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¿OTAN o Pacto de Varsovia? Yo me quedo con Suiza

Todos los planteamientos educativos tienen su necesaria reacción. La existencia de un bloque, consolidado y muy duro contra quienes no piensan como ellos, obliga a la existencia de otro bloque que, a su vez, tenga el mismo modelo de funcionamiento que el primero.

Esto lo dice muy bien Toni Solano en su tuit…

Fuente: https://twitter.com/tonisolano/status/1596633934992793600

El problema fundamental es que la persona que lo dice es una de las que está en un determinado bloque. Yo he asistido tanto a ensalzamientos de un modelo pedagógico como otro. He asistido a enardecidos discursos de los dos bandos porque, no lo olvidemos, en educación, al igual que en la sociedad, todo es cuestión de bandos. Y de modelos de reacción frente a una acción.

Me acuerdo del primer congreso Novadors que fui en la Comunidad Valenciana. Todo era TIC. Todos los docentes que no usaban las TIC o entendían una manera de ver la educación eran malos. Y, curiosamente, los mismos que promovían todo el tinglado son los mismos que han ido copando cursos de formación del profesorado, prensa y redes sociales. He comprado ese discurso. No me arrepiento de haberlo hecho. Era un momento profesional en el que necesitaba comprarlo. Necesitaba creer en magia para poder solucionar mi aula. Ha pasado más de una década de lo anterior. He ido evolucionando.

El discurso único, salvo determinados francotiradores, hasta hace unos pocos años era siempre el mismo. Eran los mismos los que gestionaban qué y cómo se debían hacer las cosas en educación. En los púlpitos siempre te encontrabas las mismas personas. Repito, no es algo exclusivo de la educación. Ha sucedido en el ámbito político en los últimos años. Del discurso único con matices han surgido un montón de reacciones. Reacciones convertidas en partidos políticos. En el ámbito educativo esas reacciones se han convertido en asociaciones. Y, curiosamente, los primeros son los que han creado las segundas. La OTAN creó el Pacto de Varsovia. Fue una reacción de defensa de unos países frente a otros. En las hemerotecas podemos encontrar cientos de casos así.

Ahora han aparecido los reaccionarios. Entiéndase como reaccionarios, no lo que se nos intenta vender, y sí como una reacción frente a determinados discursos. Y contra los reaccionarios no se puede luchar con purpurina. Así que los de una determinada manera de entender la educación se han radicalizado. Y los otros se han radicalizado para oponerse a la radicalización de los primeros. Bloques cada vez más homogéneos e impenetrables. Necesitan que no haya ni un solo resquicio. Bloques de la educación A frente a la educación B. Insultos continuos, descalificaciones a la mínima y búsqueda, de unos y otros, de cualquier patinazo de los del bloque contrario para poder decir… “veis qué malos que son los otros”.

Yo me he montado una Suiza educativa particular. Como buen catalán me encanta la neutralidad (que no implica ser neutral) de ciertos modelos. Lo sé, Suiza es un mal ejemplo para muchas cosas pero, si lo circunscribo a mi idea de la educación, me encanta las posibilidades que ofrece. Estoy hablando por el tema de los bloques. No hablo de irme ahí ni a trabajar ni a vivir. Me encanta el chocolate, pero prefiero la paella. Y el clima del Levante valenciano no lo cambio por nada del mundo. Creo que me explico.

Las redes sociales y los medios están vendiendo bloques que prácticamente no existen en las aulas, pero que interesa que lo hagan. Están encumbrando a determinados personajes que, curiosamente, ni aportan nada a la educación, ni han aportado jamás ningún tipo de ayuda a los que estamos a pico y pala. Eso sí, han vestido todos un bonito discurso. Han hecho proyectos para venderse. Y algunos, los “trinkers” (patentaré la palabreja), están sacándose una pasta con el búnker educativo que se han montado.

Lo de viralizar la OTAN o el Pacto de Varsovia como algo útil para la sociedad es muy estúpido. Los bloques, también en el ámbito educativo, a lo único que ayudan es a bloquearse. Eso sí, siempre es bonito encontrar a alguien que piensa como uno. El problema es que ese pensamiento, por desgracia, obliga a ser comprado en su totalidad. Y algunos, aunque nos guste más un discurso educativo que otro, no podemos menos que observar la deriva de muchas cosas.

Eso sí, todo mi apoyo a los reaccionarios de uno y otro bando porque, al final, me están dando una alternativa a la triste y descorazonadora actualidad informativa. Seguid con vuestros zascas y contrazascas. Yo me lo estoy pasando muy bien. Y la fábrica de palomitas que lo estaba pasando mal con la coyuntura económica actual, gracias a este tipo de sesudos debates educativos, no va a cerrar.

Hay profesionales fantásticos en todos los bloques. El problema es que, los que hemos hecho bastantes tentes y, posteriormente legos, en nuestra vida, sabemos que necesitamos de piezas muy diferentes para conseguir acabar de construir el barco.

Seguro que la opinión de alguien que da tantos bandazos educativos no sirve de nada. Pero, como mínimo, mientras siga teniendo este blog y ganas de escribir sobre mi ámbito profesional, seguiré hablando libremente de ciertas cosas. Siempre, claro está, reconociendo que puedo estar (muy) equivocado. Disfrutad del domingo.

Como estoy haciendo en los últimos artículos, os recomiendo mi nuevo libro sobre educación para mayores de dieciocho, “Educación 6.9: fábrica de gurús”. Lo podéis adquirir aquí (en versión digital o papel) o en ese pop-up tan molesto que os sale. Y sí, me haría mucha ilusión que fuera uno de los diez libros más vendidos sobre educación este curso. 😉

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