No sé cómo hay docentes, o personas relacionadas con la educación, que todavía no vean ciertas cosas. No me cabe en la cabeza que haya personas, supuestamente formadas e informadas, que sean incapaces de analizar la deriva educativa, los motivos de la misma o que, incluso defiendan abiertamente la mercantilización de la educación. Siempre he dicho que es lícito hacer negocio con la educación. No es un campo, dentro de un contexto capitalista, que no pueda estar sometido a ser explotado en parte. Eso sí, de ahí a que dicha mercantilización esté acabando con un determinado modelo educativo para llevarnos a algo que, al menos para mí y para cualquiera con dos dedos de frente, tiene muy poco que ver con lo que hasta hace unas décadas era formación y aprendizaje gestor de futuros aprendizajes, me preocupa. Un inciso importante: lo de antaño no era maravilloso y me guardaré mucho de sacralizarlo en su totalidad.

Existe una campaña orquestada por varios medios (tanto públicos como privados) para vendernos un modelo educativo que tiene muy poco que ver con la educación. Avalado por chamanes y pedagogos del régimen. No olvidemos que educar para el mercado es ideológico. Y educar para el mercado, diciendo que lo haces para que el alumnado sea más crítico, es totalmente hipócrita. Es que no hay por dónde cogerlo. Lo de abrir los ojos algunos no lo llevan bien. Lo de quitarse sus gafas, con las que solo ven a los suyos, tampoco.

Va, vamos a hacer un juego. Cerrad los ojos y escuchad lo que se dice en el siguiente vídeo que aparece en el tuit (dad clic encima de la imagen para ir al mismo).

Fuente: https://twitter.com/telediario_tve/status/1532806890840793091

¿Lo habéis oído ya? Un instituto sin exámenes, con clases al aire libre, sin asignaturas, muchos docentes en el aula,… y así hasta un largo etcétera de cuestiones. Eso sí, volved a cerrar los ojos y quedaos solo con algunas cosas que se dicen: sin pupitre (o sea, sin lugar fijo de trabajo), organización del espacio, todo práctico, creación y construcción de los espacios de trabajo, no importa saber, importa el hacer (léase producir), mezclan música e inglés (contenidos se funden), trabajo en exclusiva por proyectos, cada cuatro semanas cambian de proyecto (rotación empresarial), objetivo es hacer productos, no tienen que llegar igual a la meta (unos aprenden una cosa y otros otra), ser todos uno (eliminación de la individualidad), etc.

¿Os suena lo anterior? Pues sí. Si lo trasladamos al mundo empresarial oiríamos lo mismo. Claro que soy un exagerado me diréis algunos. Claro que la OCDE y los mercados malignos en los que pienso no están influyendo en la educación. Que lo de las competencias es muy sano y todo lo que engloba ese concepto esotérico es para mejorar la educación. Que no se puede dar clase como antes de internet. No hacen falta alforjas porque los que están arriba, curiosamente educados en otros modelos educativos, ya nos van a dar qué debemos usar y decidirán cómo debemos usarlo. Y ya estaremos condicionados con una educación competencial, del hacer frente al saber, de la adaptación al modelo laboral mediante roles que ya nos habrán inculcado con el ABP y con una creación de consumidores acríticos de productos. Claro que hay gente que sabe tocar un instrumento sin saber leer una partitura. ¿Es eso lo que queremos? ¿Queremos una educación musical basada en que toquen la segunda tecla, después la octava y finalmente la tercera o, que puedan leer música y saber algo de su historia, además de escuchar música que jamás oirían en sus casas?

Por cierto, para aquellos que todavía no queráis ver, a ver si esto os abre los ojos de una vez… Sí, es el instituto del reportaje.

Fuente: https://educaciodema.cat/qui-es-qui/institucio/institut-jaume-cabre

Lo pone bien claro en su propia definición como centro educativo: “Nos inspiran los 7 principios del aprendizaje de la OCDE”. Así que, por favor, dejaos de discursos pobres para defender estas cosas. Entiendo que algunos estéis bloqueados por vuestras creencias educativas pero, es que a estas alturas de la película no querer verlo, lo único que demuestra es que, o bien sois parte del problema o bien tenéis un problema.

El impulso, tanto político como mediático, que están recibiendo ciertas prácticas educativas no tienen nada que ver con la mejora educativa. Tienen que ver con la consecución de unos criterios, muy bien marcados por una entidad económica, tras la que subyace un determinado modelo ideológico. Los publirreportajes educativos, apoyados por ciertos gobiernos de colores variopintos, no son neutros. Son solo el objetivo final, dentro de una determinada agenda, para cargarse, en aquellos países que se lo permitan, lo poco que les quedaba de ascensor social y pensamiento crítico.

Finalmente para aquellos que digan que estoy equivocado. Que la culpa es que gente como yo defiende que se enseñe Viriato en Primaria, tan solo decirles que deben inventarse muchas más cosas antes de vender una escuela que no existe para imponernos su mercado neoliberal y muy competencial.

Fuente: https://twitter.com/crendueles/status/1535326540715724803

Que sí, que Viriato aparece en el currículo pero, como dijo alguien ayer, ya es mala suerte que a su hija, con 9 años, le hayan obligado a aprenderse en inglés el personaje de Viriato. Por cierto, comparar un hecho histórico con una película de ficción ya indica mucho de la concepción educativa que pretenden algunos. Y como no tienen nada más argumentos para defender su modelo educativo que luchar contra molinos pensando que son gigantes, se obligan a jugar al invent permanente. O, en caso que ese invent pueda ser real, usar una excepción para generalizar.

Otra cosa que también me sorprende es que los inventores de Viriato y Los Reyes Godos se callan cuando el alumnado de Primaria se pasa, curiosamente, tres meses íntegros de su aprendizaje haciendo un proyecto sobre pirámides que, curiosamente, pasado unos años les preguntas y ni tan solo saben qué es una pirámide. Y pasa. En este caso sí que es algo verídico porque esto de hacer “proyectos inútiles” está cada vez más implantado en Primaria y trasladado, por parte de algunos, de forma generalizada en determinados centros innovadores. Se vende muy bien cara a la galería pero, al final, la realidad es que la cantidad de horas que se detraen de otros aprendizajes es brutal. Pero no me hagáis caso. Es que hoy debo haberme levantado con mis gafas de docente rancio. O quizás, en mi caso y en el de muchísimos de mis compañeros y personas interesadas en la educación, sean solo gafas que me permiten poder ver sin añadir ningún filtro extraño.

Nada. Cuando no hay posibilidad de que algunos se quiten las gafas o dejen de tomarse el soma que les han vendido en cápsulas competenciales, con muchas luces, demasiados geniallys y tropocientos kahoots, ya puedes darles pruebas, que hasta son capaces de creerse que la Tierra es plana. El problema es que algunos de estos con gafas suben a determinados púlpitos, son aplaudidos por algunos docentes y, por desgracia, se enfundan en una falsa experticia.

Disfrutad del domingo. Hoy, en mi caso, por motivos personales tampoco toca paella. Eso sí, por suerte todo lo que debía solucionarse se ha solucionado bien. Ya queda nada.

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