Supongo que, cuando uno abre y mantiene un blog donde expresa sus opiniones con vehemencia, siempre va a haber el que piensa de forma diferente. No es malo, siempre es lícito discrepar y, cómo no, manifestar dicha discrepancia. El problema llega al plantear cuál es el límite de la interacción ante quienes, por determinados motivos -igual de válidos que los que se exponen en el blog- mantienen un determinado anonimato o quizás unos tonos en los comentarios o las redes en los que, por desgracia, no aportan nada positivo al debate.
Quedan diferentes opciones que, los autores de algunos blogs se aplican a rajatabla: eliminar comentarios contrarios a lo que se escribe, resaltar los comentarios positivos e, ignorar cualquier interacción en las redes sociales que viertan alguna negatividad con los planteamientos que uno hace. Es una opción. Sinceramente, al ver determinados comentarios que aportan menos al debate que nada te planteas usar dichas estrategias de control de contenido. Interactuar con quienes aportan o coinciden en tus planteamientos e ignorar a quienes no. Se puede ser más feliz falsificando el debate. Bueno, en este caso, seguramente uno acabe quedándose sin ningún tipo de debate.
Hay dos formas de actuar en el mundo digital: la sobreprotección no tocando temas conflictivos y, en caso de hacerlo, manipular conversaciones y comentarios para que dé la sensación que todo el mundo esté de acuerdo con uno o jugar a aguantar, e intentar lidiar, con quienes discrepan contigo. Incluso, en ocasiones, mantener debates estériles porque sabes que ni tú ni el comentarista vais a llegar a ningún tipo de termino medio por estar tan integrada dentro de los esquemas personales de uno determinadas cuestiones.
Prefiero, sinceramente, seguir dejando los comentarios abiertos y sólo eliminar aquellos que contengan anuncios de determinados servicios o empresas, aquellos que insulten a otros comentaristas (si es a mí, me importa bastante poco porque he decidido, libremente, estar sujeto a lo anterior por parte de quienes no dispongan de argumentos para el debate) o esos que, no entiendes muy bien, para qué se publican porque son sólo un conjunto de letras inconexas que el detector de spam no me ha sabido filtrar.
Sí, ayer hablé de la necesidad de considerar la creación de un blog por parte de los docentes y hoy hablo de una cruda realidad, en caso de querer opinar sobre cuestiones controvertidas en el mismo porque, al final, ni todos por suerte piensan como uno y, por desgracia, hay algunos que tienen mucho tiempo para, sin aportar nada productivo, verter unas líneas cuyo único objetivo es el ataque sin argumentos a quien no piensa como ellos. A esos les recomiendo que, por favor, antes de obligarme a leer sus comentarios o interactuar con ellos vía redes sociales, destinen su esfuerzo a comentar en los grandes medios porque ahí van a encontrar amiguetes tallados en el mismo molde con los que, seguramente, se lo van a pasar muy bien. O, siempre os queda la mejor opción… crearos un blog. Así, como mínimo, tendréis una “casita” que podréis gestionar a vuestro gusto 🙂
Yo no voy a restringir la interacción en el blog pero, he de reconocer que, a veces, dan muchas ganas de hacerlo.
Llevo diez años de bloguero y he tenido más de media docena de blogs muy distintos, aunque el más veterano de todos es el que conoces. En este tiempo me he encontrado de todo. He disfrutado mucho pero también he encontrado malos momentos, debates envenenados, pérdida de amistades virtuales, alejamientos, conflictos, comentarios hirientes escritos con mala saña. Esto es como la vida y en ella hay de todo. Nunca he dejado de tener mis blogs abiertos sin censura y con posiblidad de publicar incluso anónimo. Hay comentarios que te cogen por donde menos esperarías y te hacen recapacitar sobre el retorcimiento humano. Publicar es estar abierto a todo, incluido lo agrio o perverso. Ha habido momentos en que me han podido hacer daño y lo han hecho. No sé si hay fórmulas. Estoy de acuerdo en que lo más rico y fructífero es la libertad de acceso sin censura previa. Un blog es así.
No podría haberlo expuesto mejor. No hay fórmulas y cada blog (o más bien quien hay tras el mismo) es un mundo. Yo también creo en la riqueza de los comentarios aunque, en ocasiones, como bien dices te entran ganas de empezar a censurar algunas de las cosas que te puedes encontrar, muchas veces amparadas bajo el anonimato, en algunos de los comentarios.
Hace tiempo decidí moderar los comentarios. No para filtrar ninguno, más bien porque sólo hay una cosa que no tolero en el blog y es que haya alguien que insulte a alguno de los comentaristas que exponen su posición. Sí, libertad absoluta para discrepar, incluso bajo formas poco tolerantes, pero nunca insultos ni desprecios a quienes se pasan por aquí para dejar su opinión.
Sí, un blog es así 🙂
Hola. creo que la esencia de un blog es poder comentar e interactuar con los visitantes para enriquecer el tema tratado. Lógicamente no todos van a estar de acuerdo con nuestro tema. planteamiento u opinión pero no puedo entener un blog que controla los comentarios. Eso sí, todos se deben de realizar desde la educación porque hay formas y formas de defender lo que uno cree. Ánimo con esos comentarios que no aportan nada y provocan que te replantees restringir la interacción… seguimos en contacto
No me replanteo restringir la interacción. Entiendo que, estando dispuesto a escribir sobre temas controvertidos, debe uno estar dispuesto a recibir “collejas” o “palos” digitales. Eso sí, a veces, no pueden menos de sorprenderte algunos comentarios que, en la mayoría de ocasiones amparados bajo el anonimato, tienen mucho de personal y poco de aportación al debate (sea discrepando o no). Pero qué le vamos a hacer, hay algunos que se lo pasan bien así 🙂
Seguimos… y muchas gracias por comentar.
Hola Jordi,
A veces coincidió contigo y otras no, pero por encima de todo, siempre tiene que haber respeto y tolerancia, menudo ejemplo daríamos como docentes si no… 😉
Pero desgraciadamente hay perfiles de lo contrario, creedores de la verdad absoluta, intransigentes, algunos con nombre propio y otros, más cobardes, que se esconden detrás del anonimato de las RRSS, y a los que les encanta jugar a ser un trol! Entran y destrozan a su antojo…
Ets un valent Jordi!
Salutacions.
Manel
Ya sabes Manel que el tema de los comentarios no viene por la discrepancia y, más bien por el aporte que determinados cometarios tienen a un debate que podría ser muy enriquecedor. Siempre sabes, he optado por respetar las opiniones y, por mucho que, en determinadas ocasiones los artículos puedan ser controvertidos, intentar debatir para matizar (sí, en ocasiones se debe matizar) lo escrito e, incluso, a veces he llegado a cuestionarme lo escrito porque alguien me ha hecho ver que no era así. Sí, el trol existe y, por desgracia, no entiende de profesiones…
Valent o inconscient? 🙂
Una forta abraçada.