Todos los docentes son malos profesionales (salvo yo y los míos)

Voy a empezar el post diciendo, para que no se me malinterprete, que soy partidario de tener docentes con plaza definitiva en los centros educativos. Tengo muy claro que una plantilla estable es lo mejor para llevar a cabo un proyecto educativo de centro en condiciones y que, seguramente, permita tener unos mejores resultados globales, tanto en el funcionamiento del centro como en el aprendizaje del alumnado. También tengo claro que, en la coyuntura actual, la inmensa mayoría de profesionales provisionales en los centros educativos hacen un magnífico trabajo. Sí, la profesionalidad docente no depende de ser funcionario, definitivo, provisional o interino. Depende de otro tipo de casuísticas, pero…

Defiendo que haya un sistema transparente de selección del profesorado. Que mejore el procedimiento de acceso por oposición y que no se produzca la aberración que supone decir que alguien no es válido en ese procedimiento y, en cambio se le contrate para cubrir sustituciones más o menos indeterminadas (léase interinos de todo el curso o sustituciones puntuales más o menos largas). Ojo, no estoy diciendo que los que suspenden oposiciones sean malos profesionales. Estoy diciendo precisamente lo contrario. Que debe revisarse el sistema de oposición y algunos sinsentidos que conlleva el mismo. Tampoco estoy hablando de hacer fijos por decreto a los interinos. Creo que me explico para cualquiera que quiera entenderme. Aprovecho para felicitar a los que han aprobado o van a aprobar las oposiciones en este curso maldito y a los que no lo van a hacer. Se trata de un proceso selectivo que se adecua a una legislación concreta. Y yo, como defensor del modelo funcionarial, creo que debe existir este proceso de selección (con todas las modificaciones que podamos y debamos hacer).

Pero ya me he ido por las ramas. Es lo que tiene escribir con vistas al mar. Voy a retomar el título del post. Sí, me interesa hacerlo pero, como hay tantas cosas que matizar, he considerado necesario hacerlo antes de que alguien me diga que digo lo que no he dicho. Sucede habitualmente en lo que escribo. Algunos por falta de comprensión, otros por enemistad previa y algunos por quedarse solo en el título.

Se han adjudicado provisionalmente las plazas en Cataluña para el curso que viene. Más del 90% de las adjudicaciones provisionales (no se incluyen los que han obtenido u obtuvieron plaza por Concurso de Traslados) se han dado a dedo mediante plazas estructurales, perfiladas o confirmando a interinos. Algo que permite el Decreto de Plantillas que aprobó un gobierno de izquierdas. Sí, los gobiernos de izquierdas siempre (será casualidad) han aprobado ciertas cosas que han privatizado la educación pública. Y ese modelo de selección del profesorado mediante entrevistas o perfilando plazas ad hoc está defendiéndose por parte de algunos que consideran que ese nepotismo neoliberal permite llevar a cabo un proyecto educativo de centro. Algo imposible si no se cuenta, según ellos, con docentes implicados en el proyecto. Léase implicados con sumisos, dependientes y poco críticos con la directiva. Un modelo perfecto para evitar discrepancias en los centros educativos y poder perpetuarse en el equipo directivo. Cada vez hay más directores en Cataluña que exceden de los ocho años. Hay, me parece recordar, alguien que hizo los números.

Y esa justificación de selección, aparte de ser por seguir el proyecto educativo (que consiste, como he dicho, en una metodología, ideología o planteamiento -que puede ser más o menos válido-) se realiza por creer que en los centros hay malos profesionales. Curiosamente siempre son los que se oponen a ciertas cosas. Discrepar es ser mal docente. No querer usar un determinado método “innovador” es ser mal docente. Reivindicar los derechos laborales y no estar dispuesto a trabajar quince horas al día es ser mal docente. No ser de los míos, en definitiva, es ser mal docente. Todos son malos profesionales menos el director y su camarilla. Hay qué joderse.

Algún día alguien de los que creen que todos son malos menos ellos deberán ver la realidad y dejar de manipularla. Quizás, el problema fundamental, es que los malos profesionales a lo mejor son ellos y creen que, rodeándose de gente afín, van a poder disimular el ir desnudos. El rey puede ir desnudo. Lo importante es que nadie se lo diga. Y por eso algunos no tienen más discurso que el de decir… es que todos los docentes que tengo, salvo los que he elegido yo, son malos profesionales porque, quién va a saber más de selección de personal y de cómo debe trabajarse que yo, ungido por la luz y con un planteamiento pedagógico sin fisuras.

