¿De quién es la culpa de que la competencia digital del profesorado sea lamentable?

Os prometo que iba a titular el artículo “Lo de los CEFIRE es una puta vergüenza”. Sustitúyase CEFIRE, por el entramado encargado de la formación docente en vuestra Comunidad o a nivel Estado, y ya tenemos parte de la respuesta a la pregunta planteada. Pero bueno, dejadme elaborar un poco el argumento y permitidme que, aunque sean legión los liberados para “evangelizar en las competencias digitales”, o “chupar del bote gestionando, montando o impartiendo cursos de formación para las diferentes administraciones educativas”, vaya un poco más allá.

En primer lugar debemos partir de la premisa inicial acerca de la mala competencia digital de la mayoría del profesorado que está en nuestras aulas. Lo fácil, después de esta premisa sería decir que la culpa es del profesorado que no quiere formarse. Que es muy cómodo echar balones porque, como algunos siempre acusan, el profesorado es altamente corporativista. Pues, lamentablemente para los del argumento fácil, esto no es así. Al menos en cuanto al tema de formación del profesorado porque, ¿os imagináis que casi ningún alumno aprendiera a sumar, restar, leer o escribir? ¿De quién sería la culpa? Pues ahí todos lo tendríamos claro: del sistema de enseñanza y de los profesionales que les deberían enseñar a hacer lo anterior. Ergo, ¿por qué no extrapolamos lo anterior al fiasco de la formación en competencias digitales del profesorado? Un fiasco en el que hay dos culpables: la administración que gestiona y diseña el modelo formativo y, cómo no, los que participan interesadamente y no cuestionan ese modelo.

Durante la pandemia los docentes se han tenido que sacar las castañas del fuego a nivel digital porque, curiosamente, en pandemia desaparecieron, al menos en mi Comunidad, todos los CEFIRE (Centros de Formación del Profesorado). Sí, voy a ser así de duro. Salvo cuatro gatos que trabajan ahí, la mayoría aprovecharon para hacer unas largas vacaciones. Aunque, sabiendo la competencia digital de algunos que se han colocado, o bien ahí, o bien como mentores digitales para ayudar a digitalizar los centros educativos, a lo mejor es que tampoco no sabían encender el ordenador desde su casa. Estoy yendo al extremo pero, ya os garantizo yo que esto fue así. El modelo de selección de los asesores de formación no funciona. Pero repito, esto no es culpa de los asesores que se presentan a determinadas plazas o aceptan ir a dedo a ciertos sitios. Es culpa del cargo político que lo permite. Y de los “jefecillos” que tiene debajo suyo. Esto de culpabilizar al que se aprovecha de algo que no funciona es muy habitual para esconder a los verdaderos culpables.

Si a día de hoy, en mi Comunidad, todos los docentes que han aprendido a moverse por las plataformas educativas de que disponemos a nivel oficial lo han hecho por ensayo-error, autoformación o ayuda de algún compañero, tenemos un problema. Si los cursos de formación de esas plataformas los imparten docentes que jamás han usado esas herramientas en su aula, tenemos un problema. Si los que contratan a ciertos docentes para dar esos cursos de competencia digital no fiscalizan qué se va a hacer o revisan antes los materiales que van a usarse, el despropósito más absoluto. Y esto es igual en todos los lugares de nuestra geografía. Mande quien mande. El modelo de formación en competencia digital del profesorado es un desastre. No por falta de inversión. Por falta de capacidad de quienes lo gestionan y por unos chiringuitos que muchos alientan.

