No puedo menos que plantearme, al ver determinadas decisiones que se toman por parte de la administración educativa, si hay extraterrestres, metamorfoseados en seres humanos, que estén controlando la educación en nuestro país. Después de leer las propuestas de evaluación, pasarme por las cuentas de Twitter de la Ministra de Educación y allegados o, simplemente, el ver como se potencian determinadas cosas, no puedo menos que creer que hay seres procedentes de otro planeta que están tras los hilos de lo que está sucediendo.

Desde hace cerca de un mes estoy leyendo las vicisitudes de Carlos Adolfo. Ese extraterrestre que tiene un diario personal en el que cuenta el día a día de la gestión de la educación desde su cargo de Consejero de Educación.  Y cuando leo ciertas cosas que cuenta, no puedo menos que plantearme si realmente, en lugar de ser algo paródico no se habrá producido dicha invasión y existirá realmente.

Hay memes en las redes sociales que clavan la realidad educativa. Hay cuentas de humor que, mediante la ironía, cuentan la realidad más cruda de lo que se cuece (y no enriquece) dentro de los centros educativos. Hay situaciones tan surrealistas en el día a día que parecen sacados de una mala película de Berlanga. A veces hay landismo en estado puro. Y, el gran problema de todo, es que no hay otra que tomárselo con choteo porque lo de cumplir la ley o hacer cumplirla no está, por ahora, en la mente de ningún docente ni familia. Si hasta hay centros educativos que siguen usando Google Classroom cuando saben que está totalmente prohibido. Sí, he dicho prohibido. En la Comunidad Valenciana, por ejemplo, desde la firma del convenio con Microsoft y la existencia de alternativas, incluyendo la implantación de herramientas libres (que no gratis, aunque algunos no entiendan la diferencia), hay docentes y equipos directivos que trafican con datos de menores. Y no pasa nada. Tampoco pasa nada porque tu hijo diga que viene de una clase con cuarenta y pico compañeros. Ni se plantan las familias, ni nos plantamos los docentes, ni a ningún medio le interesa saber nada más allá de poder vender «al mejor profesor de España» o «la metodología que lo va a petar». Todo ello, aderezado claro está, por debates estériles de cosas que, no por tener su importancia, pasan de ser poco urgentes a ser consideradas el top mediático.

En educación hay tronos, tronistas y voceros con el carnet en la boca. Hay pedagogos, pedabobos, innovadores y desorinadores. Hay Ministra, Consejeros, Consejeras, Directores Generales, Directoras Generales y pringados, con cargo o sin él, que no se sabe por qué siguen creyendo en determinados proyectos. Tenemos gente que vive de la educación como yo y gente que vive de vender cosas para que, supuestamente, yo sea mucho más profesional y efectivo. Una cosas es vender cosas y otra que esas cosas satisfagan algún tipo de necesidad. Es como aquel que se compra algo que jamás va a usar porque se lo han vendido muy bien.

Cada vez lo tengo más claro. Sin miedo a equivocarme, salvo que estemos muy mal, estoy convencido de que el sistema educativo está gestionado por extraterrestres. Si no fuera así no se explicarían ciertas cosas. O, como mínimo, con esa justificación acerca de la gestión puedo hacer desaparecer parte de mi mal humor. Es que en mi cabeza no cabe otra opción.


Descubre más desde XarxaTIC

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.