¿Qué ha pasado para que un sistema educativo (supuestamente) ejemplar haya colapsado?

Hemos conocido los resultados pruebas de comprensión lectora por Comunidades. Esperada su publicación, a pesar de disponer de los datos, a conocer los resultados de la contienda electoral porque, por lo visto, es más importante el reparto de «cargos» posterior que la transparencia. Algo que es muy triste pero que, lamentablemente, es algo que se repite en el tiempo.

Conocidos esos datos nos encontramos que «Cataluña se desploma en comprensión lectora» (enlace). Unos resultados mejores solo que las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. El farolillo rojo peninsular. Un curso de retraso respecto a alumnado de otras Comunidades.

¿Qué ha pasado para que el sistema educativo catalán se haya desplomado? ¿Cuáles son las causas para que, un sistema educativo envidiado antaño por muchos, se haya convertido en algo totalmente esperpéntico y haya colapsado en su totalidad?

Las causas son varias. Bueno, en primer lugar convendría aclarar que, como catalán, tengo muy claro que todo, en algunos ámbitos, se lo han gastado desde hace mucho en publicidad. Vender lo trabajadores que somos los catalanes, lo listos y educados, la sanidad tan maravillosa que tenemos, etc. El problema es que, a poco que alguien viaje y conozca un poco qué pasa en otros lugares, sabrá que el alumnado es parecido y que, quizás la única variable que puede soportar esa propaganda, es el poder adquisitivo. Algo que ya no es así.

Ahora se empiezan a ver las costuras de un sistema endogámico, mal gestionado y totalmente privatizado. Con la LEC se cargaron muchas cosas. Entre ellas la democracia dentro de los centros educativos. Fue empezar a elegir «a dedo» por parte de los directores a parte de sus plantillas para, curiosamente, ahondar en el descalabro en resultados. No lo digo yo. Lo dicen los datos.

También se ha apostado por un determinado modelo de pedagogismo, basado en supuesta innovación, auspiciado por una Fundación privada que, curiosamente, solo ha ido en detrimento del aprendizaje del alumnado. Complicando la burocracia de los docentes catalanes e impulsando, como sabréis bien los que trabajáis ahí, un modelo absurdo basado en proyectos sin sentido. La innovación puede ser contraproducente. Especialmente un determinado modelo, muy mediático, de innovación.

Se da la casualidad de que esa bajada de resultados también se ha dado a la par que el empeoramiento de las condiciones laborales de los docentes catalanes. Seguro que todo son casualidades pero, al final, ya chirría tanta casualidad. Sueldos bajos, burocracia interminable, reuniones por el simple hecho de reunirse, trabajo por proyectos, eliminación de las calificaciones, inclusividad muy poco inclusiva, formación basada fundamentalmente en pseudociencias, desespecialización del profesorado,… y así hasta un largo etcétera de situación que se llevan viviendo ahí en los últimos tiempos.

La educación no se arregla con arengas, banderas o lacitos. La educación se arregla con inversión, gestión, democracia y seguir lo que dicen las investigaciones educativas. Y, por favor, echando a los mercaderes del templo que, en el caso de Cataluña, han entrado hasta la cocina en la administración que la gestiona, teniendo varias Direcciones Generales controladas por una determinada Fundación privada.

Pero bueno, qué sabré yo. Seguro que la culpa, como ya están manipulando los medios subvencionados, es de los docentes que no se han formado, no entienden el nuevo paradigma educativo y no son capaces de cambiar su mirada.

Lo que ha pasado en Cataluña con la educación en las últimas décadas está siendo algo muy serio. El problema es que, por lo visto, nadie quiere poner el cascabel al gato porque, el gato tiene muchos amigos e intereses para que continúe maullando por doquier.

Un abrazo a mis compañeros de mi tierra de nacimiento. Mucho ánimo a las familias que tienen que soportar determinados experimentos con sus hijos y, muchas lágrimas para ese alumnado que, por desgracia, se ve privado de recibir la educación que se merecen. Porque, al final, ellos son el eslabón más débil de la cadena.

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