1 de septiembre.
8:48 de la mañana.
El centro estaba en silencio.
No ese silencio que precede a la tormenta, sino ese que parece durar más de la cuenta porque nadie quiere ser el primero en romperlo.
TORREZNO 3PO descendió de su nave con la misión de entender, después de un tiempo sumido en pedagogía y otro de necesario descanso intergaláctico, el inicio del curso escolar en la Tierra.
Lo esperaba todo… música, entusiasmo, planificación estratégica.
Lo que encontró fue a una docente frente a la máquina de café, susurrando:
—No me mires, Torrezno… aún no he activado el cerebro.
Los pasillos olían a pintura reciente, humedad emocional y fotocopiadoras aún dormidas.
Había murales de «Bienvenidos» medio caídos, corchos sin mensajes y carteles motivadores con letra Comic Sans que sobrevivían desde 2011.
A las 9:30, alguien dijo:
—¿Estamos todos?
Y alguien contestó:
—¿Alguna vez lo estamos?
Comenzó el claustro.
Primer PowerPoint.
Primera diapositiva. «Comenzamos un nuevo curso con ilusión renovada».
La cara de los presentes parecía más bien de batería al 4%.
La jefatura repartió horarios que parecían elaborados por un algoritmo con rencor personal.
—¿Yo doy clase en el aula 204 y la tutoría en el edificio B?
—Sí, y la guardia de los viernes en el gimnasio.
—¿Por qué?
—Porque sí.
TORREZNO intentó comprender la lógica interna.
Fracasó.
Después, turno para las novedades:
- El plan de mejora se mantiene.
- La evaluación por competencias sigue.
- Habrá menos recursos, pero más innovación.
- Y, cómo no, habrá reuniones. Muchas. De coordinación, seguimiento, impulso, e introspección emocional docente.
Un profesor veterano murmuró:
—Si esto sigue así, al final acabaremos haciendo yoga evaluativo.
TORREZNO tomó nota. No sabía si era una broma o una predicción.
A las 11:00, llegaron los cafés.
A las 11:15, alguien ya había dicho «resiliencia» tres veces.
A las 11:30, apareció por primera vez la frase… «Bueno, si no hay más intervenciones, lo dejamos aquí».
Ovación interna.
Por los pasillos, se escuchaban frases como:
—¿Tú eres la nueva?
—No, soy la del año pasado que ahora está definitiva.
—Ah, felicidades.
—Gracias, aún no me lo creo.
—Ni lo creas mucho.
TORREZNO paseó entre agendas vacías y calendarios por rellenar.
No vio alumnado.
No vio libros.
Solo vio docentes encendiéndose poco a poco, como bombillas titubeantes en un pasillo largo.
Con sueño.
Con sarcasmo.
Pero también, con algo de fondo. Una energía rara, tensa, real.
La energía de quienes saben lo que viene y aun así, han vuelto.
Antes de marcharse, TORREZNO escribió en su bitácora: «El primer día no enseña nada. Pero lo contiene todo. No hay alumnado, pero sí promesas. No hay clases, pero sí silencios que anticipan. Es como si la educación respirara hondo… antes de volver a hablar».
Y cerró con una frase escuchada al salir, mientras una profe miraba su horario con media sonrisa y dijo… «pues nada, otro año más educando a lo loco. Vamos allá».
Todos los capítulos de TORREZNO 3PO se irán incorporando en la siguiente página y el libro, en formato digital, de la primera temporada de TORREZNO 3PO: un alien en educación, os lo podéis descargar desde aquí.
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