeopatía educativa o, simplemente, basada en Google porque, vamos a ser sinceros de una puñetera vez… ¡no tenéis ni pajolera idea! Eso sí, la caja va llenándose.
¿Podéis dormir por la noche? Yo no podría. Pero, como he dicho siempre, cada uno tenemos nuestro límite acerca de qué consideramos ético y qué no. Y, por qué no decirlo, un concepto muy personal de lo que supone la decencia.
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Llevas una buena carga de razón. Mira que discrepo en muchas cosas de las que nos permites conocer tu opinión a través de este blog. Pero este artículo sencillamente da en el centro de la diana.
Harto de los vendedores de humo… perdón para ser innovador… de los smoke sellers… es que…
Suerte que al final te has redimido con los «smoke sellers» 🙂