¿Has pasado parte de tu verano preparando materiales para tu alumnado? ¿Has dedicado horas y horas a hacer cientos de geniallys, decenas de canvas, varias webs (o sites) o, simplemente has montado en tu aula virtual el esquema de trabajo para este curso? Pues lamento decirte que, siempre según mi opinión y experiencia previa, ha sido un error. Permíteme que te justifique dicha afirmación.
En primer lugar hacer materiales o diseñar metodologías «que vas a usar en tu aula» sin conocer a tu alumnado, salvo que repitas grupo (e, incluso así, con las limitaciones de un verano de madurez entre medias), no tiene ningún sentido. Si partimos de la base de necesitar personalizar el aprendizaje y adaptarnos, siempre siguiendo el currículo más o menos exhaustivamente, al alumnado, no tiene ningún sentido hacer planteamientos apriorísticos. Además, en muchas ocasiones, el lastre de esa preparación puede llevar a errores importantes, ya que, precisamente por haber dedicado tiempo a montar ciertas cosas, hace que estemos predispuestos a hacer las cosas de una determinada manera y no de otra. Ya sé que es algo que se suple con experiencia pero, precisamente por ello, deberíamos saber que lo de crear materiales «a bulto» no es nunca la solución.
Hay materiales educativos de vuestra asignatura y/o curso que impartáis en internet para aburrir. Hay libros de texto mejores y peores, siempre y cuando se usen como material de apoyo y no como material en el que se centre vuestra praxis docente. No tiene ningún sentido, salvo conforme va avanzando el curso, tenerlo todo cuadrado y planificado. Es por ello que tampoco entiendo la necesidad de temporizarlo todo y entregar las programaciones a principio de curso. Las programaciones deberían ser algo vivo. Lo único inmutable es lo que marque el contenido curricular. Además, el currículo es suficientemente flexible para poder cambiar el orden del mismo. Nadie te obliga a empezar por el tema X o por los contenidos Y. Deberíamos ser capaces de filtrar qué y cómo queremos dar en función del alumnado que tenemos delante.
¿Estoy abogando por pasar de todo e ir improvisando sobre la marcha? Pues no. Estoy hablando de disponer de un repositorio de webs y recursos de terceros que permitan ser adaptados a nuestras necesidades. En mi caso, sabiendo desde julio las asignaturas que voy a dar este curso, lo que he hecho ha sido bucear por internet buscando materiales que pueda usar en el aula. Materiales que permiten ser adaptados (hay mucho material compartido bajo licencias libres). Adaptación que puede realizarse tanto del material como del enfoque con el que voy a usar ese material.
Los docentes somos lo que somos. Tendremos, especialmente los que damos clase en Secundaria, una cantidad exorbitada de alumnos (he hecho los cálculos grosso modo y me voy a los 200 alumnos a los que daré clase). Algo positivo en parte porque, a diferencia de dar clase en Primaria (perdonadme los compañeros de Infantil, pero también pienso en vosotros), me permitirá corregir errores en los grupos que repito (tengo cuatro primeros de ESO). Y eso me da más juego. Eso y el no tener nada planificado porque, para planificar algo, digo yo que tendré que conocer a mis alumnos. Al menos esa es mi opinión.
¿Deberíamos los docentes preparar materiales? No. ¿Deberíamos los docentes disponer de un banco de materiales y hacer «curado» ciertos contenidos que se hallan por la red? Claro que sí. Lo que no debemos es tener ideas preconcebidas porque, al final no vaya a ser que todo lo que hayamos hecho este verano, con todo el esfuerzo que supone, lo tengamos que tirar, salvo que nos empecinemos a usarlo por haberlo hecho, a los pocos días de clase. Y a mí cada vez me gusta más trabajar de forma eficiente que ineficiente. Hablo desde la lógica y el sentido común. Especialmente cuando me están pagando por ser profesional. Ser profesional de la docencia no es ser monitor de guardería ni elaborador de materiales didácticos. Ser profesional de la docencia consiste en saber usar las herramientas, los materiales y la praxis más adecuada para que el alumnado aprenda.
Finalmente deciros que, en caso de que hayáis optado por crear materiales propios, intentad mirar primero, antes de meterlos con calzador, si son adecuados para esas «personitas» que tenéis delante. En la cabeza y con pupitres vacíos todo suena bien en nuestra cabeza. El problema es que la canción empieza cuando en esos pupitres hay alguien sentado. Y ni hay dos «personitas» iguales, ni hay dos grupos iguales. Por tanto, lo que te funciona bien en primero C, puede ser que sea un desastre en primero F. Es que es de cajón.
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Comparto tu artículo. Llevo poco tiempo como profesor (apenas 5 cursos). Con esta breve experiencia, me veo reflejado cuando hablas de preparar materiales sin conocer o tener en cuenta al alumnado.
Lo único que es difícil de aplicar durante el verano eso que propones de bucear la red, porque tal y como he conocido la secundaria en Andalucía, hasta la semana que viene no sabré qué materias impartiré.
Cuando hablo de «bucear por la red», me estoy refiriendo a marcar como favoritas determinadas páginas web que nos podemos encontrar. Y así, nos toque el curso que nos toque, tendremos materiales ya preseleccionados, que habrán compartido altruistamente nuestros compañeros, que podremos adaptar. Buen inicio de curso.