He compartido en abierto muchísimos materiales, tanto de mi asignatura como de temas educativos en general. He dado gratis mis libros que, por cierto, sigo ofreciendo gratuitamente con un enlace en cada uno de los artículos que publico. Este blog, por ahora, jamás ha obligado a nadie a que pagara para poder acceder a lo que publico aquí. Ha sido mi decisión. Una decisión que tomé en su momento y de la que, aunque en ocasiones me haya replanteado el modelo, es aquella que me ha cuadrado más con mi manera de ser. Y no, no voy a afirmar que en un futuro pueda o no cambiar este modelo de «compartir».

Tengo muy claro que han cambiado muchas cosas en los últimos quince años en la dinámica de compartir cosas en el ámbito educativo. He vivido, tanto el altruismo como la actual mercantilización de determinadas cosas. Y, ¿sabéis qué? Creo que hay cosas que no son buenas ni malas y que deberíamos dejar que decidieran los que hacen ciertas cosas porque, al final, ¿quién es el propietario de lo que hace alguien fuera de su horario laboral? ¿Quién es el que decide, libremente, pasar horas o días, pergeñando materiales?

Si me preguntan la respuesta al título planteado en el artículo cuando empecé, tanto por las redes como en este u otros blogs, mi respuesta hubiera sido, quizás, como la respuesta que plantea el siguiente docente en X.

Fuente: https://x.com/Fralome_10/status/1799776024739368992

Pero, conforme han ido pasando los años y he visto excelentes materiales compartidos por determinados docentes, a los que ni tan solo se les ha dado un simple gracias o, incluso se les ha pirateado su trabajo, no puedo menos que cambiar de opinión. Si uno crea materiales fuera de su horario laboral tiene todo el derecho del mundo a poder decidir cómo compartirlos. O tiene la opción de quedárselos solo para él, no compartirlos y así evitar que nadie los use salvo él. Y no pasa absolutamente nada. No es mejor ni peor persona el que comparte su trabajo gratis, de forma altruista, que el que no lo hace. Además, vamos a ser sinceros, uno tiene todo el derecho del mundo a cobrar por su tiempo y trabajo aunque a algunos les parezca mal.

Fuente: https://x.com/Innovasauria/status/1799795607147839860

El ser humano solo tiene su fuerza de trabajo. En un contexto económico como el actual, dentro de la libertad individual, uno es libre de hacer lo que quiera con su tiempo libre mientras que cumpla las obligaciones legales que implica el «cobrar» por hacer ciertas cosas y las limitaciones que le pueden venir dadas por la normativa vigente. E insisto, quizás mi visión de ahora no coincida con la que tenía hace años pero, al final, todos hemos ido evolucionando. Y nuestra perspectiva, plagada de experiencias varias, hace que vayamos conformando una manera de entender la profesión muy diferente.

Querer cobrar por los materiales o trabajos que realizas fuera de tu horario laboral no es malo. Obligar a que alguien decida compartir gratuitamente lo anterior porque, o bien yo lo hago o bien yo no comparto nada, pero sí que me aprovecho de lo que comparten otros, es algo que no entiendo. Otro tema es todo aquello a lo que estás obligado a realizar por tu contrato o trabajo que desempeñas. No es lo mismo cobrar por hacer un libro de texto, que cobrar a tus alumnos para que usen tu libro de texto. Estamos hablando de cosas diferentes.

Me parece fantástico que «Fran» comparta sus materiales educativos con todo el mundo. Además, desde aquí, aunque no los haya usado nunca (aunque sí cotilleado en el pasado), le agradezco que lo haga. Otra cuestión es que esté, a día de hoy, en contra de la obligación de que alguien decida, desde fuera, qué puede hacer uno con su trabajo y si puede cobrar por ello. O, simplemente, si debe hacer determinados materiales por obligación y ponerlos en abierto para que todo el mundo los use.

Además, como ya ha dicho «Fran», él ha dejado de seguir esa cuenta que compartía materiales libres y que ahora ha decidido venderlos. Por tanto, al final, esa persona que vende los materiales no está haciendo nada malo porque no obliga ni a comprarlos ni a que le sigan. Ha tomado una decisión, que nos puede gustar más o menos, pero que no implica ni que sea mejor ni peor docente que alguien que comparte altruistamente sus materiales. Ni que sus materiales sean mejores ni peores que los gratuitos que podemos encontrar por internet.

Finalmente una petición. Intentad, en caso de coger materiales compartidos por internet para usarlos en las aulas, dar las gracias a los autores de los mismos. Un simple gracias es suficiente. Y, por favor, no os dediquéis a usar materiales de terceros sin permiso ni sin referenciar con vuestro alumnado o en las charlas que dais algunos. Es tan simple como pedirlo. Y ya os digo yo que, al menos en mi caso, lo vais a tener siempre.

Lunes, diez de junio. Qué rápido pasa todo… y más conforme nos vamos haciendo mayores.

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