Voy a sacar la bola de cristal de un lugar que no voy a mencionar y, ataviado con mi batín de persona mayor, procederé a enfundarme en el rol de pitoniso para predecir qué nos espera este 2024 en el ámbito educativo. Y sí, tengo las mismas posibilidades de acertar que cualquier horóscopo de esos que pululan por internet. Por cierto, hoy en uno de los que he caído de casualidad, me decía que tenía unas altas probabilidades de ponerme enfermo y perder un billete de cincuenta euros. Así que, por la cuenta que me trae, prefiero no hacerle caso. Además, vamos a ser sinceros, yo soy un experto de la futurología educativa. Sí, al igual que alguno de esos nombres que todos conocemos, que jamás han hollado aula de etapas obligatorias, lo son de paradigmas educativos y de cambios de mirada.
Así pues, sin más dilación, voy a lo que queréis saber todos los que habéis empezado a leer este post… a deciros qué va a pasar en el ámbito educativo este 2024 que en nada va a empezar. Algunas previsiones son muy sencillas de hacer. A otras les he puesto un poco de imaginación. Bueno, mucha.
En primer lugar ya os garantizo que los docentes catalanes van a seguir cobrando el primer sexenio a los nueve años. Sí, lo sé, un sexenio que se cobre a los nueve años no debería de llamarse sexenio. Debería llamarse novenio. Y además garantizo que sus condiciones laborales van a seguir empeorando en mayor medida que en el resto de territorios. Además, después de la reunión de la Consellera d’Educació con la ministra del ramo de hoy, ya puedo intuir dos cosas: la creación de un cuerpo único docente (que englobaría a docentes de todas las etapas) y la posibilidad de la transferencia completa de los docentes, dejando de ser funcionarios del Estado para pasar a funcionarios de la Generalitat. Alguna de las dos cosas caen con bastante seguridad. Al menos es lo que me está indicando la bola, siempre y cuando no la esté mirando al revés.
También se van a prohibir los móviles en todos los centros educativos (no solo en Cataluña) con la misma normativa que hoy en día ya impide el uso del móvil en las aulas para actividades no educativas. Posiblemente se aproveche esa prohibición para incorporar alguna norma más para que el cubata siga sujetándose por un tercero. Yo intuyo que podemos volver a ver la irrupción de la Fundación Bofill en los centros catalanes con un programa que podría denominarse Escola (re)Nova 24. Lo sé. Me estoy centrando en Cataluña, pero es que como solo se habla de esa Comunidad en los últimos tiempos… la bola me está sacando la versión Puigdemont de las predicciones.
Ahora ya voy a lo general. La ministra de Educación va a dimitir para centrarse como portavoz del gobierno. Si no lo hace ella, posiblemente se carguen al segundo de a bordo de apellido muy tabernero. Permitidme un inciso. Sabéis cómo llamaban al alcalde de mi pueblo, en el que residí desde los seis años hasta que me emancipé… «el tres cervesses» (las tres cervezas). Su nombre era Miquel Aguilà Barril. Lo sé. Los nombres y los apellidos los carga el diablo.
Van a aparecer nuevas asignaturas en el currículo. En Murcia ya se han adelantado con una asignatura optativa de Constitución. Creo que se va a extender la idea de crear nuevas asignaturas. Ya no digamos la aparición de nuevos títulos de formación profesional. Entre ellos ya tardan en ofertar el ciclo formativo de influencer. A ver, que nosotros tenemos el de DJ y el de artista fallero. No sería nada descabellado que apareciera esa oferta formativa.
Se va a seguir culpabilizando a los profesores de todos los malos resultados que, seguramente, seguiremos conociendo a lo largo de este año en el que vamos a entrar. Además, mucho me temo y la bola me ratifica después de sobarla con fruición, que se va a implantar un modelo de evaluación, hecho deprisa y corriendo, para los docentes. No me parece mal que se evalúe al profesorado pero, como sucede casi siempre, me temo que va a hacerse mal. Y solo cara a la galería.
