Hoy empieza esa carrera de fondo en la que, al igual que los corredores al finalizar la carrera, sabes si lo has hecho bien o no en función de la cantidad de kilos que marque tu báscula al finalizar esa prueba maravillosamente poco deportiva que, por suerte, a algunos nos va a durar desde esta noche hasta el día 1. Sí, no hay intermedios este año. Nochebuena, Navidad, Paella, Cumpleaños,… y un sinfín de fantásticos momentos frente a una comida en la que se va a mezclar producto autóctono con azúcar en diferentes formatos. Todo bueno. Todo muy bueno.

Sé que algunos han corrido, por un triste dolor de cabeza (o eso dicen, aunque la verdad la conocemos todos), a saturar las urgencias médicas. O a arramblar con todos los tests de antígenos de la farmacia de al lado. Incluso conozco a alguno que ha cogido el coche para irse a un pueblo en el que todos son votantes de VOX y, supuestamente, seguro que quedan existencias. Ya os lo he insinuado en el paréntesis. Han ido por dos motivos: uno, que no les gusta comer. Otro, que se sienten con la necesidad de marcar abdominales o, simplemente, poderse poner esa ropa que llevaban antes de empezar vacaciones navideñas. Permitidme la deformación profesional. Como docente, al tener nueve meses de vacaciones y tres de pensar en ellas, hablo de perímetros de orondez en el día 22 de diciembre. El momento en el que aún no se habían dado esas comidas en las que, por lo visto, se traen cositas microscópicas a casa. Es que lo de los docentes es de riesgo. Especialmente curioso es el caso de aquellos que ahora están corriendo a hacerse análisis para correrse una juerga con el suegro del Madrid, los cuñados del Levante y esa que nunca sabes qué hace comiendo pero siempre te encuentras en todos los eventos gastronómicos.

A las siete o’clock vamos a empezar la cocinera y el pinche (ese soy yo) a hacer las croquetas de bacalao. Ayer hicimos la masa, tal y como publiqué en Twitter (iba a hacer spoiler de mi cuenta de redes sociales pero, desde que sé que te pagan por número de seguidores, paso de hacer spoiler de nada más que de la nueva de Spiderman) tenía una pintaza. O no. Bueno, olía de puta madre. Así, sin acritud y sin ganas de daros envidia.

Los yantares pantagruélicos estarán, a partir de esta noche, a la orden del día. Tan solo os deseo que los podáis disfrutar en la mejor compañía posible. Si no podéis o queréis, por haberos confinado, estar currando (no todos los compañeros de curro son majetes) o estar en período detox, lo que sí me permito desearos es que tengáis una Feliz Navidad. Unas Felices Fiestas para hacerlo más inclusivo. Nada, lo único que os deseo es que disfrutéis de estos días y que mañana sea mejor que hoy. Y pasado mejor que mañana. Os lo merecéis. Bueno, os lo merecéis casi todos, para qué nos vamos a engañar.

Disfrutad de cada momento porque los momentos cada vez son menos. Y el que los hace más importantes somos nosotros. Un abrazo. Bueno, mejor no… mantengamos la distancia de seguridad. Qué demonios. Abrazarse es sano salvo que intentéis abrazarme a mí. Soy bastante escuerzo y poco ávido del contacto físico. La vida es para vivirla. Cierro la chapa que esto se va de madre y, como he dicho antes, estoy en período ensayo para pinche. Nos vemos por aquí porque por los bares, hasta que quiten el pasaporte COVID, me da pereza acudir. Así, de paso, me ahorro una pasta como buen catalán de pura cepa. Y ya… ¡disfrutad!


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