Toca volver sobre un tema que me preocupa últimamente. El tema de los recursos educativos abiertos (REA). Esos recursos que algunos docentes publican, realizados en sus horas libres y, que se ponen a disposición de todos los usuarios que lo consideren. Recursos realizados para el bien común de los alumnos. Recursos que pueden ser usados y adaptados según necesidades. Recursos que, bajo el principio altruista, permiten disponer de una cantidad ingente de materiales disponibles por la red para las diferentes materias.
Empiezo a ser bastante REAcio sobre el tema. Me empiezan a preocupar ciertos aspectos de este “altruismo”. Me preocupa la inexistencia de ningún tipo de filtrado para valorar la calidad de los recursos que se publican pero, más allá de lo anterior, lo que me preocupa realmente es si el docente no está siendo en parte estafado por la mediatización que ha supuesto la “necesidad de compartir”. Algo que no sucede en ningún otro trabajo. Algo que, más allá de la satisfacción personal de uno a la hora de poner a disposición del resto de la comunidad educativa sus recursos, no recibe ningún tipo de compensación.
En un mundo ideal donde la Educación y sus servicios asociados no fueran, en ningún momento, gestionados por empresas privadas quizás lo anterior sería positivo. Sería maravilloso en una sociedad utópica poder compartir esos cientos de horas de forma gratuita. Sería lo demandado por la situación. Lamentablemente nos encontramos inmersos (nos guste más o menos) en una sociedad capitalista. Una sociedad donde lo que prima es la obtención de beneficios. Donde hay empresas que, con recursos liberados o servicios educativos, están obteniendo unos determinados beneficios económicos. Donde hay un entramado paralelo que impide usar materiales educativos porque los mismos están sujetos a copyright.
¿Deben respetarse las obras privadas en el ámbito educativo? Sí. Lo dice la legislación vigente. No hay ningún articulado legislativa que permita el uso masivo de todo lo que hay en la red. No se pueden fotocopiar los libros de texto de las editoriales. No se puede reproducir un DVD original en las aulas. No se puede ir a clases de repaso sin pagar a los que ofrecen dicho servicio.
Por tanto, ¿no hay un contrasentido en liberar materiales gratuitamente? ¿No estamos haciendo el juego a un modelo de negocio que nunca llega a los docentes? ¿No estamos poniéndonos argollas y, en lugar de mejorar el sistema, lo que hacemos es trabajar gratis para que otros se beneficien de dicho trabajo? ¿Hay alguna otra empresa o servicio público (me gusta más lo segundo) en que sus trabajadores hacen horas extra para beneficiar a los propietarios de la misma? Compro que trabajamos para el ciudadano pero, ¿es lógico que dicho trabajo se haga de gratis?
Seguro que más de uno me hablará de las bondades del compartir. De la satisfacción que genera. De lo bonito que es participar en un hacktivismo educativo. De lo que gracias a lo que hacen otros aprendemos. De lo bien que huelen las nubes.
Todo lo anterior es muy respetable pero el trabajo, que es nuestra fuerza, debe estar retribuido (no hablo sólo de cuestiones económicas, ya que laboralmente hay otras maneras de retribución). Porque, no lo olvidemos nunca, somos trabajadores y, en un modelo económico como el que rige nuestro país, todos los trabajadores tienen unos determinados derechos laborales.
Tan sólo algo para abrir un debate que hace tiempo debería hacerse de forma objetiva. Algo alejado de las nubes en las que vivimos muchos y de la que algunos otros se aprovechan. Empiezo a ser un poco REAcio sobre el asunto.
[box] Muchas gracias a Victoria (@vcastello) por cuestionarme, a lo largo de estos últimos días, este tipo de materiales y recursos abiertos.[/box]
Como se suele decir, las luchas nunca son justas. Si publicamos material muy vivo pero no muy bien editado, las editoriales nos ganan en estilo. Si publicamos materiales no muy buenos, las editoriales demuestran que son mejores. Si publicamos materiales buenos y bien editados, entonces nos los roban. A pesar de todo, compartir lo que hacemos es sano porque, para empezar, nos provoca pensar dos veces en lo que hacemos, nos exponemos a críticas y como consecuencia, podemos aprender mucho. Ya solo por eso, merece la pena.