En docencia, al igual que en cualquier otra profesión, hay una minoría que no cumplen. Una minoría que se da tanto en servicios públicos, empresas públicas o privadas. Pero, como os he dicho antes, algunos deben justificar ciertas afirmaciones que realizan o ciertas cosas que proponen. Es lo que tiene un régimen dictatorial… el dictador, los militares, los del partido y los que aplauden. Los que quieren un cambio de régimen jamás serán bien recibidos. Y, en muchos casos, se buscará (o creará ficticiamente) la excusa para poder echarles. Todo muy bien justificado bajo argumentos tan falsos como un euro de chocolate. Argumentos que, curiosamente, los que aplauden (aunque a ellos les pueda perjudicar en un futuro) van a creerse o apoyar a pies juntillas. El pueblo debe comer. Y si puede comer los restos del filete, mejor que lamer una lata de atún.

Un saludo a todos los que creen en una educación democrática, tengan la ideología que tengan, usen la praxis que usen en su aula,…, siempre que tengan claro que con los profesionales que están trabajando en su día a día son tan buenos como ellos. Todos los docentes son buenos profesionales salvo contadas excepciones. Contadas excepciones que, curiosamente, están bastante relacionadas con aquellos que piensan que solo ellos y sus acólitos son maravillosos. Y son, repito, una auténtica minoría.

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4 comentarios

  1. Pues en mis 18 años como funcionaria de carrera mi experiencia es totalmente distinta….quién lleva más tiempo trabajando menosprecia el trabajo tanto de personal interino como del personal con menos experiencia. No me gusta la confrontación entre lo nuevo y lo menos nuevo…..no sé a quién beneficia seguir fomentando esto …..desde luego a los que no quieren renovarse en ningún aspecto y se parapetan detrás de conclusiones que presentan como categóricas creando bandos. Para mí esto es lo dañino y que enferma la educación……. Y muchos docentes con muy buenas ideas van siendo aniquilados y qiemados por el camino por aquellos que siguen queriendo estar por encima como el aceite caiga quien caiga

    1. No es cierto. No lo he visto en ningún centro educativo en los que he trabajado (y lo he hecho en unos cuantos). Lo que sí que he visto es docentes que acaban de entrar y que quieren hacerlo como elefante en cacharrería y algunas “vacas sagradas” a las que les importa entre poco y nada lo que hacen. No es malo el debate. Lo malo es imponer o menospreciar la experiencia, como en ocasiones, algunos hacen. Debe ser la única profesión en que la experiencia hace que se minusvalore la misma. Y eso es algo que deberíamos analizar. Claro que hay experiencias malas pero, sinceramente, el aprendizaje y el sumar años hace que uno vaya adaptando el método y adquiriendo más tablas. Algo que sucede en la inmensa mayoría de ocasiones. Saludos.

  2. Totalmente de acuerdo con todo el artículo. Y cada vez ocurre más…es un reflejo de la sociedad individualista que estamos creando, el espíritu de democracia y colectivo no lo veo por ninguna parte…
    En mi entorno veo que ocurre más en escuelas que en institutos.
    Que triste es ver como algunos menosprecian a compañeros (normalmente a maestros que llevan más tiempo trabajando que ellos) porque no les gusta su forma de trabajar, porque no lo hacen como ellos. Yo he oido: Si no quieren trabajar que se dediquen a otra cosa. Sin haber preguntado nada al maestro criticado. Y sí que quieren trabajar, pero no mas horas de las que nos pagan. Y algunas “metodologias” nuevas (gamificación..) requieren de mucho tiempo preparando materiales y no sé hasta que punto realmente sirven para aprender o encontrar la motivación por aprender, no por recompensas (esto ya es otro tema!)
    Y critican convencidos, sin conocer…que ambiente entre docentes es ese? Son maestros de cero autocrítica, no se cuestionan lo que ellos hacen,

    1. Es mucho más fácil ver la paja en el ojo ajeno que la viga en el propio. Además, vamos a ser brutalmente sinceros, ¿qué mejora real se está dando con esos tiempos infinitos de “hacer cosas innovadoras” o uso de ciertas metodologías? ¿Realmente es productivo un docente 24/7? Hay tanto por mejorar, que tiene que ver más con la eficiencia que con las horas dedicadas a ello… Un saludo.

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