Los habituales de este blog, a los que realmente os he de dar las gracias por la paciencia que tenéis y el cariño que me demostráis la inmensa mayoría de vosotros, os habréis dado cuenta de que hoy he vuelto, tal y como hago cada cierto tiempo, aunque en este caso de una forma mucho más rápida y atendiendo menos a algunos detalles que implicaban tocar código, a darle un lavado de cara al mismo. Sí, a diferencia de mí, que no voy a pasar por peluquería, manicura ni cambiar el fondo de armario, el blog me había pedido que quería estar «guapo» para el curso 2024-2025. Y quién soy yo para negárselo.
Aprovechando lo anterior me apetece volver a comentaros algunas cosillas que, aunque repetidas, es importante recordar…
Esto no es nada más que un blog personal y en el mismo intento, con mayor o menor fortuna, hablar de lo que conozco un poco. Creo que veintiséis años de pico y pala en varios lugares relacionados con la educación, varios centros educativos y algunos cambios legislativos, amén de la incorporación de ciertos elementos tecnológicos, me permiten hablar con cierta propiedad de ello. Eso sí, que esa experiencia me permita hablar de ciertas cosas no implica que acierte al hablar de las mismas. Un año de experiencia mal ejecutado profesionalmente no suma para el cómputo. Pero ni en educación ni en ningún otro ámbito profesional.
Estoy centrándome el último año y pico en hablar de investigaciones y evidencias que llegan a mis manos. No las redacto. No soy el culpable de que las investigaciones sobre educación digan lo que dicen. Además, os prometo, que a diferencia de otros que publican ciertas cosas que no se han leído, me he leído todo lo que comparto con vosotros. Todos los artículos referenciados han pasado por mis ojos. Y claro que puedo equivocarme en alguna interpretación pero creo que algo sé de investigación y de cómo funciona el método científico. Lo sé. El método científico para algunos está sobrevalorado. Para mí, un creyente en lo que puede demostrarse o, incluso falsarse, tiene su importancia. Nunca absoluta porque el aula es compleja, pero sí que tiene ciertas indicaciones que nos permiten intuir, con datos, ciertas cosas.
Entro en ocasiones en este blog en debates en los que no debería entrar. Hay mindundis, algunos en determinados púlpitos y con un nutrido grupo de acólitos, cuyo único objetivo es hacer daño y posicionarse en el mainstream educativo. Prometo que este curso intentaré ignorarlos. Es que hay algunos tan estúpidos que creen que cuando uso determinados prompts para generar imágenes con IA para usar en algunos artículos, creen que estoy pensando en ellos. Ellos simplemente me dan alguna inspiración pero, más allá de ello, su importancia para mi trabajo y para mi vida es nula. Lo mismo que los que ahora están comprando piñas en Mercadona como si no hubiera un mañana. Personajes irrelevantes a los que cada vez voy a dar menor importancia. Es que no hace falta ni entrar en su relato. Es lo que quieren. Y a veces, reconozco, que también he caído en su trampa.
Por cierto, a los personajillos anteriores no les deseo ningún mal. A diferencia de ellos que, en algunos mensajillos que vi (¡son tan amiguetes que filtran todo lo que hablan en privado!), deseaban mi fallecimiento en mi última crisis. Es que son dos niveles de personas. Pero ya basta de hablar de ellos. Es que ya veis que su relato se difunde tanto y tiene tantos medios afines, en un determinado sector ideológico que cada vez tiene menos votantes, que te acaba siendo imposible que no te acaben intoxicando y haciéndote perder el tiempo. He aprovechado esta mañana para silenciar a los que me quedaban en X. Una red de la que dicen siempre que se van porque es una red fascista y mira por dónde, jamás lo hacen.
¿Qué vais a encontrar en este blog a lo largo de este curso? Pues reflexiones (no solo) sobre educación, preguntas que me hago, investigaciones compartidas, cosas de friki y algunos artículos de esos que me relajan, en los que, simplemente experimento el placer de escribir sobre cosas que me surgen.
Siempre he dicho que a mí esta bitácora personal, compartida con vosotros, me relaja. También me ayuda a centrarme en ciertas cosas y a saber un poco más porque, en estas líneas incoherentes con las que os maltrato habitualmente, estoy aprendiendo mucho. No sería profesionalmente lo mismo sin el blog. No habría llegado a plantearme muchas cosas. No habría, en definitiva, llegado a ser quien soy porque, al final, cualquier decisión y tiempo invertido en la mejora profesional, siempre repercute en uno mismo.
Disfrutad del último finde antes de empezar. Eso sí, recordad que lo importante no es decir lo que se hace sino hacer lo que se dice. No hagáis como yo que ayer enchufé la plancha y me surgieron multitud de excusas para acabar no planchando ni una camisa.
Finalmente, si me permitís un consejo… creaos un blog o un espacio, público o privado, en el que reflexionéis acerca de vuestra profesión o vuestra vida en general. Ayuda, en varias ocasiones, a ser mejores. O, al menos, a encontrar cosas que estamos haciendo mal o en las que podríamos hacerlo mejor. Reflexionar acerca de lo que uno hace, piensa o de los inputs que recibe, nunca está de más.
Doce minutos en escribir el artículo, uno en darle instrucciones a Grok para que me generara la imagen, uno para pasar la imagen a png y, finalmente, dos para ver si se me había colado alguna cosa en la redacción. Sí, hoy he ido algo más lento de lo habitual.
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Una vez más estoy de acuerdo contigo en lo de escribir acerca de lo que hacemos como medio de reflexionar y cuestionarnos las cosas.
Enhorabuena por tu blog y aunque a veces no esté de acuerdo con algunas opiniones que manifiestas, haces que tenga que buscar argumentaciones y razonamientos para poder estar de acuerdo o en desacuerdo contigo.
Muchas gracias. Por cierto, espero que esos argumentos y razonamientos que encuentras los compartas por aquí. 😉