¿Qué pasaría si hoy os digo que, Jordi Martí, la persona que se halla tras este blog y naufraga en algunas redes sociales, se llama Carolina Contreras y, ni es docente, ni tiene hija, ni tan solo escribe ella misma sus artículos o publicaciones? ¿Qué pasaría si hoy os digo que la mayoría de artículos que se escriben aquí están escritos por alguien contratado para que consiga viralizarse este blog? ¿Qué pasaría si os digo que Jordi Martí no es más que un producto de ficción educativa y que, más allá del personaje que se ha creado para conseguir viralización o pasta, no existe, salvo en la mente del equipo que trabaja con Carolina Contreras?

Yo os digo que lo anterior no voy a decíroslo porque es mentira pero, ¿realmente podéis confiar en mí? ¿Realmente me conocéis tanto los que os pasáis por aquí para afirmar que Jordi Martí existe y que es, tal y como él mismo dice que es? ¿Tenéis alguna prueba que ratifique lo anterior? Si hasta os colaron que Carmen Mola era una escritora y solo eran tres hombres escribiendo con un nombre inventado. Y ya no entro en todos aquellos que nos tragamos lo de Ricky Martin y la mermelada. Por tanto, repito la pregunta, ¿podéis confiar en que soy quién digo ser y que defiendo lo que digo defender?

En las redes sociales es muy fácil mentir. Hay personajes, muy conocidos en el mundillo educativo, que son hombres y no han dado jamás clase, que se han creado varios personajes estilo «la vecina rubia». Que, por cierto, a lo mejor ni es rubia. Nos sobran maestros de pueblo sin tiza y racistas, que soltaron «me sobran los gitanos y no sabéis la rabia que les tengo» en pequeño comité que, curiosamente, ahora van de abanderados de la inclusión y del antirracismo. Y ya no entro en aquellos que, para abocar sus frustraciones, aparte de mentir con el personaje, también lo hacen desde otra cuenta B que les permite, en caso de que la A la usen para «venderse», soltar toda su rabia y bilis.

En el mundo digital es muy difícil creerse todo lo que uno dice de él mismo. Incluso, en ocasiones, se miente sin ser consciente de esa mentira. El problema es que cuando uno se ha creado un personaje, al final, en ocasiones puede acabárselo creyendo. Algo que, al menos a mí, Carolina Contreras, me preocupa. ¿O realmente le está preocupando a Jordi Martí? ¿Lo sabes realmente? ¿Sabes realmente quién está tras XarxaTIC? Piénsalo bien. Y no solo en este caso. Piénsalo bien en todos los casos en los que encumbres a determinados personajes por lo que escriben o les escriben acerca de cómo son o, mejor dicho, cómo te venden que son y qué hacen.

¿Qué sabéis de Jordi Martí? ¿Es realmente quién dice ser y piensa, en caso de serlo, realmente en lo que os está contando? ¿No será tan solo un personaje que se ha creado por parte de alguien? Reflexionad sobre ello. Y extrapolad esa reflexión, por favor, a todas vuestras «relaciones» (no solo) digitales.

Aunque no os lo creáis, este es uno de los artículos más serios que he escrito en los últimos tiempos. Por no decir, quizás, el que más.

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