César Bona no va a volver al aula. Ken Robinson no va a resucitar. Va a surgir alguna metodología molona que, curiosamente, va a ser defendida por los mismos que ahora defienden otra. Los ponentes de los cursos de formación, con independencia de la temática, van a ser los mismos.
Se va a seguir intentando vender el tema de las inteligencias múltiples y del DUA. Todavía queda negocio ahí y van a seguir estrujando, cambiando lo que convenga cambiar para suplir las carencias de ambos modelos, a lo largo de todo el 2024. Eso sí, la bola me insinúa que, posiblemente, el tema de la inteligencia artificial vaya desinflándose conforme vaya transcurriendo el año y quede al mismo nivel que el flipped classroom o las gafas de realidad virtual.
Van a aparecer nuevos colectivos docentes cuya máxima será la de criticar a todos los que no piensan como ellos. Los colectivos docentes son, al igual que los partidos políticos, los que más se disgregan en determinadas facciones para demostrar el ser los más talibanes en algo. Hablando de talibanismo. El debate acerca de software libre o software privativo ya estará superado. Incluso cada vez se va a hablar menos de la privacidad y el intercambio de datos del alumnado en determinadas plataformas.
Se seguirán criticando las medidas educativas por parte de algunos, según si los que las llevan a cabo son de los suyos o de los otros.
Los debates educativos en las redes sociales cada vez tendrán un menor valor y existirá saturación de tanta herramienta y recurso compartido. Conforme vaya pasando el tiempo irán abandonando más docentes (especialmente los que no hacen negocio del número de seguidores) la actividad en las redes actuales. Podrá ser que migren a otras o, simplemente, desaparezcan de las mismas. Si me tiráis de la lengua, creo que el fenómeno de teachtoker tendrá su punto álgido en el 2024, pero irá bajando a final de año. Y, ahora ya permitidme tirarme al río, creo que Threads puede ser la alternativa a X (antaño denominado Twitter).
Se van a publicar más libros sobre educación que en 2023 y, salvo cuatro que dispongan de mucho apoyo mediático, no van a comprarse por nadie. No van a aparecer, salvo casos muy concretos y excepcionales, nuevos blogs en la blogosfera educativa. Más bien creo que los pocos que quedan van a ir publicando cada vez menos. Lo sé. No es, por ahora, mi caso, pero ya veremos cómo evoluciona el año.
Se van a repetir debates acerca de deberes, disrupción en el aula, aprendizaje basado en proyectos, inclusión y tecnología en el aula. Eso sí, todos esos debates acudiendo, de forma recurrente, a los mismos postulados que este último año. O a los mismos que el año anterior. Y siempre habiendo algunos que moverán la portería para seguir haciendo negocio.
Algunos docentes van a seguir culpando siempre a sus compañeros de todo porque ellos son seres de luz. Habrá insultos, descalificaciones y nuevos adjetivos para taxonomizar al hereje.
Se va a seguir sin contar con el alumnado ni con los verdaderos expertos de la educación. Tampoco se van a tomar decisiones educativas basadas en investigaciones serias. No se va a devolver poder a los Claustros y, posiblemente, se empiece a expandir el modelo de selección a dedo por parte de los directores en los centros públicos. Quizás aparezca la figura de director-gestor, que sería alguien que no haría falta que fuera docente.
La burocracia va a aumentar. Los gurús van a seguir saliendo en los medios. La educación va a seguir siendo un jugoso negocio para algunos.
Espero equivocarme en la mayoría de mis predicciones. Espero que la bola que he consultado esté caducada y que, al final, todo lo planteado aquí se convierta en la misma predicción que hace Sandro Rey cuando le preguntan por cómo está un marido fallecido y les dice que está muy bien de salud y que necesita hacer más deporte. Ojalá sea así. Tenemos un año para comprobarlo.
Y sí. Es el último post de hoy. Creo que ya os he dado bastante la matraca.
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Te sigo desde hace un tiempo. Soy profesor de física y química de secundaria y he sido director durante 15 años. Estoy contigo al 100 × 100
No sabes lo que me apetecería equivocarme en mis predicciones…