Por favor, si alguien de los que me lee me tiene un poco de cariño y quiere que deje de hacer el ridículo en YouTube, que hable con mi mujer para que me esconda el micrófono y la cámara. Tengo claro que, si ya no sirvo para escribir, menos aún para hacer vídeos. Bueno, más bien hago truñovídeos. Así que mejor hablar con propiedad. Hoy he vuelto a ver, por curiosidad, el vídeo que publiqué ayer y, después de oírme decir que «metería fuego a las Facultades de Educación», ya he visto que soy mucho más peligroso en formato vídeo que escribiendo. Incluso soy más hermanita de la caridad en Twitter. Así que espero que os apiadéis de mí.

Va, os dejo con el vídeo de ayer con un montón de propuestas locas para mejorar la educación. Propuestas acerca de las que ya he escrito y que, por suerte, nadie que gestiona la educación me va a hacer caso en lo que digo. Mucho mejor hacer caso a economistas, tipos que venden libros o, simplemente, influencers que jamás han pisado el aula. Tampoco algunos profesores de Universidad pisan, por cierto, las suyas, porque resulta paradigmático ver la gran cantidad de cátedros «expertos en educación» que dejan al becario para que dé sus clases mientras ellos se van a misiones pedagógicas evangelizadoras. Pero, dejemos de decir cosas sin sentido y vamos a meter en este post, de forma nada subliminal, la mierda de vídeo que hice ayer.

Sé que estoy muy buenorro en el vídeo. Y eso que tenía mi día malo, iba sin afeitar y la distancia me marcaba un poco de papada (que, según fuentes fidedignas, no tengo). Por cierto, prometo que aún estoy más irresistible en las distancias cortas. Nada, sin más, solo desearos que tengáis un buen día y sí, por suerte tenéis cinco minutos para perder el tiempo -que es lo que dura el vídeo-, aprovechad para estar cinco minutillos más disfrutando del sueño de los (in)justos o de vuestro libro mientras estáis haciendo vuestras necesidades. A ver, que cagar es un arte. Y hacerlo con un buen libro, si habéis evolucionado más allá de Zipi y Zape y de vuestra revista satírica de cabecera, es de lo más. El móvil, por cierto, no es muy recomendable llevarlo con vosotros en el baño. Menos aún para leer las noticias. Cagar nunca debe hacerse de mal humor. Provoca hemorroides. Comprobado empíricamente por terceros.

Mientras me lo pase bien y nadie me retire los aparatos, seguiré haciendo vídeos. Prometo, eso sí, que van a ser como mínimo, tan malos como éste. 😉


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