Desde mi punto de vista, el problema de los REA no reside en su calidad sino en que se mueren. Los recursos educativos requieren de mucho esfuerzo para que después queden en un repositorio y mueran, porque la educación y el aprendizaje son entornos vivos y NO REPLICABLES. Transferibles sí, pero no replicables.
Tener una base de datos de cosas que se van haciendo es muy interesante, es ir recogiendo la historia de lo que se va haciendo. Tener un repositorio no lo es tanto. Nadie puede hacer tu trabajo. Puedes aprender de otras personas, pero los aprendizajes son situados y únicos. Lo demás es escaqueo 😉
En mi opinión, el mayor problema de los repositorios de contenidos es que matan el aprendizaje. Refuerzan la idea de que el camino para aprender es seguir al pie de la letra los contenidos y desmovilizan el cambio, ya que el docente acaba pensando que para cambiar, debe crear otros contenidos análogos o “mejores” (en profundidad, tipografía, tecnología utilizada).
Me parece mucho mejor tener repositorios de “ideas” (actividades que puedas adaptar, proyectos, …) cosas que hacen otros y en las que puedas inspirarte. https://twitter.com/puerto/status/452378057131982848/photo/1
Cuando un centro educativo apuesta por la docencia basada en contenidos, no importa tanto que sean de una editorial o que el centro gestione esos contenidos (editorial en casa): el resultado es el mismo. En ambos casos, hay gente muy interesada en mantener el modelo: las editoriales porque cobran y los “editores” de centro porque así controlan de manera centralizada todo lo que se “hace” en el aula (y de paso justifican su puesto de trabajo).
¿Y los docentes? La mayoría prefieren la comodidad de ese modelo.
Con todo, creo que intentar crear tus propios contenidos puede ser un camino para llegar a la conclusión de que, por ahí, no se llega a ningún lado.
En un mundo ideal el concepto que planteas sería el correcto. Ideas que permiten realizar un aprendizaje, con poca carga conceptual (memorística o de competencias repetitivas) y que permitirían que el alumno desarrollara su madurez académica alejado del formato puramente instructivo.
Pero, como bien sabes, la sociedad está basada en el conocimiento. Un conocimiento de conceptos que permiten ir saltando las diferentes etapas de las que consta el sistema educativo. Vender a los padres que las clases van a ser diferentes y no ser capaz de responder a las expectativas futuras sobre sus hijos que ellos tienen es muy arriesgado. Plantear una metodología que se aleje de lo habitual para que, en un sistema donde se premia el título (y no sólo se premia, se exige para determinadas profesiones -que aún son muchas-) se rompa con los esquemas y tengas unos excelentes aprendices con aprendizajes significativos es algo que aún no cuadra con lo demandado.
Sabes que soy un gran defensor de modelos “diferentes” pero la realidad es la que es. No tenemos unos médicos tan malos en nuestro país (más bien al contrario). Y han sido médicos que han pasado por un sistema totalmente memorístico hasta llegar al MIR (o al ejercicio de su tarea profesional). También tenemos excelentes ingenieros marcados por el mismo patrón. Y así podríamos seguir con la mayoría de profesiones. Por tanto, no es tan sólo el método, es quizás saber trazar una línea porosa entre lo que funciona y lo nuevo. Algo que no creo que pase por desconceptualizar el sistema educativo y sí por un sistema mixto.
Los resultados, a la postre y con independencia del método, para los que académicamente son buenos no van a variar. El problema es qué hacemos con ese sesenta por ciento de alumnos “que no son suficientemente brillantes” y con el treinta por ciento que nos sigue abandonando. Una solución que no creo que sea la de oscilar la balanza hacia el negacionismo de los contenidos. ¿Y si nos quedamos en un término medio y, especialmente, aplicamos mucho sentido común al asunto?
Pero, como he dicho más de una vez, ni tengo la varita mágica, ni demasiada idea de por dónde tirar.
Yo trabajo en la FP. No hay una Selectividad que sirva de excusa. Y sinceramente, creo que los REA no es lo que mejor les prepara para lo que se van a encontrar en la vida ni para la vida.
Sin embargo, ante un Viceconsejero o cargo similar, queda muy bien enseñar cada módulo con sus UDs, todas con el logo del centro y un modelo evaluativo idéntico para cada módulo, con un examen con unos ejercicios y unos cuestionarios.
