Me resulta curioso el interés de algunos en pedir que, sin ningún tipo de cuestionamiento, algunos se sumen a un barco que han fletado, con un destino que solo conocen ellos y que han adecuado, a nivel de espacios y mobiliario, para que solo ellos puedan sentirse cómodos en el mismo. No se entiende que, curiosamente, los mismos que en las redes sociales están poniendo a parir a una familia por usar ozonoterapia para intentar salvar a una paciente con COVID, sean los que apuestan por usar estrategias y métodos educativos al margen de lo que dictan las evidencias y los datos. Lo sé, siempre es perverso jugar con la comparación pero es que, en ocasiones, hay cosas que chirrían. Y no poco.

No siempre en educación tenemos las mismas luchas compartidas. No siempre, como decía Javier hace un tiempo en su blog, debemos ceñirnos a hacer lo mismo para tener los mismos objetivos. El problema es cuando los medios para llegar a esos objetivos son tan diferentes y personalistas que hacen imposible tener el mismo objetivo. Especialmente cuando algunos quieren ser los que tengan el barco, los que lleven el timón y, a su vez, los que usen solo a gran parte del pasaje, o bien para remar, o bien para que paguen un determinado peaje.

Fuente: https://twitter.com/PascualGil1/status/1430137533107777537

Si no vas por donde dicen algunos eres un mal docente. Si te niegas a usar metodologías basadas en creencias o fe, de las que todas las evidencias que existen por ahora dicen que son, o bien neutras o, en el peor caso, contraproducentes para el aprendizaje, mal. Especialmente malo si no eres el poseedor de la naviera. O si no cuentas con los medios de comunicación que esconden la falta de capital económico de la misma para fletar tantos barcos como en los que quieren navegar.

Resulta que hay debate educativo para algunos pero solo cuando interesa y en el sentido que interesa. Resulta que opinar diferente, más o menos ácida o críticamente, te hace no compartir objetivos o, simplemente, ser un mal profesional de la docencia. Creo que algunos se equivocan en lo anterior porque, al final, ¿cuál es el objetivo? ¿Evaluar con rúbricas? ¿Usar ABP? ¿Hacer vídeos para tu alumnado? ¿No usar libros de texto? ¿Aceptar acríticamente lo que te impongan desde una determinada ideología? ¿Creer en las competencias? ¿Creer en los ámbitos? ¿No cuestionarte qué tecnología debe usarse y cómo hacerlo? No lo sé, pero me da la sensación de que algunos tienen muy claro su viaje. Un viaje al que obligan a sumarse a los demás cuando, al final, lo único que sería compartido serían las ganas de llegar a Ítaca. Y hay caminos por los que se complica ese viaje o, simplemente, hace que te pierdas o no llegues nunca porque te quedas con los cantos de sirena.

A mí no me da la gana montarme en el Titanic. No me da la gana convivir en un barco donde hay camarotes de primera, de segunda y el resto, por desgracia, metidos como un tetris en las bodegas del mismo. No tengo ganas de estamparme contra un iceberg. No me da la gana ver a tanto docente con chapitas o bandas en las que indique su rango. No me apetece que algunos decidan sobre mí. Prefiero quizás esperarme a acabar de construir la balsa que tengo a medias que subirme en el barco último modelo pilotado por dementes de la velocidad en la que las prisas sustituyen a la planificación y al recorrido. Quizás tampoco llegue a meta pero, como mínimo, si naufrago por el camino habré decidido por mí. Y lo habré hecho porque creo que lo importante es llegar. No pilotar el barco ni aplaudir mientras otros se toman el champán.

No, en educación no vamos todos en el mismo barco. Algunos aún estamos haciendo nuestra balsa. Una balsa hecha con el esfuerzo de muchos en cuya construcción y planificación del viaje se ha aceptado la opinión o, simplemente se ha llegado acuerdos, para tener una navegación segura y poder llegar a nuestro destino. Y con compañeros de viaje con los que sabes puedes compartir el bocata de tortilla (con o sin cebolla) sin ningún problema porque, en todo momento, sabemos cuál es el destino y tenemos luchas compartidas a lo largo de ese viaje.


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