Siempre he creído que lo importante (no solo) en educación es hablar de ese ámbito profesional con personas que, en ciertos aspectos, pueden tener perspectivas diferentes a la mía. En ocasiones he asumido e interiorizado, especialmente conforme voy leyendo cosas y lo hago sin prejuicios previos, otras maneras de ver la educación diferentes de las que tenía en un principio. Además, como ya he dicho en más de una ocasión, en mi caso tengo la ventaja de tener un sueldo público que tan solo va a depender de hacer bien las cosas, más que de pensar de una u otra forma. Y eso, además de tener el comodín de la petanca desde hace muchos años, me hace poder decir cosas sin necesidad de esconderme. Ni aquí, ni en mi trabajo. Ni aquí, ni cuando se me pregunta por ciertas cuestiones.
Es por ello que, en ocasiones, al margen de quién publique qué o quién esté detrás de, hay cosas que me resultan muy interesantes para mi ámbito profesional que me apetece traer aquí. Por cierto, hay grandísimos profesionales que piensan igual que yo y grandísimos profesionales que piensan diferente a mí. Incluso, pensando diferente, en ocasiones, llego a acuerdos y acabamos creyendo en que hay medidas a tomar en el ámbito educativo que, al margen de nuestra ideología de partida, pueden ser beneficiosas para el alumnado. Y podemos hablar también de abordajes y eficiencia. Por cierto, creo que ya empieza a ser hora de entender que eficiencia y recortes son dos cuestiones diferentes. Eficiencia es mejorar lo que tenemos, pudiendo producirse o no reestructuración -e, incluso, reducción de recursos en ciertos aspectos, y recortes es, simplemente, coger una tijera y empezar a podar sin sentido.
Nada. Ya me he ido, como es habitual a estas horas, por las ramas. Por cierto, ¿os apetece más leerme por la mañana o por la tarde? ¿O simplemente no os apetece nada leerme y tenéis la mala suerte de que os acabe llegando algo de lo que escribo? La verdad es que son dos preguntas que me gustaría que me respondierais en los comentarios. Son solo unos minutos. Más minutos perdéis decidiendo la marca del papel de váter cuando vais a comprar. Más allá de la broma, me gustaría saberlo. No porque vaya a cambiar mi horario de escritura para que llegue a menos o más personas. Es, simplemente, curiosidad.
Después de tanta introducción vamos a lo que os quería traer hoy. Hoy os quiero traer el libro, coordinado por Ismael Sanz y Antonio Cabrales, titulado Economía de la Educación y que os podéis descargar gratuitamente desde aquí. Se trata de un libro al que, por desgracia solo he dado un vistazo rápido por falta de tiempo (¡prometo ponerme a ello!) que habla acerca de economía, datos y educación. De cómo podemos tomar medidas en educación y cómo afectan las mismas.
El libro «Economía de la Educación», elaborado con la colaboración de 22 investigadores, proporciona una visión integral y actualizada sobre el estado del arte en este campo de la investigación. Este manual combina análisis comparativos del sistema educativo español y europeo con enfoques económicos y econométricos avanzados para evaluar y sugerir políticas educativas efectivas. «Economía de la Educación» está especialmente diseñado como un buen libro de texto que está al día con los avances empíricos y que puede ser utilizado en cursos avanzados de Grados y Master, tanto para Economía como para otras disciplinas relacionadas como Educación, Gestión, Recursos Humanos, Política Pública y otras ciencias sociales. Es un recurso también valioso para las administraciones públicas, ya que ofrece una base sólida de evidencia empírica que puede orientar la toma de decisiones en materia educativa. Además, se enfatiza la necesidad de políticas que no solo incrementen el acceso a la educación, sino que también mejoren su calidad, apoyándose en la evidencia de que las mejoras en el sistema educativo pueden contribuir significativamente al desarrollo económico y social.
Su estructura autónoma permite a los lectores entender desde métodos empíricos novedosos en un capítulo introductorio, hasta análisis descriptivos y ejercicios prácticos en cada sección para facilitar la comprensión y aplicación del conocimiento. El libro aborda aspectos cruciales como el impacto de la inversión en educación infantil, los beneficios de la educación bilingüe y, la importancia de adaptar los métodos pedagógicos a las necesidades de una sociedad globalizada y tecnológicamente avanzada. El manual también aborda los desafíos persistentes, como las desigualdades educativas y la eficiencia de la gestión escolar y administrativa. Propone una reflexión sobre las políticas de asignación de profesores y la importancia de la formación profesional para garantizar que todos los estudiantes, independientemente de su origen socioeconómico o geográfico, reciban una educación de calidad. El libro incluye un análisis sobre la elección de la universidad, la financiación de la educación superior y la gobernanza universitaria, proporcionando un marco completo para la comprensión y mejora de la educación en todos los niveles. También explora cómo los efectos de los compañeros (peer effects) y la familia influyen significativamente en los resultados educativos, subrayando la importancia de estos factores en el contexto escolar. Además, aborda la intersección de género en la educación y la relevancia de las habilidades no cognitivas, resaltando cómo estas dinámicas afectan el desempeño y el desarrollo integral de los estudiantes. “Economía de la Educación” destaca la eficacia de los métodos empíricos modernos, como los ensayos controlados aleatorios y los diseños de discontinuidad de regresión, para obtener estimaciones causales que permiten entender mejor las políticas educativas y sus resultados.
