En estas Navidades se ha contagiado de covid todo quisqui, sin vacunar o vacunados con todas las dosis habidas y por haber. Hablas con amigos y compañeros de profesión, ves la gran cantidad de tests de «embarazo» que se publican en las redes sociales o, simplemente acudes a los números oficiales de las administraciones sanitarias y te das cuenta que, por lo visto, cerca de un 10% de la población ha pasado estos días la enfermedad.
Y toca volver a las aulas. Aulas masificadas en las que el virus va a campar a sus anchas. A ver, que el virus no se queda en la puerta de los centros educativos por tener alergia al aprendizaje. Si alguno se cree lo anterior es que tiene muy vacío el receptáculo ese de encima de las cejas. Al igual que si alguno se cree que las medidas sanitarias que se están tomando en éste y otros países son serias. Es que no lo son. Además, por suerte, la tasa de letalidad, según indican médicos de salud pública (los tenían bastante escondidos o escondidas sus declaraciones) es inferior, debido a la evolución del virus y/o a las vacunas, a la de una gripe o cualquier otra enfermedad respiratoria. Por cierto, letalidad significa número de personas que mueren en función de personas contagiadas. No implica número de fallecidos totales.
No me preocupa especialmente contagiarme ni que se contagie mi alumnado. Me preocupa la inexistencia de medidas educativas (que no sanitarias, porque como os he dicho ahora ya no se están tomando medidas sanitarias en ningún ámbito laboral). Me preocupa que la única medida sea la que dijeron ayer de confinar aulas enteras si hay más de cinco alumnos con covid o confinados por contacto estrecho (ahora tampoco nadie sabe qué es y qué no contacto estrecho o si deben confinarse). Añadiendo, claro está, que intentarán enviar sustitutos lo más pronto posible cuando falle algún profesor por estar contagiado. Nos vamos a contagiar todos con esta variante. Es de sentido común hacerlo. Lleves o no mascarilla, salgas o no salgas de casa, mantengas o no las medidas sanitarias de un laboratorio científico de nivel de bioseguridad 4.
Por tanto yo creo que las medidas para la vuelta al cole, en lugar de ser dignas de Faermino y Cansado, deberían hacerse con sentido común. Y el sentido común indica que no debería confinarse ningún aula (es que decir que con cuatro alumnos contagiados no se confina y con cinco, al igual que las mascarillas en exteriores, son medidas imposibles de defender), incorporar personal sanitario en los centros educativos (no por el covid, pero sí que podemos usarlo como excusa para incorporar ese personal tan esencial e imprescindible), reducir ratios, aumentar el personal de limpieza (y de paso aumentarles su paupérrimo sueldo), plantearse nuevas construcciones de centros educativos y revisar todas las infraestructuras y, finalmente, hacer una evaluación del sistema para que nuestro alumnado tenga más condiciones sanitarias que un animal en una macrogranja.
Un par de detalles que no querría dejarme en el tintero, ¿alguien ve lógico que te den la baja por teléfono, simplemente diciendo que has dado positivo en un test de antígenos? ¿Alguien ve lógico que no se hayan tomado medidas sanitarias para reforzar la atención primaria, salvo puro maquillaje en algunas Comunidades, a lo largo de la pandemia y que siempre se pida aumentar la «tensión y vigilancia» a los ciudadanos culpabilizándolos de la expansión del virus? Yo no pero, visto lo visto y las palabras de muchos señalando a las personas, en lugar de señalar la inacción de los que gestionan las cosas, creo que soy rara avis.
Disfrutad de este fin de semana. El lunes a clase sin miedo y, esperando, al menos en mi caso, que nadie tenga que hacerme guardia porque, si ni en el período de pandemia más grave se han efectuado las sustituciones rápidamente, imaginaos en estos «últimos» coletazos de la misma.
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