Debo reconocer que, a pesar de estar la economía echa unos zorros, los docentes, con nuestros trece meses de vacaciones y nuestra paga de parlamentario europeo (de los de los maletines), podemos permitirnos el lujo de gastar sin mirar nuestra cuenta corriente. Es lo que tiene ser funcionario, vago, vocacional, con adicción absoluta a Tinder y Grinder. Bueno, en su versión visa platino. Las black que reparten cada comida de Navidad en los centros educativos no estaban muy bien acogidas por el profesorado de determinadas especialidades y niveles educativos.

Al volver de Navidades, siempre según rumores, nos van a regalar en la Comunidad Valenciana un maravilloso Decreto para que los directores puedan elegir a parte de su plantilla docente. Además de un modelo de plantillas, a nivel nacional, que va a permitir desplazar a todo el profesorado que no pase por su acreditación de la competencia digital. Y si añadimos el maravilloso Decreto de Especialidades que se está diseñando en Cataluña, mediante el cual se permitirá que un docente de Lengua Catalana dé Historia del Arte en Bachillerato, por parte de la administración ya creo que irán cumplidos de regalos. Así que, nada mejor que hacernos unos regalos de forma autónoma. Nos lo merecemos. Y además vamos a tirar la casa por la ventana.

En primer lugar podéis compraros una camiseta de esas de «soy docente inclusivo» que venden en una tienda online los del colectivo DIME. La venden en versión masculina y femenina. Eso sí, pudiendo comprar la minifalda escocesa a juego. Va integrado un carnet digital cuya posesión garantiza estar del lado bueno de la educación: del inclusivo. Y también, como no podía ser menos, la posibilidad de aparecer en el listado de docentes inclusivos. Si no hay difusión, para qué sirve todo lo anterior.

Aprovechando, se puede comprar una insignia azul para el Twitter. Así, como mínimo, algunos sabrán que tenéis caché. Antes las regalaban con los yogures (¡así la conseguí yo!), ahora toca pasar por caja. Pero ocho dólares mensuales a qué bolsillo de docente van a afectar. Si nos fregamos el culo con billetes de cincuenta. Por cierto, intentad no pagar después en el Mercadona con esos billetes que, en el de mi barrio ya me han dicho que la práctica, desde que nos han subido el sueldo a nivel del Kilimanjaro, de residual ha pasado a habitual.

Podéis comprar un tazón de esos que diga… «soy docente y me la pela el mundo», «soy docente Montessori», «soy docente y hago ODS» o «me flipa cantidubi flippear mi clase». Hay cientos de tazones disponibles. Además ya os pasaré yo la empresa que los hace. Sí, lo sé. La dirección que os pasaré es la misma de los que diseñan la mayoría de cursos del INTEF. A ver si no les damos un sobresueldo para Navidad. Se lo merecen por el buen trabajo que realizan en su metaverso particular.

Otro regalo interesante es pagar la cuota de un alumno pobre en un centro privado (concertado o no). Quedáis bien con el dios de turno y con la sociedad en su conjunto. Pensad que no os pido ponerlo en la mesa. Es que tener un sudanés en la mesa no mola, pero sí que mola saber que no sois racistas por tener un negrito al que le pagáis los gastos de escolarización. Tener un amigo negro, homosexual o trans es una baza importante para cualquier discurso que os intente demonizar. Da igual si después os pasáis la Nochebuena contando chistes de gitanos. Además se disculpa que en el centro en el que ejercéis la dirección hayáis dicho en privado, más de una vez, «si no fuera por la cantidad de chusma pobre que nos viene, seguro que nuestro centro sería más demandado».

Lo de los juguetes sexuales ya es algo que no me atrevo a recomendar. Me han dicho que el Satisfyer 3++ tiene mejoras respecto a los modelos anteriores. Pero creo que el que me lo ha dicho está tan al caso de eso como la mayoría de los que salen en los medios generalistas hablando de educación porque, también me ha dicho que son comibles y tienen gusto a frutas del bosque. No lo veo. Yo creo que se ha confundido con las gominolas de los ositos. A ver si va a ser eso. Para hombres hay algo que también se está vendiendo. Lo que pasa es que, al menos a mí me da no sé qué meter algo en un sitio con protuberancias. Estoy muy mayor. Debe ser eso. Pero bueno, hay juguetes para meter por cualquier agujero. Así que si os animáis, habladlo en la comida de Navidad. Sentaos al lado del que imparte religión, griego o francés en vuestro centro y, seguramente os informará del asunto. Y sabrá más de lo que os pueda decir yo.

¿Más regalos? Pues libros (salvo el mío, los otros que hay sobre educación son muy aburridos y piden que se los tome el personal en serio), películas en VHS o una licencia perpetua a una aplicación que, seguramente va a desaparecer del mercado tan pronto empecéis a estar cómodos con ella. Digo VHS porque, al final, si se han gastado millones de euros en portátiles para centros educativos que no tienen wifi, qué mejor que comprar películas que no podéis reproducir. Si la administración educativa puede tirar el dinero, por qué no hacerlo como tíos gilitos de la formación.

Hay mucho regalo que podéis hacer. Ya veis que no es cuestión de precio. Tan solo es echarle imaginación. Eso sí, lo único que os pido desde aquí es que, más allá del regalo, penséis a quién va dirigido. No es cuestión de equivocarse, como aquel que envía whatsapps del negro al amigo de la Conferencia Episcopal. Es cuestión de poner, con letras de periódico bien recortadas, la dirección de la persona que gestiona la educación a la cual le vais a enviar esa mierda de rinoceronte que tanto os ha costado ir a buscar. Lo de matar bichos, ya sabéis que solo es para gente mucho más top que vosotros.

Felices Fiestas. Disfrutad los que hoy os vais de comida. Y vigilad, que siempre tenéis compañeros y compañeras más pendientes de hacer publicaciones en Instagram que de dejarse llevar por la orgía posterior. Es que ya sabéis que donde se folla más es en las Comidas de Navidad. Condones y alegría. No sea que a la próxima no pueda irse por estar de permiso de maternidad o paternidad. Un abrazo y espero que os hayan servido mis ideas. Ya sabéis que estoy aquí para echar una mano. O dos si se tercia.

Como estoy haciendo en los últimos artículos, os recomiendo mi nuevo libro sobre educación para mayores de dieciocho, “Educación 6.9: fábrica de gurús”. Lo podéis adquirir aquí (en versión digital o papel) o en ese pop-up tan molesto que os sale. Y sí, me haría mucha ilusión que fuera uno de los diez libros más vendidos sobre educación este curso. 😉


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