En la actualidad existe un debate acerca de cuál es el mejor «modelo» educativo para ser usado en el aula. Las visiones difieren entre el modelo de instrucción directa y el constructivismo. Este último incluye todas las estrategias relacionadas con el aprendizaje basado en descubrimiento, retos o proyectos (ABP). Dos visiones antagónicas que difieren en su premisa inicial ya que la instrucción directa consiste en una enseñanza explícita, directa y escalonada que les permite ir asumiendo nuevos aprendizajes una vez adquiridos los anteriores, mientras que el constructivismo consiste en que el alumnado, sin guía o con muy poca guía, sea capaz de elaborar su propio aprendizaje.

Ya vemos que hay dos modelos contrapuestos para modelar el aprendizaje. Bueno, hay un modelo que excluye al otro por la formulación planteada ya que, en ningún caso la instrucción directa plantea que no pueda hacerse modelados prácticos acerca de lo que se va aprendiendo. Eso sí, primero se aprenden los conceptos básicos, de lo más fácil a lo más complejo y, confrome se van teniendo esos conceptos y habilidades que se incorporan, pueden establecerse modelos prácticos para ver si ese aprendizaje ha sido eficaz.

¿Qué dice la evidencia de que disponemos? Pues la evidencia nos dice que «la instrucción directa tiene beneficios significativos en el aprendizaje de los estudiantes, con independencia de la metodología, del diseño experimental, del tipo de publicación, de las evaluaciones, del tipo de resultados medidos o de los métodos utilizados para calcular el tamaño de los efectos; también del curso escolar y del tipo de alumnado» (fuente). Y que, además, dicha instrucción directa tiene efectos positivos en el alumnado más vulnerable. No solo eso, también sabemos, por las investigaciones existentes, que el modelo constructivista que subyace tras todas esas metodologías que se escudan bajo el concepto de «activas» o «innovadoras» tiene múltiples fallos (fuente).

Entonces, ¿por qué en los últimos años solo estamos mediatizando como válido el aprendizaje constructivista y hemos dejado de lado lo que, según evidencias, es lo mejor para el proceso de enseñanza-aprendizaje? ¿Por qué prácticamente la totalidad de las ponencias se destinan a hablar de ABP, aprendizaje por retos o descubrimiento? ¿Por qué se ignora toda la evidencia sólida para, mediante chuscas investigaciones que parecen salidas de un mal blog, sin ningún tipo de argumento y que son simplemente creencias, justificadas a veces por artículos que jamás se han leído los autores de la misma (dicen lo contrario de lo que plantean), vender que la instrucción directa es un peligro en el ámbito educativo y afecta negativamente al alumnado más vulnerable cuando es todo lo contrario? No lo entiendo. Aún menos la caricatura que pretenden vender de los que la defendemos (con todos sus matices, claro está).

Ayer publiqué en las redes sociales un artículo (enlace) en el que se cuestionaba la controversia que existe con la instrucción directa. Los beneficios que supone usarla porque remarca la necesidad de saber, mediante explicaciones claras, demostraciones y modelos prácticos, qué es lo que debe saber el alumnado antes de enfrentarse con la resolución de determinados problemas. Es que lo obvio, parece que para algunos no lo sea tanto. Y lo obvio, según evidencias, es que hay algo que funciona mejor que otras cosas.

Por cierto, el constructivismo perjudica seriamente el aprendizaje del alumnado más vulnerable porque, precisamente, son los que más necesitan tener un conocimiento potente. Sabemos que a ese alumnado con dificultades y vulnerable le gusta más tener enfoques menos guiados aunque aprendan menos de ellos. El motivo, como dice @profesmadeinuk, es obvio «la instrucción directa requiere atención explícita y esfuerzo de comprensión, y por eso no gusta«.

Finalmente deciros que, al igual que hice ayer en un tuit, sigo defendiendo que no se puede hacer una buena paella sin que nadie te haya explicado cómo se hace, qué ingredientes se necesitan y, una vez sabido lo anterior, proceder a hacer las primeras con un experto a tu lado. Y lo que es obvio en la cocina, debería ser algo obvio en educación aunque algunos se empeñen en cuestionarlo.

Fuente: https://twitter.com/xarxatic

Instrucción directa no es instrucción militar unidireccional. Clase magistral no es leer un PowerPoint. Los que os están vendiendo eso, curiosamente desde un púlpito, usando un PowerPoint o Genially o, desde un vídeo de YouTube, os están mintiendo. Y os lo dice alguien de Tecnología donde es más importante el hacer que otra cosa. Eso sí, siempre sabiendo qué es lo que se tiene que hacer porque, en caso de no saberlo y empezar a hacer las cosas como locos, los cohetes acaban no volando (true history).

En defensa de la instrucción directa es solo un post en este blog, de alguien que intenta entender por qué se está asociando instrucción directa a determinadas ideologías, a fracasos educativos, a involución o a dejar de lado a los más vulnerables. Especialmente cuando casi toda la evidencia dice que son otros modelos los que si podrían asociarse con lo anterior. No lo entiendo. Os prometo que no lo entiendo.

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