Tengo claro que debemos hacer una lectura crítica del libro. Además, como os digo siempre, lo importante de este tipo de lecturas es ir analizando qué dicen y buscar estudios o evidencias que ratifiquen o refuten lo que se dice en el mismo. Y entender que, al igual que sucede con todo tipo de análisis de datos, lo importante es tener los datos en bruto para poder analizarlos motu proprio, más allá del «cocinado» que se haga de los mismos para mostrarlos. Con ello no estoy diciendo que no se haga un buen análisis en este tipo de publicaciones. Simplemente que es bueno que no te cuenten las cosas y tener suficientes herramientas para que puedas saber si lo que te cuentan está o no manipulado.
A mí, personalmente, de lo que he leído (que ya os digo que es aún demasiado poco) hay cuestiones que me interesan. Siempre he sido alguien que he defendido que, para mejorar la educación, debemos saber qué sucede. Y que hay medidas que, aunque puedan ser incómodas para algunos, mejorarían el aprendizaje del alumnado. No toda inversión en educación arroja resultados positivos. E invertir en A hace que, por desgracia, no podamos invertir en B que, seguramente, sería mucho más eficaz y eficiente. No estoy hablando de recortes, tal y como he dicho antes. Estoy hablando de mejorar cómo se invierten y distribuyen los recursos que tenemos. Algo que es clave y debería serlo para cualquier administración educativa.
Aprovechando este nuevo post, en el que os traigo a los pocos días otro libro que considero interesante, me voy a permitir haceros alguna pregunta más, más allá de qué horario de publicación os gusta más. Y es si consideráis que este tipo de artículos os resulta de interés. Aunque, ya os informo de que, por desgracia para los que os pasáis por aquí, al igual que voy a seguir publicando a la hora que me apetezca (ya que para algo es mi bitácora personal), también voy a publicar el tipo de artículos que me parezca. Pero, como siempre dicen algunos, es bueno pedir la opinión. Después… ya si eso.
Por fin es viernes. Esta semana necesito que, a nivel laboral, acabe ya. No ha sido una buena semana. Y no estoy hablando a nivel laboral. Pero bueno, después de hoy voy a tener unos días de descanso. Al menos hasta el domingo, en el que me iré a ver a la Feria del Libro de Valencia a un crack. Un crack en muchos sentidos. Un abrazo a los que os pasáis por aquí. Virtual, claro está. A nivel personal los abrazos, por temas de ser muy tímido y poco «osito», me cuesta un poco más darlos.
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¡Hola Jordi!
yo te leo normalmente por las mañanas, con mi taza de té calentita para coger fuerzas antes de empezar la jornada. A veces, También por la tarde.
En cuanto a la cuestión de cómo invertir mejor los recursos económicos en educación, bajaría la ratio por clase.Es fundamental y frente a reformas , innovaciones, cursos pseudocientíficos y reformas educativas sería lo más productivo. Se malgasta en dar tiros hacia un lado o hacia otro según quién gobierne y sus propias reformas educativas para «tapar» lo evidente. Lo principal es la figura del docente en clase y, tal y como sueles mencionar Jordi, menos ratio =mayor calidad.
Ya sabes que siempre he defendido la necesidad de disponer de recursos, bajar ratios y evaluar el sistema (para ver si están funcionando las medidas que estamos aplicando). Gracias por responder al momento en el que me lees. Tenía curiosidad por saberlo. 😉
Buenas tardes.
Pues yo te leo cuando puedo, que lo mismo es por la mañana de un sábado que la tarde de un lunes.
Con respecto al tema que traes de la economía en la educación yo empezaría por lo más simple, ahorrar agua con grifos al efecto, emplear lámparas Led, usar detectores de presencia, mejorar el aislamiento de paredes y techos, mejorar puertas y ventanas para aislar mejor los edificios, cerrar los centros los días no lectivos, instalar placas fotovoltaicas, airear los centros 15 minutos maximo en invierno….. Yo me conformaría con tomar esas simples medidas de andar por casa….ya lo de estudios sesudos para inventar la rueda cuadrada lo dejo para los expertos ….
Pienso que con ese dinero se podría, por ejemplo, apoyar a alumnos de otras nacionalidades, poniendo en marcha nuevos proyectos de inmersión lingüística…. no veas la de fracaso escolar que nos ahorraríamos… igual solo con eso damos la vuelta a todas las estadísticas europeas y nos volvemos los más eficientes y todo.
Buena siesta y buen fin de semana.
El dinero es finito pero, como bien dices, ahorrando y siendo más eficiente en ciertas cosas (que no van en detrimento del aprendizaje del alumnado) tendríamos más dinero para otros temas que lo necesitan. Un saludo y gracias por contar tus momentos de lectura de «esto».