No creo que sea el único que, de un tiempo a esta parte, he notado la ausencia de ideas nuevas acerca de temas educativos. Es lanzarse uno a Twitter, revisar la que antaño fue la red donde más novedades educativas se exponían y observar que, en ocasiones, hay debates abiertos en los cuales se repiten las mismas frases e ideas que llevan repitiéndose desde hace unos cuantos meses -por no decir años-. Reflexiones vía frases de terceros, en ocasiones muy mal atribuidas, acerca de qué debemos cambiar en la educación y, la más típica de la consideración de la educación como un arma de construcción masiva. Sí, ¿quién no ha visto en sus redes favoritas esas frases que, día tras día, semana tras semana y año tras año se repiten hasta la saciedad? ¿Quién no observa un cierto agotamiento de las ideas educativas? ¿Quién, si tiene la necesidad de saber qué sucede en el ámbito educativo, no experimenta una cierta sensación de déjà vu?
Me cuesta diferenciar entre si lo que se está produciendo es la necesidad de afianzar las ideas y, por eso nos vemos obligarlas a repetirlas cada cierto tiempo para ver si acabamos creyéndonoslas o, simplemente, empieza a verse un cierto desgaste ideológico acerca de modelos educativos, la importancia de estar conectados y, otros tópicos acerca de lo que supone un aprendizaje auténtico. Y ello me preocupa. Me preocupa que, por desgracia, quizás hayamos convertido las redes y lo que queda de la blogosfera educativa, en franca extinción, tanto por incapacidad de muchos de escribir como por ser mucho más cómodo realizar la afirmación inmediata en las redes sociales, en algo que obligue a reinventarse cada cierto tiempo para decir exactamente lo mismo. Y lo anterior no es algo baladí. Es algo que tiene muchísimas implicaciones.
A diferencia del aula donde cada día hay una novedad con la que lidiar, en la teorización de la “innovación” hay mucha repetición. Repetición, en ocasiones bajo diferentes siglas o diciendo que se están haciendo cosas nuevas, que no son nada más que un refrito descafeinado de cosas que ya se decían. Por cierto, como casi siempre sucede, es mucho más fácil decir que hacer. Y bajo el paraguas de las redes hay mucho que se dice y si se rasca un poco, entre los que dicen que hacen muchísimo, demasiados pocos hechos por parte de algunos. Es que esto de vender mil y hacer uno está a la orden del día. Y, como en muchos casos no hay posibilidad ni ganas de comprobarlo… cuela.
Quizás sea que de tanta innovación nos hayamos quedado sin gasolina en el vehículo. Quizás es que, ahora toque hacer caja con la repetición de ideas educativas que, en época de rebajas, toca volver a aprovechar. Quizás es que ahora se está trabajando desde las empresas para ofrecer nuevos productos educativos y, ahora es ese momento de vender las sobras. O, quizás y espero que no sea así, es que la innovación educativa siempre ha sido un modelo agotado que goza de popularidad temporal hasta que, por motivos obvios, sale una innovación más innovadora. Quién sabe.
No es un alegato al inmovilismo. Es un alegato a las ideas y no a la mercadotecnia educativa que, por desgracia, cada vez se destila más por parte de algunos. Por suerte, como digo siempre, más en las redes que fuera de ellas. Y espero que siga así 😉
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