En el día de ayer se conocieron los resultados de PISA de 2022, en el que se evaluaba la comprensión matemática, lectora y científica al alumnado de quince años (enlace). Una prueba que, a pesar de todos sus defectos y su intencionalidad, es la única prueba externa estandarizada que permite comparar los sistemas educativos de diferentes países. Y salimos, de nuevo, como el culo. Algo a lo que ya estamos acostumbrados.

No hace falta que PISA me diga que nuestro sistema educativo hace aguas. No hacía falta que el último informe PIRLS (enlace) nos dijera que la comprensión lectora del alumnado de Primaria está hecha unos zorros. Es que, sinceramente, no hace falta. Era lo esperable y lo que me extraña es que algunos intenten, tal y como ha hecho la Ministra, justificar ciertas cosas diciendo que todos han bajado o que hemos mejorado en no se sabe qué. Y eso sin entrar en los que intentan decir que hemos bajado menos que otros países de nuestro entorno. A ver, si estamos muy abajo, es muy difícil bajar más. No es lo mismo que pierda cien euros uno que cobre diez mil euros al mes que uno que cobre mil. Es que es de cajón. Y, a pesar de ser difícil que bajáramos en resultados, lo hemos hecho. Los campeones de la educación. Con otros países que, por desgracia, están pasando por lo mismo. Pero, al menos a mí, lo de mal de muchos no me consuela.

Nuestro país va en declive desde la LOGSE. No estoy diciendo que antes fuera todo maravilloso. Lo que está claro es que en las últimas décadas hemos ido a peor. Seguro que algunos justificarán que ahora todo el mundo estudia hasta los dieciséis. Mentira. Ahora todo el mundo está estabulado hasta los dieciséis. Que no viene a ser lo mismo. Es que hay un dato irrebatible: solo el 5% de nuestro alumnado es excelente. Es decir, de cien alumnos, solo 5 están en el percentil más alto. Descontando, claro está, que también somos de los países en los que más alumnado (más del 20%) están en el percentil más bajo de los informes. No tenemos alumnado excelente. Tenemos un montón de alumnado mediocre, al que titulamos por titular que, por desgracia, está perjudicado en su aprendizaje por la falta de disciplina que existe en nuestras aulas. Los países que mejores resultados tienen son los que menos toleran la indisciplina en sus aulas. Seguro que para algunos solo es casualidad.

Es una mala idea el café para todos (no solo en educación). La imposición de competencias es un sinsentido. Hablé hace unos días de que Escocia abandonará las competencias. ¿Sabéis qué resultados ha tenido Escocia? Sí, unos resultados nunca vistos. En peor me refiero. Un declive sin precedentes. Ya no entro en Finlandia y en los experimentos que han realizado en uno de los sistemas educativos mejores del mundo. Introducción de pantallas, apuesta por proyectos, eliminación de especialistas,… ¿qué podría salir mal? Pues todo. Lo mismo que nos está pasando a nosotros.

¿Conocéis algún país que tenga buenos resultados que dé asignaturas no lingüísticas en inglés? No, no existe. Bueno, existen experimentos. ¿Sabéis cuál es el país que más experimentos ha hecho con este bilingüismo? Sí, España. Hemos sido pioneros en el despropósito de dar, por ejemplo, Historia en inglés.

También parte de la culpa de los resultados es tener una sociedad enferma culturalmente. La selección del profesorado a dedo en Cataluña, el sumarse a proyectos innovadores muy experimentales, el reducir asignaturas para integrarlas en un totum revolutum, los trabajos de síntesis, los trabajos de investigación en bachillerato,… es lo que consigue. Los peores resultados de toda España. Y ello con el poder adquisitivo que tiene la sociedad catalana. Pero bueno, una sociedad que todavía sigue teniendo como héroe a uno que trincó dinero público y al que todavía le da medallas el Barça, tiene muy poco de inteligente.

Es que, ¿de verdad os sorprenden los resultados de PISA¿ ¿De qué vivirían los que viven de decir lo del saber hacer y esos tipos que jamás fueron nada, ni mejoraron en nada la educación? ¿De qué vivirían los que dan consejos desde las Facultades? ¿De qué vivirían los que defienden el máster del profesorado y los que pueblan las Facultades de Ciencias de la Educación y pedagogía? ¿Y los que venden libros o hablan de inclusión desde unos chiringuitos, que mediatizados, han conseguido ser algo conocidos y dar charlas en colegios ultracatólicos mientras defienden la pública para los hijos de los demás?

Por cierto, los docentes que estamos en el aula también somos culpables del descalabro. Los foros de algunos sindicatos docentes parecen el Chiquipark. No nos olvidemos tampoco de las familias, por no plantarse al ver qué pasa con sus hijos ni preocuparse. Aquí no hay quien se libre. Eso sí, todo con perspectiva de género, proyectos transversales, ODS, demonización del libro de texto y pantallas. Muchas pantallas.

¿A qué estamos jugando? No, no es añorar la EGB. Se trata de otra cosa.

Ya hemos perdido una generación, ¿queremos perder más? Si me mirara el ombligo, me diría que le den a todo. El problema es que esa generación perdida es la que va a tener que pagar las pensiones y mejorar la sociedad. Y si no hace ni una cosa ni otra, vamos a tener un problema. Por tanto, mirar a otro lado no sirve.

Lo sé. Seguramente mañana no os acordaréis de estos resultados. Es que habiendo gente que todavía sigue defendiendo la LOGSE o defiende ahora la LOMLOE, tiene toda su lógica. Incluso ayer vi personas en las redes sociales diciendo que Celaá había sido la mejor Ministra de Educación en democracia. Lo sé, algunos están muy enfermos. O totalmente lobotomizados. No le encuentro otra explicación.

Perdonad el tono, pero en ocasiones se hace necesario escribir así.

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