Existe un refrán o dicho popular que dice «bien sabe el burro -o el asno- en qué casa rebuzna». Algo que indica que uno sabe perfectamente dónde rebuznar para tener menos consecuencias por ese rebuzno. Aplicable en el ámbito educativo, tanto a nivel de alumnado (saben con qué docente pueden hacer ciertas cosas) y también a nivel docente. Y en este último caso es en el que me voy a centrar en este post. El de aquellos docentes cuya máxima es efectuar rebuznos fuera de su cuadra, normalmente falta de escoba y/o ganas de barrer, mientras presentan una afonía curiosa cuando se trata de rebuznar en ella.
No me canso de ver en las redes sociales a docentes que jamás cuestionan lo que sucede en su Comunidad. Solo se refieren, de forma enfermiza, a lo que sucede en otras Comunidades. Jamás muerden la mano que les da de comer. Jamás rebuznan porque, curiosamente, consideran que solo existe su visión ideológica. Y ya no entro en la incapacidad de algunos en proceder a cuestionar la cuadra en la que les ha tocado vivir. Bueno, trabajar en este caso. A día de hoy no conozco a (casi) ningún pedagogo que cuestione lo que se hace en las Facultades de Ciencias de la Educación (que engloban el grado de Pedagogía y desde la que se perpetra el máster de Secundaria). Conozco a muy pocos que critiquen las barbaridades que están diciendo algunos acerca de temas que ellos deberían conocer un poco. La falta de inteligencia se demuestra no sabiendo. La inteligencia se demuestra callando. En ocasiones me cuesta distinguir si algunos son simples o tendenciosos. Quién sabe. Supongo que es más fácil que les juzguen quienes sepan de su tarea profesional.
Hay una campaña orquestada por parte de algunos pedagogos y maestros en contra del profesorado de Secundaria. Sí, también hay quienes rebuznan dentro de la propia cuadra. Eso sí, son los menos. Los más son externos. También hay rebuznos por parte de algunos profesores de Secundaria cuestionando el nivel con el que les llega el alumnado. Pues si llegan mal, lo lógico es intentar paliar esos déficits con los que llegan. Rebuznos quejosos continuos sobran. Otra cuestión es poder plantear, de forma más o menos vehemente, con rebuznos más o menos estridentes, qué solución puede plantearse para mejorar lo anterior. No hay seres de luz en docencia. Ni alumnado, ni docentes, ni familias. Todos somos humanos. Humanos con o sin rebuznos. Humanos con todos los defectos posibles. Humanos al fin y al cabo.
Algunos tienen muy claro en qué casa rebuznan. Algunos saben que en su casa no pueden ni deben rebuznar. Algunos saben que lo fácil es mirar briznas en ojos ajenos antes de mirarse esas vigas en perfil «en I» que tienen incrustadas en los suyos. Mirarse al espejo es sano. Y lo mejor es empezar por rebuznar en casa antes de ponerse a hacerlo en casa de otros. Sé que es más fácil mirar fuera que dentro. Es muchísimo más cómodo pero, ¿realmente tiene algún sentido?
Uno debería empezar por mirarse él mismo en cuanto a su faceta profesional. Después mirar qué sucede en su Departamento o nivel. A continuación en su entorno laboral (su centro de trabajo). Después en su administración educativa más cercana. Y, ya cuando ha acabado con todo lo anterior, ponerse a hacer caso a lo que se dice de otras administraciones en las que no trabaja o en ámbitos que, como mucho, conoce de oídas por terceros. No es malo pontificar en las redes sociales. Eso sí, si uno solo pontifica en las redes sociales, rebuznando contra todo aquello que no le afecta y hacen los otros, tiene un problema. Un problema de rebuzno sesgado. Un problema de honestidad profesional. Un problema de dejar la casa sin barrer.
Pero bueno, como me llevan diciendo últimamente, ¿de qué vivirían algunos sin el rebuzno permanente en casas que no son las suyas? ¿Cómo se sentirían realizados? ¿Quién les compraría el discurso?
Finalmente, como siempre hay algunos que buscan cosas que no he dicho o interpretan lo que les da la gana, solo añadir que no es malo cuestionar qué se está haciendo en todas las etapas educativas (tanto en enseñanza obligatoria, postobligatoria, universitaria o no reglada). Tampoco es malo cuestionar medidas que se están tomando en lugares en los que no nos afectan ni conocemos más allá de lo que nos dicen «los que queremos creer» (a veces son informaciones veraces y otras no). Lo perverso es solo cuestionar lo anterior. Lo perverso es tener rebuznos selectivos. Lo perverso es querer intoxicar o manipular interesadamente acerca de ciertas cuestiones educativas.
Descubre más desde XarxaTIC
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.