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Punto y aparte

Cambian las reglas de juego. Cambian las reglas de juego (no solo) en mi Comunidad. Se desaloja a los que han dirigido durante ocho años la educación valenciana para entrar, de nuevo, los que la dirigían antes (con o sin apoyos puntuales de un nuevo actor).

Dados los resultados electorales de ayer, sí que me gustaría volver a recordar que, al final y como sucede siempre, el camino se hace al andar. Ahora otros cogerán el relevo de mi Conselleria de Educación. Tienen, como explican en su programa (enlace), determinadas ideas para la “revolución” educativa. Comparto algunas y cuestiono/critico, como llevo haciendo muchísimo tiempo, abierta y de forma totalmente transparente, otras. Así pues, ahora solo queda esperar. Ver qué pasa. Pasar de “que viene el lobo” o “vienen los buenos/malos”. Es que ahora son, como mínimo, cuatro años en los que se van a hacer las cosas de una determinada manera. No creo que cambie tanto el modelo educativo valenciano salvo en las formas. O salvo cuando se promulgue una nueva Ley, si hay cambio, a nivel nacional, de partido.

Ahora toca cambiar de párrafo. Toca empezar a ver qué hacen “los nuevos”. Ver quién va a ser la persona encargada de la Conselleria. Ver de quiénes se rodea. Ver qué líneas estratégicas van a tomarse. Ver cómo eso afecta al día a día de nuestros centros educativos y aulas. Ahí va a estar la clave de todo. Más allá de temas puramente ideológicos o políticos porque, sinceramente, a mí que se vuelva a las líneas en valenciano o en castellano no me afecta. Especialmente porque llevo mucho tiempo adaptándome a mi alumnado. Y si estoy, como me pasa ahora, en aulas donde predomina alumnado castellanoparlante, doy las clases en castellano. Lo mismo que hacía al revés en zonas valencianoparlantes porque, al final, lo que hacemos la inmensa mayoría de docentes es aplicar el sentido común.

Siempre he dicho que quiero la mejor educación pública. Una educación de muchísima calidad que, todavía sería mejor, si se hicieran algunas cosas para mejorarla. También, mientras exista, quiero que el alumnado, con independencia de que no acudan a centros públicos, tenga la mejor educación posible. Soy así de raro. Al igual que quiero las mejores condiciones para todos los docentes, menores ratios, especialistas en las aulas y unos recursos materiales para poder ofrecer el mejor servicio.

Es tan sencillo como lo anterior. Y sí, quiero esas evaluaciones internas y externas que proponían los que van a gestionar la educación en su programa electoral. También la eliminación de la obligatoriedad de los ámbitos y de las presiones que hacen que en algunos centros se aprueben. Que por defecto no existieran y que, en caso de querer optarse por ellos, los mismos fueran decididos por cada centro educativo. También me gusta el tema de que el tema de salud mental de nuestro alumnado lo lleven especialistas y no seamos los docentes, con un curso de veinte horas, los encargados de ello. Compro, como no podía ser de otra manera, también el tema de la reducción de burocracia y la remuneración de las tutorías. No es porque lo defiendan los míos o los otros. Ahora ya es porque toca hacer un punto y aparte en el tema porque, al menos durante cuatro años lo que quiero es lo mejor para el alumnado, mis compañeros, el resto de personal de los centros educativos y, cómo no, la sociedad en su conjunto. Que es, al final, donde repercute lo bien o mal que se gestione la educación.

Lo que he dicho siempre. Los resultados electorales pueden gustarnos más o menos. Ahora tocar ver qué pasa en nuestras aulas y cómo afecta ese cambio con el proyecto educativo que traen los que han ganado las elecciones. Algo que volveremos a juzgar dentro de cuatro años.

Toda la suerte del mundo a nivel profesional a los que entran. Toda la suerte del mundo a nivel personal a los que salen. Ahora, después del punto y aparte, empieza un nuevo párrafo. Un párrafo en el que voy a ser, tal y como he sido hasta ahora con los que salen, lo más objetivo posible con lo que hacen y lo que dejan de hacer. Porque, los que salen, han hecho cosas bien y cosas mal. Al igual que, seguramente, sucederá con los que entran porque, al final, esto de gestionar la educación es un auténtico marrón. Suerte y aciertos. Por el bien de todos.

Como estoy haciendo en los últimos artículos, os recomiendo mi nuevo libro sobre educación para mayores de dieciocho, “Educación 6.9: fábrica de gurús”. Lo podéis adquirir aquí (en versión digital o papel). Y sí, me haría mucha ilusión que fuera uno de los diez libros más vendidos sobre educación este curso. Además, adquiriéndolo ayudáis a mantener este blog.

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