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Previamente al cacharro y a la herramienta TIC

Son muchos los centros educativos que están intentando llevar a cabo un proyecto educativo mediado por las TIC con su alumnado. Centros que, en muchos casos, optan por seguir la estrategia de dotar de equipos individuales (sean portátiles o tabletas) y pensar que gracias a ello la competencia digital va a aparece por ciencia infusa.

Creo que lo anterior es un error. No tiene ningún sentido seguir dotando de cacharros y herramientas TIC a los chavales sin tener claros unos condicionantes previos. Seguir apostando por la tecnología sin aprender de los errores cometidos es algo que no debería hacerse. No es lo mismo ver cómo te venden las empresas un determinado modelo educativo basado en TIC que usarlo en el aula. Hay demasiados factores a tener en cuenta. Hay requerimientos previos que no debemos obviar.

Previamente al cacharro y a la herramienta TIC debemos…

  • Pensar a quién va dirigido y qué pretendemos obtener. No tener claro el objetivo de esa implantación o hacerlo por un falso sentido de la innovación es caer en un error. También se podría cuestionar a quién va dirigido… no es lo mismo implantar tecnología educativa en etapas iniciales de aprendizaje que en una Formación Profesional. No es lo mismo la ESO que el alumnado de infantil. Las necesidades no son las mismas.
  • Pensar en la capacitación y formación del profesorado. Dejar caer los cacharros o herramientas y pensar que la formación que nos van a suministrar va a permitir que el profesorado de nuestro centro, por inspiración divina, va a ser capaz de manejarse con los mismos es un error. La formación y capacitación del docente siempre ha de ser previa a cualquier desembarco de tecnología en el aula incluso que la misma se retrase. Y, en caso de realizarse en el mismo momento, se ha de tener estrategias de intervención muy claras y mucho presupuesto detrás.
  • Mirar alternativas y darse una vuelta por los centros en los que se están usando esos cacharros. No es lo mismo una conversación rápida o una visita a un centro educativo donde te enseñen “lo bonito” que es lo que están haciendo en algunos grupos concretos que hablar sobre el día a día de ese uso de las TIC. Se ha de ver mucho. Se ha de acudir a muchos sitios. Se ha de hablar con mucha gente.
  • Tener muy claro que el proyecto debe tener largo recorrido. Implementar las TIC para ver cómo funcionan debe descartarse por motivos obvios. Si nos metemos en un proyecto, una vez realizada una buena planificación previa del mismo, no podemos bajarnos al mínimo inconveniente del carro.
  • Implicar al Claustro y al resto de actores que intervienen en el sistema educativo. Sin un Claustro y comunidad educativa unidos en el tema no se va a poder avanzar. Convencer es importante. Permitir que los que tienen dudas sobre el proyecto puedan aportar sus miedos y reticencias, también. Cuando se implanten todos debemos remar en la misma dirección. Con marineros que remen en dirección contraria el fracaso está asegurado.
  • Ofrecer toda la información a las familias. Nada de vender lo maravilloso del proyecto. Vender la realidad. Expresarles las dudas y miedos que pueden surgir. Pedir implicación. Y, por qué no… capacitar digitalmente a los padres desde los propios centros educativos.
  • Desterrar la idea de que lo que ha salido bien en otro centro va a salir bien en el nuestro. Hay muchos factores que, por muy buenas intenciones que pongamos, van a llevar la implantación hacia el éxito o fracaso. Porque salga bien en un centro no significa que pueda exportarse a otro. Eso sí, algunos de los problemas van a ser los mismos.
  • Tener claro que se debe abandonar determinados modelos y adaptar otros. Usar las TIC para hacer lo mismo de antes no tiene ningún sentido. Usar libros de texto digitales como único recurso es algo que lleva a cualquier proyecto educativo mediado por las TIC al fracaso más absoluto. Usar las TIC para complicar la vida al alumno y al docente es un gran error. El ejemplo más claro lo tenemos en esos centros educativos que usan iPads con su alumnado para enseñarles a hacer sumas mediante una app. No es que sea surrealista. Es que es estúpido.
  • Establecer quién va a ser el encargado del diseño de los materiales (¿se van a hacer en el centro por parte de los docentes?, ¿se van a coger recursos libres que existen en la red?, ¿se va a contratar una empresa que los suministre?, etc.).

Y, lo que es más importante, nada de comprar un cacharro o decidir usar una plataforma porque nos entre bien por los ojos. Analizar con mucho cuidado quién es la empresa que se halla tras lo anterior, buscar opiniones en internet sobre la misma y, tener muy claro que, lo que debemos procurar aparte que sea bueno lo que escojamos, es que sea asumible económicamente por los padres de nuestros alumnos o por parte de la administración educativa (en caso de hacerse vía presupuesto público). Mantener un equilibrio entre calidad y precio se hace imprescindible.

Unas líneas sobre mi opinión personal de cómo llevar a cabo, con ciertas posibilidades de éxito (seguro que van a surgir muchos inconvenientes que no se han previsto), una implantación TIC en un centro educativo. Eso sí, como siempre digo aunque me repita, la clave es tener grandes profesionales, que sepan mucho de lo suyo, que haya un modelo de formación/capacitación bien diseñado y un roadmap muy claro. Un ceporro con iPad no deja de ser un ceporro 🙂

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