En el día de ayer se viralizó en las redes sociales una entrevista a una docente, finalista de un premio educativo organizado por una empresa armamentística. Hubo tres tipos de crítica: una crítica a lo que decía en la entrevista, una crítica a la organización que entregaba los premios y otra crítica a la docente finalista. Y ahí entramos en el ad hominem recurrente que, por desgracia, tan útil resulta a algunos a falta de argumentos.

Pues bien, aprovechando lo anterior, voy a centrarme en los tres tipos de ad hominem existentes. Y ya veréis que muchos de los debates encendidos en las redes sociales -o fuera de ellas- sobre temas educativos pueden ser incorporados a ese tipo de falacia.

Fuente: https://falacias.escepticos.es/

Esta falacia puede presentarse de tres maneras diferentes:

1) Realizando un ataque personal directo.

Se descalifica a alguien mediante el insulto. Es uno de los más recurrentes ad hominem pero, por suerte, el más fácilmente detectable.

Persona 1: Me preocupa la educación y por eso cuestiono la LOMLOE.

Persona 2: Las críticas a la LOMLOE están de moda. Por eso te has unido al sector crítico. No creas que eres crítico con la LOMLOE. Lo que te pasa es que ves que hay una corriente crítica con esa Ley y te sumas a ella.

2) Por cuestiones circunstanciales.

Persona 1: Hay que reducir las ratios, construir más centros educativos, reducir la burocracia para los docentes y mejorar sus condiciones laborales.

Persona 2: Usted va a Congresos en los que participan como ponentes gente que asesora a gobiernos «de derecha». Como «la derecha» es mala, todos tus planteamientos educativos lo son.

3) Tu quoque (tú mismo).

Persona 1: Creo que deberíamos racionalizar el uso de las TIC, e incluso eliminarlo en etapas inferiors del aprendizaje salvo casos muy concretos.

Persona 2: Si tú eras antaño uno de los grandes defensores de las TIC, ¿qué me cuentas ahora?

Si lo aplicáis a lo que se ha hecho con la finalista de ese premio educativo al mejor profesor del mundo (¡ya sabéis que el que escribe solo es el profesor más sexy de la galaxia conocida y desconocida!), veréis que muchas de las críticas que ha recibido son falacias ad hominem. Al igual que la mayoría de críticas a un Congreso educativo que se celebró el fin de semana en Barcelona. Al igual que las críticas que, curiosamente, siempre acabo recibiendo por parte de algunos que, curiosamente, deberían mirarse más el ombligo.

Fuente: Twitter

Imaginaos que yo respondiera al ad hominem con otro ad hominem. Ya lo sé, sería convertirme en lo mismo que estoy denunciando en esta entrada.

La verdad es que recurrir a las falacias ad hominem, al hombre de paja u a otras, lo único que demuestra es que no hay argumentos ni inteligencia para otra cosa. Se me puede criticar por muchas opiniones y cosas que digo, tanto en este blog como en las redes sociales. Se puede criticar a terceros por muchas cosas que hacen o dicen. El problema es, en lugar de buscar argumentos sólidos, acudir a despellejar a la persona mediante un ad hominem tras otro. Entonces ya no estamos hablando de crítica educativa. Estamos hablando de otra cosa.

Finalmente, un detalle. No es malo decir que hay personas que «trincan» con determinadas metodologías. No es malo opinar que hay intereses tras ciertos temas educativos. No es malo hablar de que uno esté o no relacionado con una ideología concreta. Lo perverso es usar ese discurso como único discurso o, simplemente, acudir a él para refutar alguna cosa que no nos guste.

Es imposible estar aislado del ad hominem. Es prácticamente imposible no caer en él en alguna ocasión. Lo que pasa es que algunos lo usan de forma demasiado recurrente. Y, al menos a mí, me da mucha pereza ponerme a responderles. Eso sí, siempre puedo aprovechar el último que han hecho contra mi persona para seguir vendiendo mi libro.

Fuente: Twitter

En nada un maravilloso puente. Puente que necesitamos, tanto los docentes como el alumnado. Se está haciendo muy duro este primer trimestre. Especialmente con el desconcierto de la LOMLOE y cómo se está aplicando. Sin nadie al volante, ni del Ministerio de Educación ni de las diferentes Consejerías del ramo.

Como estoy haciendo en los últimos artículos, os recomiendo mi nuevo libro sobre educación para mayores de dieciocho, “Educación 6.9: fábrica de gurús”. Lo podéis adquirir aquí (en versión digital o papel) o en ese pop-up tan molesto que os sale. Y sí, me haría mucha ilusión que fuera uno de los diez libros más vendidos sobre educación este curso. 😉


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