No es nada extraño que, en el ámbito educativo, para justificar ciertas decisiones o hacer determinadas afirmaciones, se acuda a las mismas herramientas de manipulación que se usan en otros ámbitos. La generalización y la comparación siempre permiten a algunos manipular para que, determinadas afirmaciones que hacen, puedan pasar como válidas. Y no olvidemos que gran parte de la sociedad (entre la que se incluye la comunidad educativa) tiene siempre un sesgo parcial, producto de su ideología previa, así como poco tiempo para filtrar o informarse mejor de algo que le está llegando. Además, las frases maximalistas se compran muy bien. Tan solo hemos de remontarnos al uso de bloques buenísimos o malísimos en determinadas guerras cuando, al final, hubo demasiados matices en ambos lados que hacen que, lo único que pueda ser totalmente objetivo sean muy pocas cosas. Los contextos influyen y descontextualizar, como están haciendo ahora muchos en el ámbito educativo con ciertos libros de lectura o modelos educativos, tiene mucho de incapacidad intelectual. No, no todos los votantes de un determinado partido son buenas o malas personas. Ni tampoco son buenas o malas personas los que profesan una determinada religión. Es todo mucho más líquido.
Es por ello que, en el ámbito educativo, lo de la comparativa de nuestro sistema con Finlandia u otros países es un error. Lo mismo que comparar los resultados de una metodología con alumnado filtrado por nivel socioeconómico con otro que no. Y ya lo de decir que uno es mejor o peor profesional por haber hecho más o menos cursos de formación, sin analizar qué ha aprendido o de qué son, tampoco tiene demasiado sentido. Es muy fácil decir que el alumnado de ahora es peor que el de antes y quiere aprender menos. El problema es que dicha generalización es falsa. Ni en la antigua EGB y BUP era todo maravilloso, ni ahora es todo tan malo. Eso sí, vende mucho esa comparativa interesada porque, al final acudir al alumnado de forma individual, es algo que cuesta bastante más. Ya si añadimos que el alumnado que juega a juegos violentos es más violento en su día a día, que hay más bullying que antes o, simplemente que emocionalmente nuestro alumnado de forma global es más débil emocionalmente, ya es para mear y no echar gota. Yo he tenido en mis años de docencia alumnado bueno y malo. He tenido cursos mejores y peores. He tenido dentro de esos cursos, alumnado mejor y peor. Hay de todo en el aula y no reconocerlo, por la necesidad de generalizar, es hacer un flaco favor a contar la realidad. Al igual que el poner en un pedestal a determinados colectivos (entre ellos, al educativo). Hay gente que hace bien su trabajo y gente que no lo hace tan bien. Eso sí, generalizar en un sentido o en otro, no tiene ningún valor.
El leitmotiv de este post es el tuit de ayer de un medio de comunicación público catalán en el que ponía lo siguiente (con enlace a la noticia que, por cierto, también me he leído).
En el gráfico anterior se ve claramente la manipulación ya que, en lugar de reconocer que el proceso de vacunación de Cataluña es muy lento, se acude a realizar la comparativa con otras Comunidades Autónomas. El típico, en el ámbito educativo, si algo no funciona y proponemos una metodología nueva que, por desgracia tampoco lo hace, siempre se compara con que la otra tampoco funcionaba. A nadie le interesa buscar algo que funcione porque, al final siempre es mucho más cómodo comparar, en ocasiones con cosas que funcionan peor. Más que nada porque defender ciertas cosas no tiene más posibilidad de comparación. Y así nos va…
Dudad siempre de todos aquellos que, en el ámbito educativo, siempre acudan a la comparativa tradicional/innovador sin más discurso que el decir que, como lo anterior no funciona (además generalizando) o que, lo innovador descontextualizado, mejora o no empeora los resultados. Dudad también de aquellos que defienden el inmovilismo cuando algo no funciona por usar solo valores sesgados de ciertas innovaciones que, tal y como se ha visto, ha empeorado el resultado del alumnado con el que se ha experimentado. Dudad de las experimentaciones sin diseño y de lo que dice alguien de su aula en las redes sociales, generalizando a todo su alumnado como si fuera un alumnado ávido de aprender que, gracias a sus métodos ha conseguido aprender más y mejor. Dudad de todo lo que os dicen relacionado con la educación que se base en esas dos premisas: la generalización o la comparación. La educación tiene demasiados sesgos para poder fiarse de generalizaciones o comparaciones interesadas. Eso sí, lo anterior al igual que los hilos emocionantes en Twitter, acerca de alumnos que dicen lo mucho que han aprendido gracias a determinados docentes que, curiosamente publican algunos (algunos tienen más alumnos en las redes sociales que fuera de ellas), debéis ponerlo en barbecho. Más que nada porque casos aislados, descontextualizados y desde la óptica sesgada de un docente, tienen un interés nulo para la mejora educativa.
Eso sí, si sois vosotros los que queréis manipular, tan solo debéis acudir a comparar o generalizar. Y seguro que más de uno se cree lo que les digáis 🙁
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