Yo estoy seguro que los REA, y más en FP (en la cual trabajé unos años) distan mucho de ser la panacea. Más aún cuando, por ahora, la FP no tiene ningún mecanismo de validación externo (no te preocupes que todo llegará). Menos aún en una vía muy profesionalizadora para inserción inmediata en el mercado laboral. Un mercado laboral que, por lo que me comenta la gente que tiene empresas, debe volver a formar a los alumnos (cada vez más especializados -demasiadas ramas- y menos generalistas) cuando les llegan. Algo que creo que debemos también comentar y no esconder.
No creo que quede bien enseñar los módulos. Creo que enseñarlos como justificación de la práctica docente es algo que sirve sólo para cubrir el expediente cara a la administración. Por suerte, en la mayoría de casos la administración deja bastante margen de maniobra para que hagas lo que te apetezca en el aula al margen de la burocracia. Quizás, hablando en plata, un libertinaje excesivo 🙂
Creo que el modelo que planteas, a nivel filosófico, es muy positivo. Autoaprendizaje de las críticas y los errores cometidos. Obligación a replantearse lo que uno está haciendo bien o mal. Lamentablemente, como bien comentas, la administración es quien intenta boicotear la creación de materiales de calidad con sus iniciativas. Agrega (bueno, ahora el Procomún) cuenta con miles de recursos, un 99% de los cuales son de dudosa calidad y el 1% restante difícil de encontrar. ¿No hubiera sido más lógico destinar esos cerca de cuatro millones de euros para montar un equipo interdisciplinar para la elaboración, diseño y maquetación de esos contenidos que nos venden las editoriales? ¿Por qué no ha interesado lo anterior y se ha querido vender bajo el buenismo del compartir o de ser recursos abiertos? ¿No hubieran sido también abiertos los anteriores? ¿No nos hubiera salido más económico?
Los repositorios si no llegan al aula sirven de poco. Los REA son más de lo mismo. Objetos de supuesto aprendizaje encapsulados y, supuestamente, adaptables. Lo que pasa es que modificar un SCORM no está al alcance de todos los docentes y usarlos en bruto tampoco garantiza ningún tipo de calidad (ya que, como he dicho antes, no existe ningún tipo de censura de publicación).
Al final, como bien dices, todo depende de las ganas que tenga uno de hacer algo. Algo que no va a remunerarte la administración. Algo que, más allá del voluntarismo, tiene poco que ver con el aprendizaje que van a adquirir tus alumnos (mucho más marcado porla metodología que por el material).
A propósito… nunca puede llamarse escaqueo a algo que no está incorporado a tu contrato de trabajo. Un contrato que en ningún momento ha incorporado conceptos como el de “diseñar/elaborar materiales educativos”. Ni tan sólo ha permitido premiar a los que lo están haciendo. Una tarifa demasiado plana para que ofrezca incentivos. Una tarifa demasiado plana que acaba reduciendo la docencia a una simple transmisión de conceptos prediseñados (en formato más o menos guay).
Información Bitacoras.com
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Hola Jordi,
creo que no es del todo cierto lo que dices de que “la necesidad de compartir” “no existe en ningún otro trabajo”. Mira al mundo del software y hardware libre, la cantidad de proyectos y herramientas de las que podemos disfrutar gracias a que mucha gente ha “abierto” su conocimiento y su trabajo al mundo, y este lo ha tomado, lo ha hecho pedazos, lo ha compuesto de otra manera y lo ha vuelto a meter en el ciclo.
El abrir nuestros recursos, para mi, es bueno, sin muchos matices. Aunque luego vengan las editoriales y saquen pasta con ello, o los políticos de turno aprovechen nuestro trabajo para poder tener su foto y titular del día (algo que me disgusta, ojo!).
Otra cosa es el tema de las remuneraciones y recompensas, como dice el latiguillo, que un recurso sea abierto tiene más que ver con que sea “Free as in freedom” que con que sea “Free as in beer”, por lo que no quiere decir que no se pueda cobrar un dinero por elaborarlos.
Y otra cosa más es que el crear un macrorepositorio de REA’s, llamarle procomún e implementarlo de una manera poco efectiva sea un gran avance para que la educación se mueva hacia un modelo más abierto, pero todo esto son intereses y dinámicas que no tienen que ver con lo que para mi es la esencia y el motivo de crear recursos abiertos, que es el fomento de la cultura y el conocimiento libres.
Saludos y gracias por el blog!
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