En todas las Comunidades, los políticos que gestionan la educación, están hablando de normalidad absoluta en la vuelta a las aulas. De que el número de contagios es bajo y de que, en los centros educativos, se está trabajando en entornos seguros donde el virus, por motivos ignotos, ha desaparecido. De que se están dotando de elementos de protección, recursos humanos para sustituir inmediatamente a los docentes que están de baja o, simplemente, del esfuerzo que se está haciendo para que, a pesar de que los docentes se hayan juntado con todo quisqui estas vacaciones, ello no repercuta en el servicio que se está ofreciendo.

Pues va a ser que no. No ha sido una vuelta a las aulas normal. Hay porcentajes inasumibles, tanto de docentes de baja como faltas de alumnado en todos los grupos. Sé que cada centro educativo es un mundo pero ayer, hablando con alguien de mi sindicato, que está recogiendo estadísticas de mi zona, he visto que los números son prácticamente similares. Y en mi centro, con más de dos mil alumnos y doscientos docentes, tener un 20% de alumnado que no asiste al centro (en algunas clases incluso van solo cinco de más de veinte) y más de un 10% de profesorado que falta no es ni medio normal. Esto, por cierto, no es el 0,6% que publican en los diferentes medios. Aunque, puedo reconocer que hay centros educativos que estén notando, especialmente por la tipología del alumnado, más o menos las ausencias. Y ya no hablo de la cantidad de padres que, la mayoría por imposibilidad de conciliación, envían a sus hijos con un paracetamol o ibuprofeno al instituto.

También la vacunación del alumnado y la tercera dosis de los docentes está causando estragos. Mucho alumnado está reaccionando bastante mal a la vacuna y ya no digamos lo frito que te deja esa tercera dosis de recuerdo de Moderna. Salvo excepciones a todos bastante hechos polvo. Y se nota, especialmente el día después en el que ha habido vacunaciones masivas en mi municipio.

El profesorado de guardia está desbordado. Los equipos directivos están tramitando bajas para que les envíen sustitutos como si no hubiera un mañana. El servicio de Personal de la propia Conselleria está saturado y sus trabajadores no pueden más. No, repito, no es una situación normal la que se está dando esta semana en los centros educativos. Y no hablo solo de los de mi Comunidad porque hablando con compañeros de otras Comunidades dicen que están viviendo prácticamente lo mismo.

Seguro que todo pasa. Por suerte la afección de esta nueva variante parece que esté siendo más leve y que, en poco tiempo, el profesorado mejore de los síntomas. Al alumnado contagiado, salvo confinarlo en casa, parece que no le esté causando más que el «inconveniente» de no poder venir al aula. Eso sí, no hay planes de contingencia. No se ha activado ningún protocolo educativo. No hay nadie que, con la experiencia de la semipresencialidad forzada del curso pasado, haya apostado por dar unas líneas de trabajo acerca de cómo deben hacerse las cosas. Y todo el profesorado haciendo lo que buenamente puede.

Yo, al igual que mis compañeros, estamos dando clase normal en la mayoría de grupos. Bueno, normal dentro de la anormalidad del contexto. Además, con las ausencias, se nota un mejor ambiente en el aula y se explica mejor (ya si eso nos planteamos el discurso de que reducir las ratios no funciona de algunos). El problema fundamental es que está faltando mucho alumnado, tanto por estar confinado como por miedo de las familias a que se contagien. Y esto no puede considerarse normal por mucho que algunos se empeñen en hablar de esa normalidad que no existe.

Hoy superamos la primera semana. A ver si pronto se normaliza la situación. Y no solo en el ámbito educativo. Ya es demasiado tiempo aguantando una situación que, por desgracia, a mí me da más la sensación que está gestionada, o bien por «vaticinadores del todos vamos a morir», o bien por aquellos que dicen «que no está pasando nada y esto es menos que un simple resfriado». Entre esos dos valores tenemos mucho margen de maniobra. Muchísimo.

Un abrazo a todos mis compañeros (de mi centro y de cualquiera) y a sus equipos directivos, a los que trabajan en la Consejerías y a todo el alumnado y familias. Además, claro está, a todo el personal que está trabajando a full en los centros educativos y que, en demasiadas ocasiones se obvia su imprescindible trabajo (administrativos, conserjes, personal de limpieza, etc.). También os deseo una pronta recuperación a los que estáis enfermos. Esto no es normal pero, dentro de esa anormalidad, está funcionando el sistema educativo gracias a todos. Yo sí que veo luz al final del túnel pero, por desgracia, ahora nos toca lidiar con la NO NORMALIDAD. Esperemos que por poco tiempo.


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