La vuelta a las aulas va a generar, más allá de lo que supone empezar en una situación desconocida y compleja por culpa de la pandemia que nos azota, una situación muy complicada en cuanto al tratamiento que se va a dar a determinados docentes. Hay, desde siempre, una sola solución para los docentes que, en casos como el de ahora y teniendo patologías previas o situación de extremo riesgo para su salud, que hacen imposible su trabajo presencial: la baja laboral.

¿Por qué no aprovecharnos de estos docentes que, profesionalmente son muy válidos pero que, por no ofrecerles alternativas laborales alejadas de los focos de contagio, se ven obligados a estar en casa parados, sin aportar nada a la educación y, simplemente, esperando que la situación escampe? ¿Por qué no ofrecerles la posibilidad de tener otro tipo de funciones, sin necesidad de que, con dinero público se pague su sueldo estando de baja y el sueldo del docente que les sustituya, perdiendo el dinero que se está usando en esa baja? Joder, con lo justos que vamos de pasta, ¿por qué no darles alternativas? Y, por si a alguno no le viene ninguna alternativa a la cabeza, ya me pongo yo a dar algunas que, a mi entender, son tan positivas para el propio docente «con problemas» (que no se ve obligado a vegetar y sigue activo) y para el propio sistema educativo. Así pues, vamos a ello…

Una alternativa sería usar a estos docentes que, por determinados motivos no puedan acudir a dar clases presenciales, para gestionar las aulas virtuales de sus asignaturas. Ya que serán muchos los centros que hacen turnos alternos con su alumnado y, para no sobrecargar a los docentes que van a encontrarse en el aula, podríamos usar a estos docentes para que gestionaran, en sus centros, las aulas virtuales de su asignatura (en Secundaria) o la gestión de las páginas webs de sus centros (añadiendo en las mismas toda la información relevante para alumnado y familia e, incluso llevando a cabo las tareas de publicación de «tareas» para esos días en los que el alumnado no pueda acudir). También podrían ser el enlace entre el centro y las familias. Para lo anterior, podrían, por ejemplo, gestionar un correo electrónico de contacto. Ya veis que todo lo anterior puede hacerse desde casa.

Se puede también plantear equipos multidisciplinares de varios docentes en esta casuística (que estarían de baja por riesgo grave para su salud, pero sin otras causas) para que elaboraran materiales didácticos. Se podría aprovechar para preparar todos los materiales de todas las asignaturas y ofrecer, en una plataforma abierta, esos recursos. Aparte de preparar materiales, se podría establecer un modelo colaborativo para preparar proyectos, recopilar recursos que haya en la red (filtrarlos y taxonomizarlos) y hacer el tan soñado banco de recursos que tanto necesitan los docentes.

Podrían encargarse de la atención del alumnado en riesgo, de hacer llegar a ese alumnado las actividades, gestionar las peticiones de equipos informáticos para familias vulnerables e, incluso, servir de apoyo a los equipos directivos para cualquier función burocrática que les suponga una sobrecarga. Con todo lo que van a tener que lidiar este curso, sería descargarlos de la faena más farragosa del asunto.

Hay muchas alternativas que pueden darse a los docentes que, por motivos de enfermedades crónicas o edad, estén en un grupo de riesgo que les impida desempeñar presencialmente su trabajo. Otra cuestión es que sea más cómodo darles la baja pero, habiendo de dos a cinco docentes en esa casuística por centro, ¿no sería mejor aprovecharles profesionalmente que darles una «paguita» y enviarlos a casa sin nada que hacer? Incluso ellos lo agradecerían porque, sinceramente, no hay nada peor para un profesional que ningunearlo.

Es por dar ideas…


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