La culpa de que la mayoría de profesorado en el año 2022 no tenga competencia digital no es de ellos. Con los profesores con los que hablo en mi centro, con los que conozco de otros centros y mediante las redes sociales, me dicen siempre que tienen ganas de aprender a ser competentes digitalmente. Que les encantaría saber exprimir las herramientas de que les dota su administración. Herramientas que, sabiendo usarlas funcionan, bastante bien para lo que se necesita en el aula, en el centro y en la relación con las familias. Que les gustaría tener un modelo de formación PRESENCIAL en el que aprendieran, en pequeños grupos, cosas realmente útiles para el uso de la tecnología en su día a día. Así pues, por favor, no es que el profesorado no tenga ganas. Es que no tiene ganas de perder el tiempo. Y por eso abandona los cursos de formación. Por eso intenta ir solo a firmar. Por eso intenta hacerlos online. Porque sabe que no va a aprender, en el 95% de ellos (intuyo que estoy siendo optimista), nada para mejorar su competencia digital.

Repito: si hubiera un porcentaje de titulados de ESO sin competencias matemáticas y de lectoescritura básicas todo el mundo se echaría las manos a la cabeza y se buscarían responsables. Sería imposible encubrir ciertas cosas porque los medios se cebarían a ful. En caso de la competencia digital docente siempre se acaba señalando, curiosamente, a los docentes cuando, al menos en este caso, son también los afectados del modelo de formación del profesorado. Un modelo de formación en esas competencias que empieza a fallar tanto, desde las Facultades de Magisterio como en el máster del profesorado.

Pero bueno, si en mi Comunidad algunos, siempre demasiados para mi gusto, de los que trabajan en los CEFIRE o los han nombrado mentores digitales prefieren pasar su jornada laboral en las redes sociales o, simplemente mantener un sistema de formación que no funciona, contratando para dar formación a sus amiguetes o personas con amiguetes en determinados partidos políticos, poco se puede hacer. Pero como siempre digo, si se permiten estas cosas es porque “la persona que tienen arriba” lo consiente y permite. Debe ser que le interesa, por motivos ignotos, mantener este modelo de formación del profesorado. No tiene otra explicación. Eso o que sea un auténtico inútil a nivel de gestión.

Una pena que no se mejore en competencia digital del profesorado. Acabaría repercutiendo positivamente, tanto en la gestión del centro como en las actividades lectivas. Pero esto lleva décadas así. Y no intuyo, salvo cataclismo y que rehagan todo el modelo de formación en competencias digitales, un cambio a corto plazo. Bueno, ni a medio ni a largo, pero toca tener esperanza.

Finalmente voy a anticiparme a responder a la pregunta que algunos vais a formular. ¿No tiene ninguna culpa el profesorado de no ser competente digitalmente? Pues viendo la respuesta de mi centro y de otros que he estado, donde mis compañeros y compañeras buscan siempre aprender a ser competentes en ese aspecto, son una minoría (el mismo porcentaje que puede haber en cualquier otra profesión) los que no quieren formarse. Eso sí, con una formación de calidad. Para perder el tiempo, algunos con mucho sentido común, prefieren dedicarlo a cosas útiles o a realizar su propia autoformación.

Disfrutad del domingo. Yo hoy retomo, después de un largo tiempo de barbecho, mi paella dominical.

Como estoy haciendo en los últimos artículos, os recomiendo mi nuevo libro sobre educación para mayores de dieciocho, “Educación 6.9: fábrica de gurús”. Lo podéis adquirir aquí (en versión digital o papel) o en ese pop-up tan molesto que os sale. Y sí, me haría mucha ilusión que fuera uno de los diez libros más vendidos sobre educación este curso. 😉

Publicaciones Similares

4 comentarios

  1. De acuerdo en casi todo lo que has dicho.
    Sólo añadir que hasta antes de la pandemia parecía que el interés de Conselleria era que nos formáramos en idiomas, lo demás no tenía importancia, ni en competencia digital ni en una didáctica de calidad de tu propia asignatura.

    1. Y ahora tampoco le interesa que nos formemos en didáctica de calidad cuando, de las tres cosas (idiomas, TIC y didáctica) es quizás la más importante. Eso y la actualización en conocimientos. Un saludo y gracias por comentar.

    1. Es que han venido para quedarse. Tienen más garfios en la administración educativa que los piratas en las películas de Piratas del Caribe. Un saludo.

Deja un comentario