El otro día estaba leyendo en Twitter la supuesta experiencia de una maestra española que había visitado el paraíso educativo. O sea, Finlandia, para los que no lo tengan claro. Y esbozaba una conversación en la que un maestro que llevaba veinte años trabajando ahí (porque se había enamorado y casado con una finlandesa en un Erasmus -ya veis que para algo sirven-) que le comentaba que los finlandeses no entendían el porqué de haberse idealizado su sistema educativo.
Pues bien, voy a contar una cosa que os va a sorprender. No es el sistema educativo… ¡es el contexto! No es el país ni las leyes educativas… ¡es el contexto! En un país como el nuestro no pueden aplicarse normas que funcionan en otros. No puede pretenderse eliminar, por ejemplo, las oposiciones para poner un sistema de acceso mediante una entrevista porque ya sabemos qué pasaría. A ver, que en Cataluña, con la selección de gran parte del profesorado en la pública, ya empieza a entrarse como en la privada. Tienes contactos, conoces a, me han dicho que tu hijo a estudiado tal cosa o, simplemente, plazas que pasan de padres a hijos. Es que lo de cobrar cuotas ilegales en la concertada no pasa en ningún país civilizado. Por eso la privada es residual en la mayoría de países. Por eso la administración es menos burocrática. Aquí se hacen papeles a tutiplén porque no nos fiamos de la sociedad. Ni del alumnado, ni del profesorado, ni de las familias. Joder, que solo hace falta ver a quién le dan las becas. Un porcentaje apreciable a gente que no lo necesita. Por cierto, no por ser inmigrante necesitas beca. Existen los moros de la patera y los árabes. Creo que me explico.
En nuestro país está la sociedad de la picaresca. Somos de los primeros en trasplantes porque también nos tragamos cualquier cosa que nos vendan como buena en los medios. Joder, el otro día me dijeron que si en nuestro país sustituyen la mascarilla por un pene tatuado en la frente, gran parte de la población lo llevaría sin ningún problema si se hiciera una campaña para hacerlo. Lo más grave del asunto es que puedo creerme, sin demasiadas pegas, esa ficción. Algo que me causa mucha desazón. Tenemos canales con programas que destruyen todo lo que podamos hacer en la escuela a los pocos minutos. Y se compran discursos que no colarían en otros lugares. Por cierto, y volviendo al contexto, ¿alguien se cree que un modelo de cheque escolar como el danés, con el 90% de centros públicos (mediante un modelo municipalizado), no haría que la pública en nuestro país se convirtiese en más asistencial de lo que lo es? A ver, que aquí (casi) todos los funcionarios docentes huyen de la sanidad pública. Hay países que no dejarían arruinar la sanidad pública como aquí. Y que miran hechos frente a siglas políticas. El porcentaje de bobos es muy alto en nuestro país.
Joder, es que nadie en otros países se creería lo que dicen los docentes en Twitter. Aquí tildamos de buen docente a aquel que publica ciertas cosas o reflexiones en Twitter. Es que no tenemos ni agencia de evaluación educativa, salvo chiringuito en el que se han colocado unos cuantos, en condiciones. Si queréis entramos a cómo se entra en la Universidad y al proceso de, primero esclavización, segundo sumisión y, finalmente, un tribunal ad hoc para que pueda ser uno titular de Universidad. Y sin ningún sonrojo. Es que hay algunos que han entrado en las Facultades de Ciencias de la Educación con Tribunales que, de independientes, lo tenían solo en la normativa. Normativa sin sentido. Chapuceros legislativos. Medidas que siempre se pervierten para pasárselo unos y otros por la linde o por más allá de la misma.
Las medidas educativas dependen del contexto. No pueden darse las mismas aquí que en otros lugares del globo. Por eso no sirve PISA. Por eso no deberíamos seguir los dictados de la OCDE. Por eso todas las políticas de recuperación o inversión que vienen de Europa acaban sirviendo casi siempre para tirar el dinero. Ahora llega un montón de pasta para educación. ¿Creéis que se va a usar igual de bien ese dinero que, por ejemplo, en Alemania? Y no es por creer que los alemanes no tienen sus problemas ni sus chanchullos pero, sinceramente, el descontrol de aquí es de traca.
Ya no es solo el contexto a nivel de país. Es el contexto a nivel de centro. Es el contexto… «yo hago lo que me apetece o yo sé lo que es mejor para el alumnado porque mis compañeros no saben». Cada aula es un mundo. Cada tuit vertido por docentes es una perversión muy sesgada de la realidad o de la mentira interesada. Cada influencer, tiktoker o instagramer hace que la brecha con los países que están haciendo las cosas bien sea cada vez mayor. Ellos también tienen este tipo de personajes. Otro tema es el caso que se les hace a nivel legislativo y político. En ningún otro país se vería debatir a políticos en Twitter. Tienen bastante más trabajo. Lo hagan mejor o peor, pero trabajan. Generalizar es perverso, pero es que cada vez hay más casos aislados de ciertas cosas.
Para mejorar la educación en nuestro país debe hacerse cambiando el contexto. Si no hacemos planes urbanísticos que impidan la concentración de determinadas familias en determinados barrios o hijos suyos en determinados centros educativos, hacemos evaluaciones independientes de todo el sistema, redactamos normas sencillas que impliquen la menor burocracia posible, diseñamos planes a largo plazo o, simplemente, damos importancia a lo que lo tiene (y no a lo que digan determinados personajes en las redes sociales), no vamos a mejorar la educación. La educación no cambiará la sociedad porque es la sociedad actual la que educa con sus criterios. Sin intervenir sobre el contexto la educación tiene un límite muy claro. Y ese límite es el que es porque, aunque algunos interesadamente lo vendan, el sistema educativo es solo una pata del cambio. Sin mejorar el contexto… ¡a seguir disfrutando de la misma película ad eternum!
Me gustaría acabar bien el artículo porque yo sí que tengo esperanzas. Que seamos un país de pandereta, café, copa y puro, no implica que no tengamos nuestras cosas buenas. Que las tenemos. Eso sí, entre esas cosas buenas, lamentablemente no está nuestra gestión de la educación. Pero tampoco pasa nada porque, ¿realmente a quién le interesa mejorar la educación al margen de su idea subjetiva de cómo debe ser la educación? ¿A alguien le interesa? ¿A ti? ¿Seguro?
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