Hay mucho hipócrita en educación. Al igual que lo hay fuera del mundillo educativo. Es habitual encontrarte con quienes defienden A y hacen B. Ya no digamos con los que defienden A en unos foros, B en otros y acaban haciendo C. Es que hay un efluvio empoderador de la hipocresía que cada vez apesta más. Sí, he dicho apesta. Alguien que es capaz de hacer lo contrario de lo que defiende es alguien que, salvo circunstancias atenuantes muy atenuadas, tiene mucho de trampantojo. Bueno, de otra cosa que me ahorro poner porque, como he dicho siempre, incluso que algunos no se lo crean, soy bastante más educado que ellos.

Ayer se celebró un evento megachachiguay, patrocinado por Google, en la ciudad de Valencia. Un evento en el que la mayoría de sus ponentes, conocidos por formar parte de las redes sociales, hicieron un alegato en favor del uso de las fantásticas herramientas de Google mientras, curiosamente, les ves hablar despectivamente del uso de libros de texto. A ver, que si se está en contra de una herramienta, se está en contra de todas si se usan como no deben usarse. Se ha de ser muy hipócrita para defender el uso de Genially y estar en contra de un libro de texto. A ver si nos aclaramos. O se está a favor de la profesionalidad del docente, creyendo que el mismo va a usar la mejor herramienta para que su alumnado aprenda, o se cuestiona dicha profesionalidad indicando que la herramienta va a hacer que sea mejor o peor profesional. Y por ahí el discurso chirría.

Bueno, hay gente que dice que los deberes son malos pero, en cambio ver un vídeo en casa (sí, lo del Flipped Classroom) es innovador y maravilloso. La verdad es que no entiendo como hay personas que se tragan lo anterior. Bueno, haberlas haylas. Tan solo hace falta ver determinadas cosas que algunos afirman en Twitter. Por cierto, no lo he dicho, pero el primer evento que he mencionado, que ha hecho Google estos días, tenía una zona de empresas tecnológicas que han alabado docentes que dicen estar en contra de la mercadotecnia de la educación. ¿En qué quedamos? Bueno, llevando las tarjetas colgadas haciendo publicidad de determinadas empresas del sector, ¿qué se puede esperar de algunos? Repito, no es malo creer en que la educación debe convertirse en un negocio. Lo malo es vender que se piensa una cosa y después hacer otra. Creo que me entendéis.

Sigo con la educación. Con aquellos que defienden la profesión docente como la mejor del mundo y aprovechan el mínimo resquicio para largarse del aula y no volver. He visto a algunos ponentes hablar de ello y, curiosamente, parece que les estén amenazando, con las ganas que tienen de volver, para que no vuelvan. Hablando de estos ponentes, ¿os habéis dado cuenta de que critican la clase magistral desde una ponencia unidireccional? ¿Os habéis dado cuenta de que critican ciertas cosas haciendo lo contrario de lo que critican? Es que esto de pretender vender clases colaborativas cuando uno te suelta un peñazo, plagado de anécdotas falsas e incrementales, desde una tarima es para hacérselo mirar. Especialmente en aquellas ponencias que no permiten ni tan solo turno abierto de palabras. El plasma educativo. El plasta diciendo boludeces que nada tienen que ver con lo que piensa.

¿Queréis que entre a hablar de aquellos que piden reducir ratios y están a favor de aulas masificadas con noventa alumnos y cuatro docentes? ¿O de aquellos que piden libertad para hacer determinadas cosas en su aula y quieren vetar a los que no hagan las cosas en el aula como ellos quieren que se hagan? Es que de esos también tengo un montón de nombres.

Y ya el último ejemplo. Estos días he visto criticar abiertamente el proceso de selección del profesorado que da clase en un Bachillerato de Excelencia público de la Comunidad de Madrid. Criticado, curiosamente, por docentes que defienden la posibilidad de seleccionar a su equipo de profesores para mejorar la educación, o que lo hacen en los centros educativos que dirigen en Cataluña. Hay qué joderse. Vaya cara más dura que tienen algunos. El cemento armado se queda blando.

No veo mal que haya diversidad de opiniones en educación. Veo lógico que, en un colectivo heterogéneo de docentes, alumnado y familias, cada uno tenga su propia idea acerca de cómo mejorar la educación. Lo que no tolero es que algunos personajes me tomen el pelo diciendo una cosa y después haciendo o vendiendo otra. Estoy muy mayor para tragarme determinados discursos. Estoy muy harto de ver como algunos nos dicen que debemos apretarnos el cinturón, bajar la temperatura de la calefacción o no usar el aire acondicionado mientras, curiosamente, ellos hacen todo lo contrario. Lo mismo en mi ámbito profesional.

Si alguno se ha sentido aludido en este post, es que quizás deba sentirse aludido. Cada vez tolero menos a los hipócritas en todos los ámbitos. Si no los tolero en otros, para tolerarlos en mi ámbito profesional. Además, como he dicho en más de una ocasión, estoy muy mayor, con una sólida experiencia profesional y un bagaje previo importante. Y este mensaje os lo envío a aquellos que pensáis que la única experiencia profesional relevante es la vuestra, mientras decís que la de los demás no vale.

Disfrutad del domingo. Ya queda menos para esas merecidas vacaciones que necesitamos todos. Y no solo los docentes.

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