En el ámbito educativo, al igual que sucede en otros ámbitos, tendemos a comprar «lo último del mercado». Esa última moda que, vendida y difundida hasta la saciedad, mediante diferentes estrategias de persuasión, consigue que penetren en el imaginario popular como un constructo que, por lo visto, va a revolucionar (no solo) la educación.

Este es el caso de la inteligencia emocional. Otro modelo que, como bien se describe en la siguiente viñeta, adolece de grandes defectos, tanto en su formulación como en su análisis.

Fuente: Brainstuck

Por cierto, hay cuatro puntos que, como mínimo, ya deberían hacer saltar todas las alarmas con el concepto de inteligencia emocional (1).

  1. La definición del concepto de «inteligencia emocional» está en cambio permanente.
  2. La mayoría de definiciones del concepto hacen el concepto ininteligible.
  3. Una definición (por ejemplo «el razonar con emoción») incluye en una contradicción.
  4. No existe una inteligencia emocional, existe una inteligencia que puede ser aplicada, tanto a las emociones como al resto de situaciones vitales.

Por tanto ya vemos que vamos por mal camino con el concepto de inteligencia emocional. Y si a lo anterior añadimos el análisis crítico de investigaciones, recopilado en (2), nos encontramos tanto con la insistencia de pedir una aclaración acerca de qué estamos hablando cuando hablamos de cuestiones de inteligencia emocional, además de intuir que, bajo ese concepto, se esconde un entramado económico muy importante. Especialmente cuando sabemos, los que nos dedicamos a la educación y tenemos un poco de sentido común, que el cambio continuo de definiciones de un concepto se usa exclusivamente para seguir vendiendo el mismo e intentar, de nuevo, conseguir ese mercado que se ha visto reducido porque los docentes empiezan a darse cuenta de que, lo que subyace tras determinados conceptos, es nada.

Con el concepto inteligencia emocional se mezclan otros como «alfabetización» y «competencia». Algo que acaba confundiendo a ese concepto. Con respecto a la primera, a menudo se implica una construcción unitaria (a diferencia de un grupo de competencias), que puede ser inútil. Para estos últimos, se tiene poco significado para sectores distintos de la educación. Donde, por cierto, tampoco existe una definición clara del concepto.

La mezcla anterior facilita la imposibilidad de realizar análisis serios de abordaje al concepto de inteligencia emocional porque, como siempre, es imposible evaluar nada que cambie de definición cada poco tiempo o en función de quien hable de ese concepto.

Y, como siempre digo, lo importante es mantener el principio de precaución antes de abrazar determinadas cosas. La primera señal de advertencia es que el concepto en sí mismo ha desafiado consistentemente una definición clara y acordada, un requisito científico básico. Además, todavía no está claro si la inteligencia emocional representa algo más que una combinación de variables de personalidad y ciertos aspectos de la capacidad cognitiva general.

No debemos olvidarnos nunca que en el ámbito educativo siempre se tiende a buscar soluciones demasiado simplistas a problemas complejos. Y crear un concepto como el de inteligencia emocional, que aparte permite ser definido como a uno le dé la gana y no tiene ninguna evidencia científica, atrae a muchos. Porque, vamos a ser sinceros, a quién no le gusta encontrar la varita mágica del aprendizaje. Bueno, a mí. Pero es que soy bastante raro. Y lo miro todo con lupa.

Bibliografía

1. Locke, Edwin. (2005). Why Emotional Intelligence is an Invalid Concept. Journal of Organizational Behavior. 26. 425 – 431. 10.1002/job.318.
2. Humphrey, Neil & Curran, Andrew & Morris, Elisabeth & Farrell, Peter & Woods, Kevin. (2007). Emotional Intelligence and Education: A critical review. Educational Psychology. 27. 235-254. 10.1080/01443410601066735.
Como estoy haciendo en los últimos artículos, os recomiendo mi nuevo libro sobre educación para mayores de dieciocho, “Educación 6.9: fábrica de gurús”. Lo podéis adquirir aquí (en versión digital o papel) o en ese pop-up tan molesto que os sale. Y sí, me haría mucha ilusión que fuera uno de los diez libros más vendidos sobre educación este curso.

Descubre más desde XarxaTIC

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.